Sonríe sobre mis labios, pero no dura mucho la sonrisa, ya que se convierte en otro beso.
Amo esto.
Cortamos el beso y hundo mi nariz en su cuello, su aroma masculino me engatusa.
—Tú aroma me fascina.
—Eso debería de decir yo —me abraza, pero tratamos de que nuestras zonas íntimas no choquen, pues somos muy jóvenes para tener bebé.
—Audrey.
—Uhm —sus hermosos ojos verdes que parecen una esmeralda me miran.
—¿Quieres ser mi novia?
Mi corazón late tan rápido que podría dar la vuelta al mundo en cuestión de segundo.
—Si, si quiero ser tu novia —nos besamos hasta quedarnos sin aire.
—Termina con Stefan, tú solo eres mi novia.
—Lo haré, ya tengo la escusa perfecta.
—Como te amo, Audrey.
—También te amo, Bastian.
Hay momentos que valen la pena repetir una y otra vez, porque siempre te harán feliz.
[***]
—Audrey
—Dime.
—No es nada.
—Dime Bastian, o me voy a enojar —acaricia mis labios con sus dedos.
—Quería preguntarte si te querías bañar conmigo, pero recordar que a ti te gusta bañarte sola.
—¿Cuándo yo dije eso? —si me acuerdo, pero yo si me quiero bañar con él.
—Cuando me pateaste el trasero —ni como negarme.
—Como dice Thalia: "pero no me acuerdo, no acuerdo, y si no acuerdo no pasó, eso no paso" —digo cantando y él ríe.
—Vamos a bañarnos.
—Si —le doy un beso ante de ponerme de pie.
Me pongo de pie y me percato del semen que todavía sigue en mi abdomen, veo una camisa de Bastian, la agarro y me limpio. En clase de sexología dijeron: "con que un poco de semen caiga en la vagina, puede provocar un embarazo". Todavía no quiero tener un mini Bastian.
—Que preciosa, si todos los días al despertar te viera así, créeme que a clases no iría —pasa la lengua por sus labios.
—Pues yo te haría ir jovencito.
—Ven —camino hacia él.
Bastian me agarra suavemente del brazo y me sienta en su pierna.
—Audrey, ¿vamos a mantener nuestra relación a escondida?
—Considero que sí... Bastian, falta algunos meses, bueno, mucho meses para cumplir los 18 años, podemos mantener nuestra relación a escondida hasta que sea mayor de edad... No quiero que mamá me aleje de ti, ella tiene su carácter.
Por su cara sé que no le agrada la idea, pero sé que mamá se opondrá por lo que solo tengo 17 años.
—Está bien, aunque no sé de mi agrado mantener nuestra relación a escondida por ti lo haré.
—Gracias.
—Te amo, Audrey... No quiero que nada, ni nadie me aleje de ti.
—Te amo —nos besamos.
Mamá es muy a lo antigua, ella inclusive llegó virgen al matrimonio, y quiere lo mismo para Amira y para mí.
Bastian me toma bien entre sus brazos y camina hacia el baño, mientras nos comemos a beso.
Bastian me baja al llegar a la ducha, prende la llave y el agua cae en nuestros cuerpos. Me pega a su cuerpo y nos comenzamos a acariciar.
Haciendo memoria, Bastian me ha dado placer con sus dedos, su lengua y su pene, y yo he disfrutado de todo eso, pero yo a él no lo he atendido bien; solo lamí su pene, y nada más.
—Bastian.
— dime.
—Yo no soy muy experta, pero haré lo mejor que pueda, si te lastimo me dices.
Me mira algo confundido, pero enseguida comprende mi comentario.
—Nada más dejaste llevar —asiento con una sonrisa.
Comienzo a baja por su cuerpo, mientras con mis manos acaricia sus pectorales, sus abdominales, y bajo más hasta quedar de rodilla en la fría baldosa. Frente a mí tengo a lo que me hizo ver estrella del placer. Con algo de temor lo agarro, y comienzo a masturbarlo.
—Audrey —muerdo mis labios.
—Te gusta Bastian.
—Ya sabes mis respuestas —comienzo a hacer movimientos más rápidos.
Pasan uno par de minutos y disminuyo la velocidad para llevar su pene a mi boca, tengo miedo porque no quiero lastimaron por mi falta de experiencia. Lo comienzo a lamer y lo introduzco lentamente a mi boca.
— Audrey —gruñe. Su rostro refleja puro placer, sonrío y sigo haciendo mi trabajo.
Algo que se me complica es el tamaño, pero nada es imposible en esta vida. Me introduzco más su miembro y lo saco rápidamente, ya que me dio arcada porque me lo metí mucho.
—¿Estás bien...? —pregunta preocupado.
—Ya no seré muy golosa —ríe.
—Poco a poco aprenderás.
—Espero aprender rápido —agarro su miembro y lo llevo a mi boca de nuevo, esta vez procuro no metérmelo mucho.
[***]
Me ha encantado bañarme con Bastian. Después de que se vino en mi boca, nos comenzamos a bañar. Él lavó mi cabello, me enjabonó el cuerpo y de paso aprovechó para hacer sus cosas ricas. Después secó mi cabello, amé cuando me ayudo a poner el brasier y lo que más he amado es que me ha peinado y me ha hecho un moño alto, todo virado, pero el detalle es lo que cuenta.
Me termino de poner la blusa y lo miro, su sonrisa me contagia. Me acerco a mi novio, rodeo su cuello para besarlo hasta quedarme sin aire.
—Hueles a mí —jadeo sobre mis labios.
—Si, me gusta mucho oler a ti... Bastian, ¿a que hora es?
—6:30 pm—abro mis ojos más de la cuenta; mi madre llegará en pocos minutos.
—Ya es tarde, tu mamá y mi mamá llegarán pronto —manifiesto algo preocupada.
—¿Por qué no viniste más temprano? —me pega más su cuerpo.
—Bastian, salí de casa a la 5 de la tarde, hemos estado una hora y media juntos, por este día creo que es suficiente.
— para mí no lo es.
—Tenemos muchos días más para estar juntos —le doy un pequeño beso sobre sus labios—. Ahora me voy a mi casa, Amira debe de estar enojada porque la he dejado sola.
—¿Amira no le dirá nada a la señora Micaela?
—No... Ya es tarde, tengo que irme.
—Te acompaño hasta la puerta.
Salimos de la habitación, tomados de las manos. Al llegar a la puerta me agarra de la cintura y me roba un beso que me deja sin aire en los pulmones.
—Bastian —digo agitada.
—Me encanta estar junto a ti —roza sus labios con los míos.
—A mí también.
Me va a besar de nuevo, pero el sonido del auto lo detiene. Me separo de él, abro la puerta y mi alma se alivia al ver a Ethan.
—Me voy
—Más tarde te escribo —muerde sus labios.
—Está bien —me guiña un ojo.
—Te amo, preciosa.
—También te amo —salgo de la casa muy contenta.
—Hola de nuevo, Audrey.
—Hola y Chao —digo muy feliz de la vida.
—Chao —sonríe.
Corro hacia la casa e ingreso bien tranquila, ya que mamá no ha llegado.
—Voy donde Bastian a decirle algo del trabajo grupal que tenemos que hacer —me imita—. ¿Vas a demorar? —agrega—. No mucho —me vuelve a imitar—. ¿Desde cuándo tan estudiosa la niña?
Yo con Amira salgo perdiendo. Mi hermana me mira de pie a cabeza. Se acerca a mí y pone las manos en mis mejillas, arrisca su nariz y me mira fijamente; tengo miedo.
—Piel fresca, cabello recién seco, shampoo de hombre, nada que ver con tu shampoo que es olor a cerezas... ¿Qué estuviste haciendo, Audrey Montesinos?
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Editado: 12.07.2022