Parpadee varias veces sintiendo la brisa fría de la noche chocar mi rostro.
Tome aire tratando de llegar a una conclusión de lo que debía hacer.
¿Debía volver y decirle a los demás? ¿O simplemente debía dejarme llevar por mi instinto?
Mire a mis dos lados asegurándome que no hubiese ninguno de los enmascarados.
<< ¡Hazlo no tengas miedo! >>
Sin pensarlo más empecé a correr tomando toda la velocidad. El limite del bosque solo estaba a unos metros.
Cruce la línea de arbustos que daba inicio a los arboles que le daban esa esencia de bosque.
Empecé a correr sintiendo la adrenalina recorrer todo mi cuerpo.
¿Cuál era el propósito? No lo sabía.
<< Es arriesgado… >>
Negue con mi cabeza siguiendo mi paso apurado ahora podía correr con más comodidad.
Tampoco iba a detenerme sentía que la luna me acompañaba alumbrando con su luz aquel camino tan oscuro.
<<No debes tener miedo>>
Hasta que empecé a sentir que mi cuerpo pedía un descanso me detuve mirando a mi alrededor.
— ¡¿Quiénes son?!¡¿Qué es lo que quieren?! —dije gritando con enojo dejando salir desde lo más profundo de mi alma.
Sentía mis manos frías y a la vez empecé a girar sobre mi propio eje, con mis manos a la defensiva.
Esa vez no me quedaría sin hacer nada y me defendería de lo que fuese.
Hasta que de repente unos ojos verdes brillantes aparecieron de entre las sombras.
— Tu no deberías estar aquí… —la bestia se acercó amenazante— ¡Vete este problema no es contigo!
El ruido de algo deslizándose bruscamente y otro animal se acercaba corriendo se empezó a escuchar a lo lejos.
— ¡Vete! —acompañado de un rugido.
Un hombre parado en medio de un prado… el sol resplandeciente… sangre en una de sus manos…
Mire a mi alrededor y la bestia a la cual había escuchado se ocultó entre las sombras.
Mire hacia atrás y la gran casa aun podía verse, aquella situación me había dejado sorprendida y fue donde el temor apareció.
<< Mis poderes >>
Empecé a correr haciendo caso a mi instinto camino de regreso a la casa las luces del palacio estaban cada vez más cerca.
Cuando gire mi cabeza los ojos rojos y azules estaban a pocos metros de mi.
No iba a llegar y tampoco dominaba los suficiente los demás elementos.
A mi mente vino el mar que era mi punto fuerte sin dejar de correr cambie de dirección alejándome de la casa.
Un aullido se escucho a mis espaldas sin detenerme seguí corriendo hasta toparme con la arena.
La bajada estaba a metros al igual que la arena y el mar, hasta que sentí que algo se abalanzo sobre mi haciéndome caer.
Me gire con rapidez y lleve mis manos directo a esos ojos rojos brillantes clavando mis dedos pulgares en ellos.
Estaba forcejeando con aquella criatura justo sobre la bajada que daba hacia la arena. Me puse de pie mirando al mar y extendiendo mis manos.
Mire a la criatura de ojos rojos que se abalando, con mi control sobre el mar una ola arrastro a la bestia hacia el agua.
— ¡Dacia! —gritaron a lo lejos.
Aproveche ese momento para volver a correr, la gran casa estaba a metros de mi observe que varios observaban.
Hasta que la serpiente de ojos azules apareció en frente de mí.
— ¡DACIA NO! —exclamaron pero la bestia abrió su boca en grande.
Vi de reojo a Brais correr hacia mi lo mire y el me envolvió entre sus brazos cayendo los dos sobre el césped, los dos miramos a la bestia que hizo quiso abalanzarse sobre nosotros.
Nos tomamos de la mano y la energía nos envolvió provocando que la serpiente rebotara hacia atrás.
La serpiente era del doble de tamaño que cualquier serpiente de tamaño normal.
Mire a esa bestia a los ojos los brillantes ojos azules con su cuello en alto dispuesta a atacar.
Einar en su casa… una serpiente… sentí el agarre más fuerte… estaba en la casa de Einar… el cuarto de Einar… el estaba allí.
Era tan real que me sentía allí aquel ambiente cálido y el perfume de Einar.
—¡Einar! ¡No por favor! —exclame sollozando— ¡Einar!
Mire a Brais y el me tenía entre sus brazos apretando cada vez más su agarre.
— ¡No es real Dacia! —gritaron desde adentro del edificio.
<< Quiere asustarte >>
Abrace de la misma forma a Brais dejándome invadir por aquella paz que se generaba cada vez que aparecía nuestro escudo.
La luz dorada que se había convertido en una burbuja que nos envolvía sintiendo aquel momento tan acogedor.
<< El escudo era tan fuerte >>
— No voy a soltarte… no tengas miedo —susurro el en mi oído.
Sentí por un momento dolor y temor, era un sentimiento ajeno eso significaba que estaba sintiendo lo que Brais sentía.
Cerré mis ojos al sentirme en paz de repente aquel temor empezaba a desaparecer.
<< Todos ocultaban algo… el miedo >>
Habían visto a la bestia que ya no estaba allí presente y yo era la única que podía ayudarlos.
Tome aire sin soltar a Brais que me tenia envuelta en sus brazos.
Una cueva… oculta en lo profundo del bosque… jóvenes inconscientes… un grito… el camino dentro del bosque… una gran roca… a metros de un precipicio…
Abrí mis ojos recordando claramente lo que había visto en aquella visión.
—Brais… ¡los encontré! —dije volteando y tomando su rostro entre mis manos.
Los ojos de Brais parecían perdidos mi sonrisa se esfumo y aquella luz que nos envolvía se desvaneció.
— ¡Brais! —grite moviendo su cabeza— no me asustes por favor.
Mi corazón comenzó a latir rápido y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Tranquila estoy bien —dijo el mirándome a los ojos y en su rostro apareció una débil sonrisa.
Solté el aire y sin pronunciar palabra lo envolví nuevamente con mis brazos escondiendo mi rostro en el pequeño hueco entre mi brazo y su cuello.
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Editado: 17.07.2024