Mi Prometido Gay

Capítulo 16

Mi celular suena, me acomodo los audífonos y contesto.

- Buenas noches dígame. - Saludo formal, ya que no sé quién es.

- ¿Se puede saber dónde está la señorita? - Pregunta un Carlos muy molesto. Me toco la frente por la brutalidad de no decirle lo que paso. Antes de que puede explicarle me vuelve a hablar. - Te estoy esperando para ir al gimnasio desde hace rato.

- Lo siento, pero no voy a poder ir tuve una emergencia canina.

- ¿Cómo que una emergencia canina? No me digas que te mordió un perro y estas en el hospital, porque el perro tenía rabia y están a punto de amputarte el pie. Tendré que cómprate una buena silla de ruedas y ... - Lo interrumpo antes de que siga.

- No es nada de eso. Me dejaras explicarte o no.

- Dime de una vez y más te vale que sea una buena. - Ruedo los ojos y comienzo a explicarle todo lo que paso con los perritos. - Espera un momento. ¿Dónde va a dormir esa bola de pelos? Sabes que me pongo a estornudar como loco.

- Tendré que ir por ropa y preparar mi apartamento para mis sobrinos.

- No será necesario pondrás a la bola de pelos en uno de los cuartos y no la dejaras salir de ahí. Hasta que tus sobrinos se la lleven. Yo también quiero convivir con ellos y no dejare que su nuevo regalo me lo arruine. Por lo menos conseguiste familia para todos los cachorros.

- Sí voy ahora por comida.

- Después te quiero directo a mi apartamento. Tienes mucho que contarme y me muero de ansias.

- No me sorprende.

- Bueno no te molesto más me saludas a tu modelo.

- Esta bien. - Me estaciono.

- ¿No me vas a quejar por decir tu modelo?

- Ya me acostumbré.

- En definitiva, tenemos que hablar.

- Esas palabras nunca son buenas. No hice nada malo. - Uso sus misma palabras.

- Muy graciosa.

- Sabía que algún día reconocerías que lo era.

- Si claro. - Dentó el sarcasmo. Tocan en la puerta de mi coche y doy un brinco en mi sitio. Volteo y es Torres esperándome. - Me tengo que ir. Te veo luego te quiero.

- También te quiero. - Cuelgo la llamada y salgo del coche. - Hola otra vez.

- ¿Con quién hablabas?

- Con mi hermano. Se su ponía que íbamos a ir al gimnasio, pero no se pudo. - Me encojo de hombros. Sostengo a los cachorros, no los podemos dejar en el carro. - ¿Vamos? - Me sonríe y me toma por la cintura.

- Vamos.

Entramos a la tienda tomamos un carrito donde pongo a los cachorritos. Tomamos un paquete grande de comida para luego dividirlo. Al fin y al cabo, es posible que solo estén una o dos noches con nosotros. Un collar llama mi atención es de cuero de un tono marrón rojizo con una correa igual. Lo tomo en mis manos y sonrío es precioso perfecto para el perrito de mis sobrinos.

- Creí que solo querías comprar comida. - Puntualiza Torres.

Estoy mirando directamente al collar.

- Bueno directa o indirectamente ese cachorro. - Lo señalo. - Se ha convertido en un miembro de mi familia. Como lo son mis sobrinos y uno hace lo que sea por las personas que ama. Esto solo es un pequeño presente como bienvenida a la familia.

- ¿Tu familia por elección?

- Acaso hay otra. Tengo mucha familia genéticamente hablando, pero no conozco ni la mitad de ella. Estoy mintiendo, con la muerte de mi abuela su velorio parecía una reunión familiar. - Resoplo por el amargo recuerdo y me expresión se vuelve seria. - Yo estaba triste por su muerte, en cambio la mayoría de la familia lejana estaba socializando, conociendo a sus parientes. - Suspiro. Me mira sorprendido.

- Que triste. - Me encojo de hombros comenzamos a caminar por los pasillos.

- Si no conoces a la persona en vida no puedes sufrir cuando mueren.

- Muy cierto. Viendo desde ese punto no es tan triste después de todo.

- Lo único triste es que tenga que esperar a que un familiar muera para que toda la familia se reúna. De otro modo no sacamos el tiempo para compartir con la familia y se pierde en cosas sin sentido. - Hecho una cama y unos tazones para la comida en el carrito. - Son perfectos. ¿No te parece?

- Son bonitos.

- Lo único que no puedo comprar es una placa, ya que los niños deben elegir el nombre. ¿No vas a coger nada más?

- No, yo no veré la perrita tanto como tú veras al perrito.

- Ósea que no eres muy unido a esa parte de tu familia. ¿Verdad?

- No he convivido mucho con ellos. - Se encoje de hombros.

- Entiendo. - Prefiero cambiar de tema no quiero incomodarlo. - Vamos a la caja. - Al momento de pagar Torres va a dar su tarjeta, pero se la arrebató antes de que la entregue. - No seas metiche, que la mayoría de lo que está ahí es mío.

- Dame mi tarjeta. - Intenta arrebatármela, pero la pongo en mi espalda y esta sobre mí.

- Para que pagues por mí. No gracias. - Guardo la tarjeta en el bolsillo traser.

- Ven aquí. - Me eleva para colocarme sobre su hombro igual que Shrek carga por primera vez a Fiona. Aprovecho para sacar mi tarjeta de mi celular para darse la a la cajera. Ella la toma y cobra, mientras que Torres saca su tarjeta de mi bolsillo.

- ¡ATREVIDO! - Gritó.

Me pone en el suelo con una sonrisa victorioso. Le va a entregar la tarjeta a la cajera, pero ella me pasa la máquina para que ponga el número de seguridad. Finalizo la transacción. El rostro de Torres se descompone. Sonrío victoriosa y le saco la lengua. Salimos de la tienda yo con una gran sonrisa y Torres súper serio. Al llegar a mi coche le hablo con un puchero.

- ¿Seguirás serio conmigo? ¿Es así como quieres que termine nuestra cita? - Me cruzo de brazos, me recuesto del carro y le alzo una ceja.- Suspira.

- No. En definitiva no quiero que termine así. Es solo que ninguna chica se había negado a que pagara algo. Es un poco frustrante para mi que rechaces todo de mí.

- ¿Qué rechace todo de ti? - Mi ceño se frunce.

- Sí. Primero mi beso, luego mi auto y ahora mi dinero. - Dice, mientras va sumando con los dedos. - No estoy acostumbrado a que siempre me digan que no. Al contrario.



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En el texto hay: #drama

Editado: 08.08.2020

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