Mi Prometido Gay

Capítulo 9

Me subo al auto, me pongo el cinturón y enciendo el motor.

- Listo o no ya nos vamos.

- Dirígete al restaurante de...

- Nada de restaurante.  Te dije que yo decido. Además, no tenemos tiempo para eso. Vamos a unos carros de comida rápida.

- No es justo te deje conducir.

- Porque, de otro modo no almorzamos juntos. Esas son las ventajas de conducir. Ahora eres mi rehén y no tienes modo de escapar. - Le explico con una sonrisa maliciosa.

- ¿Me vas a torturar? - Me pregunta.

Lo miro un segundo. Tiene una ceja alzada y una sonrisa pícara.

- Tal vez. Solo si no obtengo respuestas.

- ¿Respuestas? - Lo miro un segundo y tiene el ceño fruncido.

- Desde que lo conozco o mejor dicho no lo conozco. No sé nada de usted excepto que le gusta el frappe de nutella.

- De acuerdo, pero tú también tendrás que contestar mis preguntas.

- Es justo, pero no me mientas.

- Prometido, lo mismo va para ti.

- Vale. Yo comienzo. ¿Estás feliz con tu trabajo?

- ¿Esto es una entrevista de trabajo?

- No y ya hiciste tu primera pregunta. Contesta la mía.

- No. Siempre quise pilotar y ver el mundo, pero la responsabilidad cayó sobre mis hombros. - Se encoge de hombros.

Alzó una ceja confundida.

- ¿Responsabilidades? Eres modelo podrías estudiar por las noches.

- Sé pilotar.

- Entonces ¿Por qué no trabajas en lo que amas?

- Es cuestión familiar. -Me río.

- No lo entiendo acaso todos los de tu familia son modelos o qué. No me digas que es por la fama. Eso sí que no lo entiendo. Yo prefiero estar detrás de la cámara que enfrente de ella. - Lo escucho reírse.

- No es por la fama en realidad, es lo menos que me gusta. Todos me conocen por la prensa, no conocen al verdadero yo y solo quieren algo de mí.

Me detengo en una luz roja. Volteo para mirarlo, pero tiene la mirada perdida. Tomó su mano para llamar su atención. Voltea el rostro y me mira.

- Lo siento, pero las personas siempre buscan algo de nosotros. Es triste que nos busquen por las razones equivocadas.

- ¿A qué te refieres? - Me mira curioso. Parece confundido.

- Me refiero que todos buscamos algo de las personas. Algunos buscan un compañero de trabajo, un empleado, dinero, amistad, familia o amor. -Me encojo de hombros. - Si te consuela yo no te conozco por la prensa solo lo que tú me has mostrado que no es mucho. - Sonrió. - Es muy difícil confiar, pero no por una mala persona debemos ignorar a todas las personas buenas que hay en el mundo.

Recuerdo al esposo de mamá le odio, pero la hace feliz. Siento un escalofrío. Reaccionó cuando siento mi mano moverse. Se lleva mi mano hasta sus labios y le da un largo beso al terminar acaricia mi mano, mientras la observa luego me mira directo a los ojos, sin soltar mi mano.

- No te voy a lastimar. - Sentencia.

Estoy a punto de besarlo cuando tocan la bocina. Volteo y el semáforo está en verde. Le suelto la mano para volver a conducir. Vuelven a tocar la bocina.

- Pásame por encima si tienes tanta prisa. - Digo. Lo escucho reír.

- No te escucha. - Me encojo de hombros.

- Lo sé, pero me lo sacó del sistema. Por cierto, no me has hecho ninguna pregunta.

- Claro tengo una pregunta muy importante. - Alzó una ceja.

- Dispara.

- ¿Saldrás conmigo esta noche? Te prometo que te divertirás.

- Está bien saldré contigo esta noche, pero después de ir al gimnasio. ¿En dónde te encuentro?

- Yo te paso a buscar.

- No.

- ¿Por qué no?

- No soy tan tonta como para montarme en el auto de un extraño. Lo siento, pero no seré tu rehén.

- Primero no soy un extraño. Segundo no te diré a dónde vamos es una sorpresa.

- Sabes que puedes perder la oportunidad de salir juntos. ¿Verdad?

- Me arriesgaré. - Me reta.

- Vale. Saldré contigo está noche. - Le enviare mi ubicación a Carlos cada hora por el whattsapp, no me arriesgaré. Sonrió de lado para que él no lo note.

- ¿En serio? No creí que fuera tan fácil convencerte. - Se oye incrédulo.

- Tienes que saber que si mañana no aparezco mi hermano irá por ti. - Le advierto con una sonrisa maliciosa.

- Tenía entendido que eras hija única.

- Lo soy, pero eso no significa... - Mi ceño se frunce. Me estaciono y me volteo a verlo fijamente a los ojos. - Un momento. ¿Cómo sabes que soy hija única? - Le pregunto muy seria. Su rostro se descompone.

- ¡Eeee! Lo deduje hablas mucho es característica clásica de un hijo único. -Levantó una ceja no muy convencida.

- Entonces debo deducir que tu no lo eres por tu silencio.

- Exacto mi hermano habla demasiado y yo soy el cayado de la familia.

- Haré como que te creó. Baja que tengo hambre. - Me bajo del coche.  En unos segundos lo tengo a mi lado. - ¿Qué se te antoja comer? - Le preguntó.

- Nunca he comido nada igual. - Me informa despreocupado. Mi quijada casi se desencaja.

- ¿Estas de broma cierto? - Sonrió. Me observa.

- Te estoy hablando en serio. - Le tocó la frente.

- No tienes fiebre. No lo puedo creer no has vivido. ¿En dónde has estado toda tu vida en una cueva?

- No soy de comida chatarra. - Se defiende.

- Que aburrido. Yo también me cuido, pero no significa que debes en cuando ni cometa  algún pecadillo.

- ¿Me quieres llevar por el camino del mal? -Me pregunta malicioso.

- Nadie te está obligando a nada. Si deseas pido para llevar y te llevo a donde quieras almorzar.

- Si tú comes y te ves así de divina, no me va a afectar a mí.

Siento mis mejillas arder.

- ¡Aaa! - Estoy nerviosa. - Gracias, solo es el trabajo del gimnasio.

- Crees que estos músculos los tengo sin ir al gimnasio. - Me enseña sus fuertes brazos. Si antes sentía mis mejillas arder. Ahora siento que me arde toda la cara. - Te vez tierna sonrojada. - Me mira coqueta. Me acaricia la mejilla.

- ¿Tierna? Esa palabra no me describe para nada. Vamos a comer.



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En el texto hay: #drama

Editado: 08.08.2020

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