Mi Pequeña Flor

8

 

POV Eddie


Son las 6pm, acabo de llegar al aeropuerto, salgo y detengo un taxi, le doy la dirección de mi hogar y me pongo a pensar en mi vida, como ha cambiado últimamente, las cosas buenas y malas que he compartido con mi esposa y los logros que he obtenido a su lado, con ella me siento bien, pero siento que me falta algo, desde su enfermedad me ha estado evadiendo, muy poco muestra su afecto hacia nosotros y desde que llego Alida ha estado más distante que nunca.


-Llegamos señor— veo que ya estamos en mi casa y le doy el pago.

-Gracias— salgo y me despido. Saco mis llaves, entro y me encuentro con Rosa.

-Bienvenido señor.

-Buenas noches Rosa, ¿Dónde está mi campeón?

-Está en su habitación dormido.

-Gracias, ¿Mi esposa ya llego?— me mira preocupada.

-No señor, no ha llegado y no he podido contactarme con ella.

-Si, a mí tampoco me responde la llamada, iré a ver a mi pequeño— asiente

-Le preparare la cena— asiento y le sonrío amable.

-Te lo agradezco, extrañe tu comida— se ríe y se retira.


Subo las escaleras hasta llegar a la habitación de mi hijo, al entrar enciendo la luz porque esta oscura, la imagen que veo hace que mi corazón palpite de una manera extraña, me acerco y tomo una frazada para arroparlos, le doy un beso en la frente a mi pequeño y los dos se remueven, Alida queda boca arriba y mi hijo mete una de sus manitas en su seno, sonrío y le doy un beso en los labios a mi pequeña Flor, siempre que la veo me vienen a la mente tantos recuerdos felices de mi juventud.


Camino hacia la puerta y apago la luz, dejo la puerta semi abierta para no hacer ruido al cerrarla, voy a mi habitación y me doy una ducha, salgo y me visto cómodo, bajo a cenar pero antes vuelvo a asomarme a ver a mi hijo, siguen dormidos, bajo las escaleras y escucho la puerta ser cerrada.


-Bienvenida señora.

-Buenas noches Rosa, ¿Cómo has estado?— es mi madre.

-Muy bien señora y ¿Usted?

-Bien, querida, ¿Mi hijo está?

-Aquí estoy madre, que gusto verte— me acerco a ella y la abrazo.

-Oh hijo mío, vine porque quería hablar algo contigo, además quería ver a mi nieto.

-Está dormido madre, estos días estaba hospitalizado y está agotado— ella se lleva la mano a la boca.

-¿Por qué no me llamaste? te hubiese ayudado.

-Madre estaba de viaje acabo de llegar, créeme que me siento mal por haberlo dejado solo, ¿quieres cenar algo?, muero de hambre.

-Si claro, muero por probar la comida de Rosa.

-Para mí es un gusto servirles señora Verónica.


Seguimos a Rosa hasta la cocina y nos sirve la comida, comemos mientras conversamos de la familia y los negocios, de repente escuchamos un llanto detrás de nosotros y me levanto de un salto.


-Este pequeño tiene hambre Rosa, umm huele rico— dice sin mirarnos.

-Seguro, siéntate y les sirvo— va a servirles la comida y ella sigue sin mirarnos porque está limpiando algo de la boquita de mi hijo.

-Puedes darme a mi campeón— ella levanta la vista sorprendida y puedo ver debajo de sus ojos unas enormes ojeras, me molesta que sea porque ha tenido que cuidar a mi pequeño ella sola.

-Claro— me lo acerca y yo lo abrazo, reparto besos por toda su carita el ríe porque mi corta barba le hace cosquilla.

-Música para mis oídos, es el sonido que me encanta— dice mi madre y yo le sonrío entregándole a mi hijo que se remueve para que ella no lo agarre— pero si es mi hermoso nieto, te traje un regalo pero te lo doy después de que comas, ¿que ha estado bebiendo? huele a medicina.

-Sí, lo desperté porque le tocaba la medicina para terminar de recuperarse.

-Te debo mucho Ali, de verdad gracias por cuidarlo.

-No hay problema señor, es mi trabajo— no me gusta que me diga señor pero sé que es por respeto.

-¿Ali?— pregunta mi madre dándose cuenta de cómo la he llamado-- ¿Eres Alida, Flor Alida?— ella asiente apenada— ¿te acuerdas de mí?




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