Mi prometida

1. Matrimonios arreglados.

En mi familia, las costumbres eran importantes, la navidad la pasamos juntos, los cumpleaños los pasamos juntos, era una costumbre bonita, lo único desagradable de ella, era que mis cuatro hermanos mayores en cada uno de mis cumpleaños, entraban a mi habitación a media noche para despertarme.

—¡Feliz cumpleaños, pandita! —Grito Kenneth, mi hermano mayor, seguido por los otros tres tontos.

—Ya, no más gritos —me queje sin levantarme y cubriéndome la cara con la cobija.

—Ay, por favor, pandita, es tu cumpleaños número dieciocho, y tus hermanos favoritos querían ser los primeros en felicitarte, por eso estamos aquí —dijo Kellan.

—Y preparamos un pastel especialmente para ti —agrego Kennan, el gemelo de Kenneth.

Descubrí la parte de mis ojos y miré a mis cuatro hermanos de pie en medio de mi habitación, con pantalones de pijama llenos de osos pandas, ¿Por qué osos pandas? Pues la primera vez que use maquillaje, llovió y resulta que la máscara de pestañas no era a prueba de agua, bajo mis ojos quedaron unas manchas negras que no note hasta que mis hermanos me dijeron que me mirara en un espejo, de ahí venia el apodo.

—¿Pandas? ¿en serio? —me senté en la cama y mire bien sus atuendos, la camisa tenia un oso panda comiendo su ramita de bambú —Saben que tengo un celular ¿no?

Agarre el celular de mi mesa de noche y les tome una foto, se veían ridículos, pero muy tiernos.

—Issy… —se quejó haciéndome reír —No le muestres eso a nadie.

—Es mi cumpleaños, puedo hacer lo que quiera —sonreí y ellos se acercaron a la cama, se sentaron rodeándome y me mostraron el terrible pastel que habían hecho.

Bien, como tú digas —hablo Kenneth —No puedo creer que tengas dieciocho.

—Y pensar que hace poco estabas llegando a casa con machas negras bajo los ojos —bromeo Keith, gemelo de Kellan.

—Si repites eso juro que voy a publicar la foto que les tome.

Los cuatro empezaron a reír y me abrazaron mientras al tiempo cantaban el Cumpleaños feliz.

—Los amo chicos, pero están asfixiándome —dije intentando en vano que me dejaran libre.

Un rato después, todos caminaron fuera de mi habitación, dejándome dormir nuevamente.

A la mañana siguiente, entraron nuevamente en mi habitación, pero no eran mis hermanos, era Liz, mi mejor amiga, alias, la eterna enamorada de mis hermanos.

—Ya levántate, dormilona —grito halando mis cobijas —Tienes que arreglarte para hoy, va a ser un gran día.

Era una chica bastante alegre, que en cada cumpleaños desde que nos conocemos, viene a casa a despertarme y darme según ella, el primer regalo de cumpleaños.

—Es mi cumpleaños, déjame dormir Elizabeth —me queje cubriéndome los ojos con el brazo.

—Por favor Dennise, deja la pereza, son las diez, ya dormiste más que suficiente —ese era su argumento y seria excelente, si mis hermanos no me hubieran despertado en la madrugada.

—Si tan solo supieras —dije sentándome en la cama y estirándome, era mejor levantarme en ese momento, porque si no Liz se convertiría en la mujer mas molesta del mundo.

—No necesito saber, solo levántate y entra a la ducha, tengo muchos planes para ti hoy —asentí y me levanté.

—¿Vas a contarme cuales son esos planes? —negó con la cabeza.

—Lo único que voy a decir es, feliz cumpleaños, te quiero demasiado y en esa bolsa esta tu vestido —mire a los pies de la cama, donde había una bolsa de regalo negra, con un listón dorado.

—¿Tu regalo de este año es un vestido? —me quede mirándola y ella negó con la cabeza.

—Tu mamá me dijo que lo trajera —asentí y me metí al baño, sabía que, al salir, mi habitación estaría completamente organizada y el vestido sobre la cama.

Me quede unos minutos en la ducha, preparándome mentalmente para lo que se venía, estaba segura de que mis hermanos habían preparado otro pastel, mi madre un almuerzo y mi padre tenía la cámara lista para sacarme cuantas fotos pudiera antes de que saliera con Elizabeth a comprar el helado más grande que comíamos al año.

—Dennise, saca tu trasero del baño, se nos va a hacer tarde.

Sali de la ducha envuelta en una toalla y mire el vestido rojo que estaba sobre la cama, era bastante bonito, así que tome ropa interior de uno de los cajones, entre nuevamente al baño, con el vestido en la mano y me vestí, al salir nuevamente a la habitación, vi a Liz sacando todo el maquillaje que había en la casa.

—deja eso arpía, que no voy a maquillarme como si fuera para un coctel —ella rio y después hizo un puchero —Solo quiero delineador y brillo en los labios, no me siento de humor para usar demasiado maquillaje hoy.

—Tu nunca estas de humor para el maquillaje —me reí y me senté en la cama, para dejarla arreglarme, en días como mi cumpleaños, todos a mi alrededor querían consentirme y no dejarme mover un dedo.

—deja en mis manos tu maquillaje, créeme que vas a querer verte increíble y me vas a agradecer cuando veas al tipo que esta abajo —me quedé mirándola y me reí.

—¿Estás hablando de esa manera acerca de alguien diferente a mis hermanos? —ella golpeo mi brazo y tomo una brocha, dándome la señal de que cerrara los ojos.

—Es muy guapo, alto, de ojos azules, con una voz de esas que quieres que te susurre al oído…

—Déjalo ahí, no quiero saber más —ella rio y empezó a maquillarme.

Al terminar, me entrego un espejo y le di la razón, me había maquillado muy suave, pero bonito. Me gustaba.

—Debes confiar en mi más seguido —bromeo y ambas salimos de la habitación, la ronda de abrazos me esperaba en la sala de estar.

—Cariño —hablo mi madre al verme, camino hasta donde estaba y me abrazo —Te ves preciosa, feliz cumpleaños.

Me estiro una pequeña caja, la tome y la abrí, era un pequeño collar con un dije de corazón, sonreí y la abrace de nuevo.

—Gracias —sonreí.

Luego de ella, vino mi padre, que también me abrazo y me entrego otra caja, cuando la abrí, vi que era una pulsera que complementaba el collar, lo abracé de nuevo.



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En el texto hay: angeles, romace, destino

Editado: 24.07.2020

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