Mi perfecta click

Capítulo cinco

                                      Marvin

Acomodó los trabajos en orden para que sea más fácil, ya hice la mayor parte dell trabajo y sólo nos queda resumir y destacar lo que importa.

—No se si deba…

Quitó el cojín y queda horrible, lo pongo otra vez y queda bien. Decidí que haríamos en la sala, ya que no tengo otro lugar más grande. Mis manos sudan más que las axilas de un luchador, no paro de mirar por la ventana con la esperanza de que lleguen mis amigos, le he enviado un mensaje a Paul y a Jaime pero no responden ninguno de los dos y se lo que traman, quieren dejarme con Pía a solas y es una pésima idea. Sin mencionar que me ha dejando en visto, pero no puedo estar enojando por una cosa que mencione, bueno el caso es que me emocione al ver que me habia contestado los otros mensajes, la ilusión se apodera de mi muy rápido y sin permiso alguna. Al principio pensé que no me respondería, que sólo me ignoraría y seguiría con lo que hace, y es por que creó que no le caemos bien o simplemente no esta acostumbrada a nosotros, su cara sin emociones me desarma mucho y no entiendo el porque, pero era mejor no saber lo. La manecilla de reloj indicaban que ya casi eran las 3:40 p.m. y que sólo faltaban como dos horas para que realmente indique esa hora pero me da igual.

—¿Por qué estas muy nervioso?.

Es lo primero que me pregunta mi hermana menor. Ningún “como estuvo tu día” o un “Hola hermano mayor” nada.

—Hola a ti también y por supuesto que no lo estoy Cataleia —le respondo.

—¿Y porque estas secándote las manos?, y ahora te acaricias el brazo —me dice.

No me había dando cuenta que estaba haciendo esas cosas, asi que lo dejo de hacer y me tiro en el sofá.

—¿Okey porque estas así?.

Me pregunta tirándose también junto a mí.

—Es una chica ella… —me quedo a mitad de oración, ¿como le dices a tu hermanita que te han flechado?— ¿conoces a Mevis y a Johnny? —ella asiste— pues tuve un click con la chica que va a venir.

Cataleia se reí a carcajada, su risa es muy escandalosa que me da un poco de pena. Al parecer es tan gracioso que ríe un buen rato pero su risa no es sobre mi, si no que por la forma en que lo explique.

—Hermanito, hermanito, eres todo un… Personaje —lo dice secándose las lágrimas. Su cabeza cae sobre mi hombro— creó que cualquier chica querría estar contigo, eres el mejor hermano del mundo.

No se si es un cumplido o una ofensa pero lo tomaré de todas formas.

—Tu eres la ogra favorita mi cuento.

Su cara forma un O y ahora soy yo la que se ríe luego le atacó haciéndole cosquillas, ella chilla diciendo que va a hacer se pipi y que lo dejé entonces lo hago.

—Cambie de opinión eres como el burro del ogro ese —inquiere después de acomodase junto a mí, esta enojada aún que se que no lo estará por mucho tiempo. Se ve tan tierna intentando estar enojada.

—¿Sabes algo Cataleia? para ser una niña buena como dice mamá, eres muy cruel —bromeo.

Ella asiste orgullosa, le encanta ser mala aún que no lo sea.

—Es por que soy una ograaaa —dice imitando una voz de monstruo.

Eso me hace reír  y ella se une conmigo luego de un rato de tratar de imitar la voz de monstruo me dice.

—Creó que no éstas sudando —apunta mi mano— hermano te daré un consejo.

Me sorprende la madures tan rápida que tiene.

—Esta bien dilo.

—Solo tienes que ser tu mismo con ella y créeme le caerás súper bien, así como a mí.

—Okey eso… eso es un muy buen consejo.

—Lo se —dice con tanto orgullo— soy increíble.

—Lo eres —me sonríe y quiero guardar este momento en mi memoria. Ella crece tan rápido que me da miedo que alguien la lastimé y yo no pueda hacer nada.

—Bueno creó que iré a contarle sobre mí consejo a Leila, ella no cree que pueda dar un consejo.

—Pues dile a leila que esta equivocada.

—Lo haré, es lo primero le voy a gritar.

Deja un beso en mi mejilla y se va corriendo en su habitación.

—No corras… Muy rápido.

No me ha escuchado lo se, y esa rapidez en la que crece de verdad me sorprende mucho. Aún recuerdo cuando me decía Vin porque no podía pronunciar mi nombré, eso me saca una sonrisa una cuantas nostalgia.

—Creo que iré a recoger hojas.

(…)

Cuando termine de justar todas las hojas del jardín, voy directo a la sala y veo que son las tres, y de mis amigos ni sus luces, ni siquiera responden. Otra vez me pone de los nervio pensar que Pía estará a sola conmigo, y si lo hecho a perder todo, tal vez diga algunas palabras que no le guste y se largué de casa luego me llega un citatorio del juez donde dice que no me puedo acercar a ella entonces dejo de ir al instituto para no causarle problemas a mi madre, años mas tarde y con tratar de ayudarla entro en una pandilla donde se dedica a traficar jabones hasta que la policía nos atrapa y resulta que era la hija de Pía quien recientemente perdió a su padre y por la cual Pía no se despega de su hija para brindarle apoyo  y en eso me ve pero no me reconoce, porque simplemente esto nunca va a pasar. Parezco una chica con esos pensamientos, actuando todo nervioso, así he leído en los libros. Oigo que alguien toca el timbré me dispongo a abrir de inmediato. Sus ojos son tan bonitos, son tan brillantes, intensos y con un secretó guardados en ella… espera he dicho secretos?.

—Hola chico mudo —me saluda alzando la mano.

—Hola —respondí.

Me quedo pensando en que me ha dicho que soy mudo hasta que recuerdo que tiene que pasar.

—Lo siento, pasa.

Me alejo de la puerta y ella entra, deja su chaqueta en el perchero que claramente nunca se usó. Mis ojos la siguen viendo cada cosa que hace.

—Bien ¿donde estan tus amigos? —me pregunta.

Tienes que reaccionar Marvin, recuerda se tu mismo.

—Aún no llegan los… humm chicos —le respondo esbozando una sonrisa en forma de disculpa. Simplemente asiste, sus ojos estan por todas partes, observando cada cosa de mi casa— ¿quieres algo? —me mira extrañada asi que lo aclaro— algo de beber.




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