Sali de la casa con mis pies desnudos apreciando la noche.
Pensando en todo lo que estaba pasando. Definitivamente me había imaginado algo distinto pero las cosas habían sucedido de esa manera.
Hasta que el sonido de las hojas me saco de mis pensamientos, una silueta estaba de pie sobre el límite que dividía el bosque del césped.
Mire al muchacho que parecía pertenecer a los más jóvenes del lugar, era de menor estatura, y su bata de color azul que se me hacía bastante familiar.
A paso lento me acerque hacia él y él se giró mirándome con una sonrisa.
—Hay algo allá —el señaló entre medio de los árboles.
—No puedes ir allí —dije al ver que apenas se veía algo entre los árboles.
—¡Pero hay algo lo vi! —exclamo para luego caminar introduciéndose en el bosque.
Observe con desconfianza hacia el bosque pero no podía dejar que el chico se metiera más.
— ¡Ven aquí! —exclame tratando de tampoco levantar la voz demasiado.
Hasta que mire hacia atrás mi ventana, ese era el lugar donde había visto aquellos tenebrosos ojos rojizos.
De repente el empezó a correr, el ruido de las hojas secas al pisar me hacía sentir más nerviosa.
Otra vez mire hacia atrás viendo como nos alejábamos cada vez más de la casa.
— ¡Detente! —dije al ver que lo había perdido de vista.
Un lazo azul de bata… un grito… un animal… alguien estaba siendo arrastrado a lo profundo del bosque…
Intente calmar mi respiración pero era imposible.
— ¡Oye debemos volver! —sentía mi pecho subir y bajar.
Gire otra vez en mi lugar, la noche oscura y la luz de la luna. La misma de la visión.
<< Esta claro lo que eso significa >>
—Creo que había sido mi imaginación —dijo el niño apareciendo de repente entre las sombras.
Lo mire fijamente y mire detrás de él, unos segundos sentí como que había algo más con nosotros.
— ¡Corre! —dije dándome la vuelta.
El reacciono rápidamente y empezó a correr. Sentía varias ramas clavarse en las plantas de mis pies.
<< No te detengas >>
Volví a mirar a mi lado y el chico ya no estaba allí, tropecé cayendo de rodillas sobre las hojas secas.
Hasta que escuche ese grito desgarrador que provoco que los vellos de mis brazos se erizaran.
<< Estamos en peligro >>
Sentía el miedo otra vez apoderarse de mi, el ruido de los arbustos cada vez se hacía más cercano a donde me encontraba.
—¡Dacia! —Brais apareció entre los árboles y me levanto rápidamente.
Mire a nuestras espaldas y ahí estaban esos brillantes ojos rojos entre los arbustos.
Los dos tomados de la mano empezamos a correr el sonido del mar se hacía más cercano. La playa estaba cerca al igual que aquel ser que nos perseguía.
Llegamos al borde que separaba el bosque y la playa, mire a Brais y el paso su brazo por mi cintura, los dos caímos y rodamos por la arena.
—No te muevas… —dijo el en voz baja y aferrándome más a él.
Dos seres completamente extraños y que nunca había visto en mi vida nos observaban.
Esos ojos rojos y azules brillantes como luces, aquellas bestias con cuerpo de puma y la otra con el cuerpo de una serpiente.
Pase unos de mis brazos envolviendo el cuello de Brais y solo cerré mis ojos acurrucándome más a su pecho.
— Debemos defendernos —la serpiente de ojos brillantes buscaba con su cabeza.
— No puedo… —dije apretando más el agarre.
La bestia de cuello largo y de ojos azules brillantes se acercó más hacia mí. Brais hizo lo mismo de apretar más su agarre.
<< No debes tener miedo >>
Tome aire y trate de calmar la respiración, Brais me imito y el hormigueo se expandió por todo mi cuerpo.
Una energía bastante fuerte nos estaba envolviendo.
El escudo…
Nuestras respiraciones agitadas, junto a nuestros corazones que latían a toda velocidad.
Aun estábamos sobre la arena y la energía que emanaban nuestros cuerpos tenían un color un único.
Ese resplandor dorado, la atmosfera en nuestra propia burbuja y la gravedad que no se sentía.
Dentro de aquel campo de energía no existía miedo y solo era valentía.
Abrí mis ojos y las dos bestias se alejaron, desapareciendo en lo profundo de aquel bosque.
— Lo hicimos —dijo Brais soltando el aire.
Con una mano envolviendo su cuello y parte de mi cuerpo sobre el suyo. El escudo desapareció y otra vez el miedo.
<< Eres cobarde Dacia… >>
— Dacia ya se terminó… —el hablo nuevamente.
No se había terminado para mí no había acabado, era débil y aquella noche lo había demostrado.
El sentimiento de tristeza me invadió provocando que sintiera esa puntada en el pecho acompañado del nudo en la garganta.
Los dos estábamos sentados sobre la arena bajo la luz de la luna.
— Abrázame por favor —dije con las lágrimas corriendo por mis mejillas.
El sin dudarlo rodeo mi cuerpo con sus brazos.
<< Brais me estaba abrazando… >>
Y fue en ese momento que no pude contener el llanto.
Era la primera vez después de mucho tiempo que alguien me abrazaba y sobre todo me hacía sentir segura.
Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos, era todo lo que había aguantado y mucho más.
Él no decía nada sabía que no hacían falta las palabras. Me separe un momento al darme cuenta que estábamos allí.
— Lo siento —dije entre sollozos— yo…
Inesperadamente el volvió a atraerme a su cuerpo.
Ese abrazo que significaba tantas cosas, ese sentimiento y el yo estaré aquí cuando me necesites, ese abrazo que había añorado por mucho tiempo a lo largo de mi vida.
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Editado: 17.07.2024