Respiro profundo tratando de calmarme. Por suerte, no tengo más trabajo que hacer por ahora. Me siento junto a la fuente que se encuentra frente al edificio. El ruido del agua me relája un poco. Me gustaría renunciar, pero este empleo me da estabilidad y no estoy preparada para iniciar por mi cuenta. Suspiro con resignación. Mi celular suena y doy por hecho que es María.
- Hola Mari. No te preocupes voy ahora mismo al estudio. Supongo que ya terminaste con los modelos. - Digo al mismo tiempo que me levanto y camino hacia el estudio.
- No soy Mari. - Escucho una voz masculina.
Me detengo y mi rostro se contrae por la confusión. Miro la pantalla y es Torres. Abro los ojos y vuelvo a poner el celular en mí oído. Regreso a la fuente.
- Hola Torres. No esperaba tu llamada. Creí que estabas ocupado trabajando.
- Lo estaba hasta que me entere de que te pusiste en peligro al fotografiar un cocodrilo salvaje. - Mi enojo vuelve a surgir. - ¿Acaso estás loca? - Me dice con voz severa.
- ¿Cómo te enteraste?
- No importa como me entere. Lo que importa es que te pusiste en riesgo. Te fuiste sola a fotografiar a un animal salvaje.
- Estaba haciendo mi trabajo.
- No. Tu trabajo es seguir instrucciones. Se iba a llevar a un cocodrilo al estudio con un profesional para que no se salga de control.
- Mi trabajo es darle las mejores fotografías a la empresa. Esas solo se consiguen en el ambiente natural de la criatura. No con un cocodrilo en cautiverio que no actúa de manera natural. Por si no te has dado cuenta le estoy ahorrando a la empresa el costo de traer un cocodrilo.
- Si la compañía tenía planeado traer a un cocodrilo hasta la empresa es porque tiene el presupuesto para hacerlo.
- Genial primero me acusan de plagio y ahora tu me estas regañando. No soy una niña pequeña para que me regañes. No necesito tu permiso ni el de nadie para hacer lo que tengo que hacer o lo que quiero hacer. - El celular me comienza a sonar. Veo en la pantalla y es María en la otra línea. - Hablando de lo que tengo que hacer el deber me llama. Literalmente. Adiós. - Cambio de línea antes de que conteste algo más. - Hola Marí. Supongo que ya terminaron. - Camino al estudio.
- Ya casi. ¿Estás bien? - Me pregunta con una voz dulce y maternal. Respiro profundo.
- No te desquites con ella Amy. - Me dice mi conciencia.
- Lo estoy. No te preocupes. Solo estoy cansada.
- De acuerdo niña. No te sobre cargues de trabajo.
- Lo tomare en cuenta.
- Sí deberías, la vida no es solo trabajo. - Ja. Lo mismo dije yo esta mañana.
- Lo sé no se preocupe. Gracias por llamarme.
- De nada. Que tengas suerte en la sección de fotos.
- Ok. Gracias. - Cuelgo la llamada.
Llego al estudio, pero los modelos no han llegado. Quiero poner en su lugar a Jorge. No tiene porque estar diciendo lo que hago y mis métodos de trabajo. ¿Acaso se puso a decir que hice plagio? No puedo ir a hablar con él, bueno a regañarlo ahora, pero si no fue él. Tomo mi celular llamo a Torres.
- ¿Cómo se te ocurre colgarme la llamada? No había terminado de hablar contigo.
- Tenía una llamada más importante de trabajo. Si te he vuelto a llamar es porque quiero que me digas quien fue el bocón que está hablando de mí.
- Ya te dije que eso no importa.
- ¿No importa? Me has llamado a regañarme como si fuera una niña pequeña que hace algo malo. No tienen que andar de chismosos.
- No se han inventado nada. Mira Jorge tubo que notificar tus fotos, porque pensó que era plagio a su jefa. Quien le ordenó investigar. Ya él notifico que habías salido a fotografiar al aire libre. Solo se rego porque nunca ningún otro fotógrafo se había tomado la iniciativa de salir y arriesgarse.
- ¡Ah! Genial ahora soy el punto de las habladurías. ¡Fantástico!. - Digo con sarcasmo. Suspiro tratando de calmarme.
- Amy. - Me llama con suavidad. - Te llame, porque me preocupo por ti. - Al escuchar eso mi corazón da un vuelco. - Es por eso que reaccione así al enterarme. No quiero que te pase nada malo. Me frustre al estar tan lejos y no poder ir a verte para asegurarme que estés bien. Me volví loco al saber que fuiste sola, si por lo menos yo hubiera estado ahí.
- El cocodrilo se hubiera puesto agresivo con tanto público. - Me río. Increíblemente ahora me siento tranquila. - Lo siento, no pretendía asustarte. Eso no cambia el hecho de que hago muchas locuras. Esta no es la primera y no será la última. Hace rato me preguntaste si estoy loca. La respuesta es simple. Sí lo estoy.
- Ese tipo de locuras me preocupa. Por favor por lo menos notifícame la próxima vez que se te ocurra hacer otra locura como esta.
- ¿Para qué? Solo te preocuparía. Estas a kilómetros de mí. No podrías hacer nada. Si te soy sincera, pensé en llamarte cuando terminé de fotografiar por la adrenalina, pero no quería molestarte. Tú estás trabajando y yo también. Cada trabajo tiene su riesgo a su manera.
- Por favor solo avísame.
- Lo pensare. - En ese momento entran los modelos al estudio. - Me tengo que ir los modelos acaban de llegar. ¿Estamos bien? - Lo escucho suspirar.
- Sí estamos bien gatita. Yo también regresare a trabajar.
- De acuerdo. Éxito Gato.
Tomo mi cámara para comenzar a trabajar. Es increíble, pero solo hablar con mi modelo me ha calmado, aunque él fue quien me hiso enojar en un principio. Bueno si la gente se quiere poner a hablar de mi que hablen. Al fin y al cabo, pronto no pararán de hablar de mí. Me pongo a trabajar con todos los modelos. Oscar entra al estudio detrás de los modelos, por suerte hay algunos tienen pintura fluorescente.
Me concentro en el trabajo. Iniciamos con las fotos grupales y luego las individuales. Poco a poco el lugar se va vaciando. Hasta que no queda nadie, ni siquiera Oscar. Me siento en mi escritorio. Descargo las fotos en la computadora, retoco algunas. Cuando las voy a enviar veo que tengo un correo de mi jefa. Abro el correo y automáticamente me retuerzo los dedos por los nervios.