Bianca
—Cloe, podemos hablar en mi oficina.
Alex y el otro hombre se me quedan viendo, son como cuervos volando alrededor de mi, la mirada intensa de Alex sobre Darien me esta causando estragos.
Mi hermana en ningún momento dijo que traería a Darien a la empresa, no entiendo que carajos está haciendo aquí.
—¿Qué quieres? Vine por dinero.
—Se puede saber por qué has traído a Darien, les dije cientos de veces esta mañana que por ningún motivo hicieras esto.
Se encoge de hombros, es tan fácilmente para ella quitarse toda la culpa de encima.
—No lo podía dejar solo ¿o si? Hugo estaba en sus clases, no llegará hasta más tarde.
—Llévalo contigo.
—¿Cual es tu problema? Bianca, siempre andas con misterios, él quería venir a verte.
Pero no es posible que lo que menos quería pase justo ahora. Estaba buscando la manera de no pasarlo por las narices de su padre, no todo lo contrario. Cloe se va a la oficina de mi padre y mi hijo se queda conmigo. Lo observó salir y ir donde están ellos, no, no.
—Darien, ven para acá—lo llamo.
No tolero la mirada acechadora de Alex, lo ve y luego ve a mi, ay por favor que no esté pensando lo que creo que está haciendo.
—Voy por mi carrito, mami.
Se para frente a Alex y le pide su carrito, le tengo que dar la espalda para no verlos juntos. ¿En que precisó momento pasó todo esto? Escucho los pasos de mi hijo regresar y sentarse a jugar con sus carros.
—Bianca, ¿podemos hablar? —Entra a mi oficina sin tocar.
—No, estoy ocupada ¿no ve?
—¿Es tu hijo? —su pregunta es como una bomba nuclear.
Vamos Bi, di algo, no te quedes callada. No estaba destinado a ser el padre de mi bebé, es todo lo contrario al intrépido de mi hijo.
—No, es mi hermanito —Darien levanta la cabeza y se me queda viendo con las cejas fruncidas.
—No soy tu hermano —me desmiente —Soy tu hijo.
—Darien, haz silencio.
—Es tu hijo —afirma, su voz ha tomado un tono diferente y no hablar de la dureza en su expresión. Algo ha cambiado en él. —¿Que edad tiene?
—A ti que te importa, cariño nos vamos a casa.
Tomo de la manita a Darien, mi hijo se gira para decirle adiós a Alex, de acuerdo, tendré que enseñarle a mentir a este niño.
—Bianca… —insiste frustrado.
—Déjame en paz, Alex. Así como lo hiciste años atrás, intenta hacerlo de nuevo.
Salgo de la empresa, subo a Darien al auto y respiro hondo. Si Alex llega a enterarse que es su hijo hará todo para quitármelo, no estoy delirando, una semana es suficiente para conocer a las personas, es jodidamente obsesivo cuando quiere algo en particular. Antes de encender mi auto y poder irnos a casa una camioneta oscura de vidrios polarizados se atraviesa en mi camino, me asusto y rápidamente paso a Darien conmigo. Del auto bajan cuatro hombres y rodean el mío, ¿donde esta seguridad en estos momentos? esos hombres son completos desconocidos.
Me sube la bilis al ver a una quinta persona meterse entre ellos, el jodido Alex psicopata. Es exactamente a esto a lo que me refería, se le mete algo a la cabeza y es más fácil arrancarle la cabeza que la idea. Cloe me ha arruinado la vida trayendo a mi hijo a la boca del lobo.
—No me hagas hacer las cosas por las malas, sé que me conoces y también mi forma de actuar, así que no me orilles a hacerlo por las malas.
—¿Qué demonios quieres? dile a tus orangutanes que quite el auto o lo pasaré llevando. —clava su vista en mi bebé —Y no es lo que estas pensando.
—¿Qué edad tiene? —cuestiona entre dientes.
—Tiene tres, no eres el único hombre con el que he estado. Alex, estoy casada. ¿Qué demonios esperabas? —le miento cínicamente.
Algo decae en su mirada, ¿esperanza? Vamos, este hombre no tiene corazón, y si tiene, lo debe tener duro como una bola de cemento, nada le entra.
—¡Mamá, tengo cuatro, casi cinco! —cierro los ojos y me calmo.
Le coceré la boca a este muchachito.
—¿Estas casada?
Me tiemblan los labios para responder por lo tanto solo asiento. No dice nada y se aleja, los mastodontes también retiran la camioneta y me permiten la salida.
—Darien, deja de dejar en ridículo a mamá. ¿Por qué tienes que contradecir todo lo que digo?
—Tu dijiste que no se dicen mentiras.
—Pero cuando yo las digo sí.
—Pero no tengo tres años, soy un adulto, mamá. ¿Quien era el señor? Le dijiste que soy tu hermanito —frunce los labios.
—Un socio del abuelo, ¿esta bien? No quiero que lo vuelvas a ver, ni que te acerques a él, si llegas a verlo de nuevo me dices ¿ok?
—No lo sé, tal vez lo haga —sonríe. —Si tú mientes, yo también, hermana.
ag, igualito a su papá.
—Si pudiera devolverte lo haría, te cambiaría por uno que si haga caso a mis mentiras.
—Hazlo.
No quiero imaginar cuando tenga la edad de su papá, tremendo dolor de cabeza. Llegamos a la casa y se baja corriendo a contarle a mi hermano que mentí, Hugo entra al mismo tiempo que nosotros a la casa y presta atención a lo que Darien le cuenta con tanto interés.
—¿Dijiste que era tu hermano? —me pregunta, los dos me miran esperando que afirme.
—Fue una broma.
—Sabes que pienso, monstruo —se dirige a él —Que a mamá le gusto el chico y por eso tuvo que mentir. Se enamoró de él.
—¡Hugo, no le digas esas cosas!
—¿Qué es enamorado?
—Anda, explícale —lo acuso—Bocón.
Mi hijo se va a jugar y me pongo a hablar con mi hermano, a solas le puedo contar por qué pasó y quien es la persona de la que Darien habla.
—Estas de coña —se levanta asombrado—¿Quien es?
—Alex Teixeira, es el socio de papá. Nadie más lo sabe, guárdame el secreto, por favor. Si mis padres llegan a saberlo tendremos muchos problemas.
—¿Y vio a Darien? —asiento —Lo he visto en revistas, el hombre es poderoso, sabes que también está formando parte del gabinete de gobierno ¿no? El presidente es su tío, Bi.
#689 en Otros
#235 en Humor
#1905 en Novela romántica
#686 en Chick lit
humor y comedia, paternidad inesperada, romance hombre ardiente
Editado: 24.07.2022