Entro en la habitación donde Kara se encuentra durmiendo y mi madre está preocupada a su lado. Solo dos días pasaron desde que hicieron la transfusión de sangre y todavía no pueden decirnos si todo estará bien con mi hermanita. Mi padre viene por las tardes directo del trabajo y le pide a mamá que descanse un poco. Hoy papá saldrá más tarde por lo que yo me quedare a cuidar de Kara y mandare a descansar a mi madre.
– ¿Cómo se encuentra hoy? – en su silla mi madre pega un pequeño salto al parecer no me escucho entrar estando metida en su propio mundo.
– Su piel ya no tiene esas manchas dijeron que es una buena evolución del tratamiento – apoyando sus manos sobre la cama se pone de pie para acercarse a Kara y dejarle un beso en la frente. Se ve tan tranquila en esa camilla que parece que en cualquier momento abrirá los ojos pidiendo ver a su conejo Toby.
– Se puede decir que Kara ¿está mejorando? – tenía las esperanzas de que eso ocurra mi hermana ya sufrió demasiado de esta enfermedad siendo tan pequeña. Sentándome en el borde de la cama mire a mi madre que sonreía viendo a la castaña que continuaba durmiendo tan pacífica.
– Si hijo, Kara está dando batalla contra la enfermedad y va ganando – levantándose de la silla mamá besa la frente de mi hermana acariciando los mechones marrones de su cabello no deja de verla por un rato. Mis padres sienten culpa por no detectar los síntomas de mi hermana antes.
– Mamá ve a descansar yo me quedo con Kara hasta que llegue papá para quedarse – despacio me acerco hasta mi madre y tomo la manito de mi hermana que continúa durmiendo de manera relajada. Los ojos de mi progenitora me miran de manera cansada y asiente volviendo a ver a Kara.
– Mami volverá pronto – deposita un beso en su frente volviendo a acariciarla por última vez. – Gracias hijo – me da un abrazo que le devuelvo con gusto sintiendo su perfume a vainilla. Cuando era niño y tenía miedo mi madre me abrazaba para que el temor se valla y me cantaba una canción. Aún recuerdo su perfume a vainilla que aun hoy me trasmite esa paz que sentía de niño.
Dio una última mirada a la pequeña antes de salir dejándonos en un silencio interrumpido por las maquinas que monitoreaban a Kara. Sentándome donde antes mi madre había estado antes tomo la mano de mi hermana esperando a que despierte.
– ¿Dónde está Toby? – algo adormilada la castaña abre los ojos barriendo la habitación con la mirada. Soltando su mano me pongo de pie para tomar al conejo que estaba sobre la mesa donde ponen la bandeja con alimentos para Kara. Tomando al peluche en mis manos se lo acerco y su rostro se ilumina tomando al conejo para abrazarlo fuerte.
– Gracias Víc – acomodándose en la cama Kara acostó junto a ella al conejo tapándolo un poco con las sabanas. Cerrando de nuevo sus ojos se durmió.
💟
Una mano moviendo mi espalda me despertó, desorientado y con algo de sueño aun me incorpore en la silla. Frotando mis ojos con mis puños bostezo antes de ver a mi padre parado con su ropa de calle. Su elegante traje gris oscuro fue remplazado por una remera blanca, una camisa naranja clara y un jean azul oscuro. Sus elegantes zapatos de vestir no están y un par de zapatos deportivos están ahora en sus pies.
– Ve a casa a descansar hijo yo me quedo con la princesa – dándome unas suaves palmadas en la espalda mi padre me sonríe. Asintiendo con la cabeza me pongo de pie y me acerco con cuidado a mi hermana para besar su mejilla. Me despido de mi padre y salgo arrastrando los pies por el pasillo del hospital.
Camino hasta que llego a mi auto donde me subo permaneciendo unos minutos en sumo silencio metido en mis pensamientos. Reacciono cuando escucho el sonido de una ambulancia llegando a toda velocidad al hospital. Salgo del aparcamiento conduciendo con cuidado y sin prestar mucha atención a la música de la radio. La noche cubrió con su manto la cuidad y las luces de la calle se encendieron iluminando la oscura noche.
No le estaba prestando mucha atención a la gente que pasaba por la acera hasta que vi unos conversé rosas y una figura familiar. Caminando de manera relajada aferrándose a esa chaqueta de jean, con su cabello castaño revolviéndose con el viento y sus pies caminando de manera apresurada. Mire el reloj en mi muñeca y no era demasiado tarde para invitarla a ir por unos batidos y luego llevarla a su casa.
Orilló el auto para llamar la atención de Emily y tocando la bocina veo como ella se voltea soltando un suspiro al reconocer le coche. Le señalo con la mano que suba, ella duda un segundo y mira hacia los costados para terminar aceptando.
– Hola – saludo en cuanto la puerta del auto se cierra. Emily se gira a verme con sus hermosos ojos azules y me sonríe haciendo que mi respiración se corte.
– Hola O'connell – me contesto ella con un leve rubor creciendo en sus mejillas. Pasa su mano por su rostro llevando mechones de su cabello tras la oreja.
– ¿Quieres ir por unos batidos? – ella asiente en silencio y me mira, pero cuando nota que la observo baja la cabeza de nuevo. Debo dejar de mirarla o pensara que soy un acosador y no quiero que las cosas se arruinen ahora que vamos tan bien.
– Me encantaría necesito pensar con claridad y la caminata no sirvió de mucho – su voz suave y calmada me hacen querer besarla peor me resisto. Arranco el coche y en menos de cinco minutos llegamos a un café que cierra tarde.
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Editado: 27.01.2021