Al entrar al salón de practicas la mayoría ya se encontraba practicando para la competencia.
Varias miradas cayeron sobre nosotros.
Nos acercamos a donde se encontraba nuestro equipo.
—¿Wow donde estuvieron? —pregunto Tigor sonriente.
Mire a Brais que miro con seriedad a su amigo.
—Son quemaduras de sol… creo tengo una pomada en mi mochila —comento Cloe volviéndose a la banquilla donde dejábamos nuestras pertenencias.
—¿Cómo se hicieron eso? —Eider se acercó a mí mirando con una ceja levantada.
Tragué saliva y negué con mi cabeza.
—¡Empiecen! —exclamo Brais mirando a los demás.
Cada uno se dirigió a su lugar y Cloe me extendió un pequeño pote.
Tome el pote y puse un poco sobre mis dedos y me acerque a Brais. El relajo el ceño y empecé a aplicar la pomada.
Sentía varias miradas sobre nosotros pero solo pensaba en que esa pomada aliviaría el ardor.
Me hice hacia atrás y apareció Eider quitándome el pote de mis manos. Y llevo sus dedos a mi mejilla.
Eider corría entre medio de los árboles… el bosque que la envolvía… de repente ella cae sobre unas ramas…
— ¡Eider! —exclame haciéndome hacia atrás.
— Déjame ya lo hago yo —Brais tomo un poco en sus dedos de la crema y me la aplico sobre el rostro.
Nos encontrábamos frente a frente, por una extraña razón en mi vientre sentía unas pequeñas cosquillas. Esa misma sensación que había sentido aquella noche.
Lo observe como estaba concentrado en lo que hacía y como fruncia el ceño.
Algo que me causo gracia y una risita se escapó de mis labios.
— ¿De qué te ríes? —pregunto él terminando de esparcir la crema sobre mi rostro.
— Nada… —dije pasando por su lado.
Todos corríamos a la par, obstáculos con llamas de fuego, intensos chorros de agua y ráfagas de aire. Unos murallones que aparecían de la nada.
De repente había subido a la plataforma mire hacia atrás y mire a Brais.
¿Qué sucedía con él? Su rostro lucia cansado y débil.
— No te detengas por mi —grito Brais quien seguía colgado.
Ambos nos miramos fijamente y fue cuando pose mi mano sobre la suya.
El me miro extrañado por lo que acababa de hacer y como si recobrara las fuerzas subió.
Los dos volvimos a correr los demás iban metros más adelante.
— ¡Corre Dacia! ¿o acaso perdiste tus poderes? —Uxia me empujo provocando que tropezara.
La pelirrubia continuo su camino y los demás al verme disminuyeron el paso.
Otra vez sentía la debilidad, mis piernas parecían tener más peso y fue cuando caí de rodillas.
La presión que sentía en mi cabeza era inexplicable, llevé una de mis manos a mi nariz y fue donde vi el líquido color rojo.
— ¿Sangre? —dije mirando con el ceño fruncido.
Levante mi cabeza y todos estaban a mi alrededor, estaba a metros del borde de la plataforma que estaba en altura.
—¡Dacia! ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucedió? —Eider se paró a mi lado.
—Quieren controlarte —dijo Louis mirando a todos lados— pero es extraño que lo hagan en instancias de prácticas.
Mire a mi alrededor y Brais estaba inmóvil mirando en nuestra dirección.
La bocina que sonaba anunciaba que la practica había terminado, era extraño porque recién habíamos empezado.
Gritos… golpes… un rugido… la imagen de una serpiente…
— ¡Aah! —dije llevando las manos a mi cabeza.
Estaba escuchando gritos empezaban a desesperarme me puse de pie y cerré mis ojos.
Pero los gritos parecían estar dentro de mi cabeza.
— ¡Dacia ten cuidado! —gritaron.
Uno de mis pies se fue hacia atrás al igual que mi cuerpo.
— ¡No puedo moverme! —grito Brais con desesperación.
— ¡Yo tampoco! —exclamo Eider.
Ya no oía gritos, pero el tiempo parecía detenerse, mi cuerpo caía hacia atrás. Solo debía esperar el impacto.
Una energía me envolvió y fue cuando cerré mis ojos esperando que impactara con el suelo.
Al abrir mis ojos me encontraba de mi y a Itaro a metros de mi con sus brazos extendidos.
—Los esperamos a todos en el salón de anuncios —dijo Tavia pasando por el lado de Itaro.
Todos cruzamos miradas confundidos, pero nadie dijo nada.
Salimos del salón de practica encontrándonos con otra multitud que se dirigía al podio.
Al entrar los grupos estaban mezclados y nadie se dividió en sectores.
Junto con mi grupo tomamos asiento uno al lado de otro. Todos hicieron silencio por un momento esperando el anuncio.
—Los hemos reunidos en esta ocasión —la voz de Tavia no lucia tan animada como de costumbre— para anunciarles la cancelación del campeonato de habilidades.
Y de repente el murmullo. ¿Qué?, ¿Cómo que cancelados? ¡No pueden hacer esto!
Todos lucían enojados y molestos por la noticia.
—¡Nos esforzamos demasiado! —exclamo Brais a mi lado.
—¡Alumnos silencio por favor! —exclamo Itaro al ver todo el alboroto— ¡Es por su seguridad!
Nadie estaba de acuerdo con lo que había pasado allí dentro, Sali de allí y me dirigí hacia el despacho de la profesora Merila.
Al entrar ella se encontraba leyendo un libro, al verme se quito los lentes aun me miraba con seriedad.
—Cancelaron la competencia —dije con algo de pena por mis compañeros.
—Toma asiento debemos hablar lo que sucedió esta mañana —dijo ella mirándome con seriedad y señalando el sofá que había en frente.
¿Lo que sucedió en la mañana? Brais y yo con nuestros rostros rojizos.
—No sucedió nada malo… —respondí tratando de encontrarle sentido a su intento de regaño.
—Se que Brais y tu tienen una relación en particular y lo entiendo a la perfección —enarque una ceja mostrando la confusión que estaba sintiendo— pero no debe pasar más allá de un compañerismo.
A ser verdad Brais se había comportado de una manera mas amable de lo que alguna vez pudo haberlo sido.
Pero solo era porque dentro de aquel ser tan soberbio había algo de humanidad.
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Editado: 17.07.2024