P.O.V LISA WILLIAMS
Correr.
Eso resume mi vida, debo correr o me caza,si me cazan no hay escapatoria para alguien como yo, una Omega. El mundo ha cambiado demasiado, no debes confiar en nadie, menos en un alpha, ellos son los peores.
Todos me buscan, por esa tonta profecía, que, aunque es cierta, solo convierte al mundo en un caos, ni los humanos se han salvado de este caos, los pequeños pueblos han sido tomados por manadas, al menos para las grandes ciudades aún somos desconocidos. Pero eso no evita que tal vez un día sabrán sobre el mundo mágico.
Volviendo a la profecía, lo que marcó un antes y un después, hace años, se dio a conocer la existencia de una Omega con grandes dones, que podría poner el mundo mágico a sus pies o de cualquier otro, lastimosamente, los Alphas de diferentes manadas vieron eso para poder convertirse en el más poderoso haciendo esto de una cacería de omegas.
Cazan a todos los omegas que encuentran, si los llevas a los Alphas obtienes una recompensa. Si un Omega es atrapado no tiene ninguna salida, si no es el Omega que buscan, lo matan o lo usan, y no sé qué es peor.
Camino por el bosque, intentó no dejar rastro de mi olor porque tomo pastillas para ello con el miedo de que pueda dañar a mi loba, espero que no pase, pero se me acabaron, así que debo de ser cuidadosa. Además, debo de tener cuidado de no ir más allá para llegar a territorio de la manada cercana.
Me detengo a escuchar un silbido , iba tan concentrada en lo mío que no escuché las pisadas de alguien más, a unos metros de mí hay dos hombres grandes y musculosos, ambos sonríen al notar que ya los vi.
Esa sonrisa asquerosa, la odio. Es una sonrisa que promete una condena para ti
- Mira lo que tenemos aquí - dice uno de ellos, ambos se acercan y yo retrocedo, eso solo los hace reír.
-El camino se acaba - dice el otro tipo cuando choco con un árbol, trago saliva nerviosa - conseguiremos una gran recompensa - se pasa las manos por su bolsillo - Gracias por cruzarte con nosotros, linda.
-Aunque antes, podríamos hacer algo más ¿No crees, Charlie? - lo dice mientras me mira de arriba hacia abajo, no puedo huir, no conozco el bosque del todo en esta zona y menos donde inicia la manada, aunque si corro y llegó a esa manada podría pedir ayuda…
O ellos también me pueden condenar.
- Oh, no, no, linda - ambos ya están cerca de mi - no escapas de nosotros.
El tal Charlie me toma del brazo con fuerza, que suelto un gemido de dolor.
- Suelta me - pido pero eso solo los hace sonreír.
- ¿Por que haríamos eso, linda? - Charlie me tira del brazo con fuerza, provocando que caiga al suelo de rodillas -Yo seré el primero en probar esa linda boquita.
-¡Oye! Claro que no - discute el otro hombre - ahora yo debo ser el primero.
-Lo serás la próxima vez James.
-Eso dijiste antes.
Antes que pueda hacerme algo más, busco una piedra con mi mano mientras ellos discuten de quien será el primero, ni siquiera notan mis movimientos, levantó la roca y con toda la fuerza que tengo golpeó con ella la entrepierna de Charlie, él grita del dolor y me apresuró a levantarme para correr, correr y correr.
-Atrápala.
Corro como puedo, pero no llego muy lejos sin que el otro tipo se me hace encima desde atrás, caigo al suelo golpeado me el rostro.
- Maldita perra - dice mientras me da vuelta y se coloca encima de mi para golpearme el rostro, escucho los gritos de dolor de Charlie.
-Mas te vale, darle una buena paliza - dice Charlie agitado aún por el golpe.
Suelto gemidos y gritos de dolor, mi rostro duele, arde... pero no puedo hacer nada. Mi vista se torna borrosa, no puedo ver casi nada por los golpes.
Dejo de luchar con mis manos, las dejo caer a mis costados. ¿Así será como acabe?
Si es así, al menos los demás no sabrán quién soy, pero aún así mataran a todos los omegas hasta que se den cuenta.
Siento como el peso del hombre que está encima de mi es quitado abruptamente, suelto un grito de dolor, las lágrimas caen.
Siento unas manos tibias tocar mi cabello - Por favor, no cierres los ojos, ya estoy aquí.
Es una voz ronca, no puedo oler bien, así que no sé si es un alpha o un beta. Solo escucho como le ordena algo a otra persona.
- Mantente despierta, por favor - vuelve a pedir, yo solo lloro por el dolor.
- Duele - me quejo.
- Lo sé, lo sé, yo te ayudaré - puedo sentir su tibia mano pasar por los mechones de mi cabello - solo debes estar despierta - vuelve a decir.