Einar quería estar conmigo la mayor parte del día, me ayudaba a llevar mis cosas y me acompañaba a todos lados. No quería dejarme sola en ningún momento. Tanto que ya me había acostumbrado nuevamente a estar con él.
— No podre acompañarte mi madre necesita que la ayude —Einar se despidió dándome un beso en la mejilla— ¡mándame un mensaje cuando llegues a casa!
Lo mire sorprendida y a la vez me sonroje por la actitud que tenía últimamente hacia mí.
<<Me sonroje por Einar>>
— No te preocupes —dije sonriente.
Seguí mi camino a casa a paso lento observando todo a mi alrededor, me detuve en el parque y me recosté en el césped. Los árboles, los pájaros y las flores todo me daba energía y me generaba algo de positivismo en mi vida.
Rei al recordar los comentarios que Eider solía hacer.
<<Extraño a Eider>>
Mire hacia el cielo todo oscuro, me levante y seguí mi camino a casa. Las calles del vecindario estaban vacías ya que en el centro de la ciudad iban a realizar una serie de espectáculos, y era algo que a muchos emocionaba.
Mire hacia atrás y unos pasos se escuchaban a mis espaldas. Mi corazón latía rápido porque el nerviosismo en mi se hacía presente.
<<Es tu imaginación>>
Mire mi zapato y el cordón estaba desatado, me agache y lo ate, una silueta se veía a lo lejos en la oscuridad.
Empecé a correr, el sujeto empezó a correr detrás mío y me estaba persiguiendo. A lo lejos un auto se encontraba estacionado en la calle y un hombre parado al lado de este.
<<Es otro secuestrador>>
No podía arriesgarme mire hacia atrás y el tipo se encontraba más cerca, tropecé cayendo de rodillas.
— ¡Ayuda! —grite volviendo a ponerme de pie.
El hombre parado al lado de su auto se percato de mi grito y empezó a correr en mi dirección.
Corrí lo mas rápido al ver de quien se trataba.
— ¡Brais! —grite pasando mis brazos alrededor de su cintura.
— ¡Tranquila! —el me envolvió con sus brazos— estoy aquí contigo no tengas miedo.
Mi corazón latía rápidamente mis ojos llenos de lágrimas.
— Tranquilízate —escondí mi rostro en su pecho.
Miré hacia atrás y el hombre había desaparecido, ingresamos a mi casa y me dirigí hacia el sofá. Lleve las manos a mi rostro empapado de lágrimas, Brais se sentó a mi lado y paso uno de sus brazos por mis hombros.
— Tengo miedo —dije entre lágrimas.
— No estás sola me tienes a mi… a Einar que no se separa de ti —dijo el tratando de hablar tranquilamente.
— Aun así tengo miedo —las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas.
Los dos hicimos silencio al oír que alguien llamo a la puerta. Me levante mirando con desconfianza la puerta, Brais se paró a mi lado.
— Dacia —el me miro y luego vio a Brais— ¿Qué le hiciste?
— ¡Einar! —exclame limpiándome nuevamente las lágrimas.
— ¡Tú la dejaste sola! —Brais golpeo su pecho con uno de sus dedos.
No podía permitir que ambos discutieran aquella noche había sido la peor de todas.
— ¡Tu rodilla Dacie! —Einar me tomo de la mano.
Einar… cayendo por las escaleras…
Me senté en el sofá y levanté mi pierna.
— Yo puedo hacerlo —dije tomando las vendas y el líquido para curarme.
Ambos se miraron con sus ceños fruncidos, era extraño para mi que Einar se enojara de esa manera. La actitud de mi amigo había cambiado ya no era el niño tímido que había conocido, se estaba volviendo todo un hombre.
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Editado: 16.08.2022