Devon salió del estrecho callejón con una cara tranquila. Sonrió a algunas personas, mostrando una sonrisa cálida.
Con un largo paso se dirigió a la parada del autobús. prefirió tomar el transporte público para buscar objetivos. Como saben, Devon no necesita ninguna razón para torturar o matar a nadie.
La parada de autobús parece haber más gente que de costumbre. Hay pasajeros que están sentados y otros están de pie. Hay un niño bebiendo chocolate caliente, un viejo abuelo abrazándose a sí mismo intentando entrar en calor. La lluvia ha hecho que las temperaturas bajen.
Al ver una multitud de tales aglomeraciones surgió la naturaleza loca de Aldrich. Sería interesante que matara dos veces en un día. En su corazón se rio, ¿por qué suena como un plan de comer?
Observó a algunas de esas personas cuando estaba entre ellos. ¿El abuelo? No, debe de tener poca sangre. ¿El niño? No, no le gustan los gritos de un niño. Demasiado ensordecedor.
Entonces los ojos de Devon se posan en una hermosa mujer, que está a unos pasos de él. Tiene los ojos grandes y azules, la nariz pequeña y los labios un poco carnosos. Su pelo largo y castaño está suelto.
Devon se siente atraído hacia ella, ¿cómo se sentiría matarla? Rara vez mata a una mujer.
El autobús llega y la multitud sube inmediatamente. La mujer en la que se fijó Devon se sienta en la segunda fila, mientras que él está dos filas más atrás que ella. Sus ojos siguen enfocados en ella.
La chica de ojos azules sube al autobús y suelta un suspiro de alivio cuando consigue un sitio donde sentarse. Se frota las manos intentando entrar en calor. El día de hoy es bastante frío. Aunque la lluvia ha disminuido un poco.
Su nombre es Elane Waters. Es una estudiante de psicología de Saint Paul, Minnesota, que optó por continuar estudiando en Nueva York. Sus padres están en Minnesota, ocupados cuidando del negocio familiar.
En realidad, sus padres se divorciaron cuando ella era una niña. Siente un pinchazo en el corazón al recordarlo.
El viaje pasa rápido, cuando el autobús se detiene, Elane baja y camina hacia su apartamento.
Devon ve a la mujer bajar, así que se levanta de inmediato. Se dio cuenta de que la mujer caminaba en la dirección por la que Devon pasaba casi todos los días.
Devon camina tranquilamente detrás de la mujer, pero manteniendo distancias.
Elane miró hacia atrás y vio a un chico alto de cabello rubio y rizado, lo había visto en el autobús. Era extraño porque cada vez que Elane se volvía, el chico rubio seguía ahí.
“¿Me está siguiendo?”, la pregunta resuena en su mente.
Elane cruza la calle, aunque su apartamento está en el otro lado. Pero prefiere ir a un sitio público, decide entrar en una cafetería. Y lamentablemente ese chico también entra y se sienta cerca de ella.
Elane dio un sorbo a su café que recién acababa de pedir. De reojo mira al chico rubio y se da cuenta de que él la observa atentamente.
—¿Qué demonios quiere, por qué me sigue? —Piensa Elane, confundida.
Ella se levanta y camina hacia el cajero para pagar su café. Sale de la cafetería a toda prisa. Cruza la calle casi corriendo, con la respiración agitada. Una vez en el otro lado de la calle, ve al chico fuera de la cafetería. Se acerca a ella con una sonrisa.
“¡Mierda!”, piensa Elane.
Sin pensárselo dos veces, Elane empieza a correr hacia su apartamento. Las personas le miran confundidas, pero eso es lo de menos ahora.
Elane suspira cuando por fin llega delante de su apartamento. Pero antes de entrar choca con alguien.
—¿Estás bien? —pregunta una voz masculina. Cuando levanta la mirada se encuentra con unos ojos grises. El mismo chico que le perseguía ahora está delante de ella con la mano extendida.
—¿Estás bien? —pregunta una vez más con tono amistoso y sonriendo, pero ella no le creía. Elane rechaza su ayuda e intenta levantarse lo más rápido que puede con la rodilla magullada.
—Lo siento, déjame llevarte —dice amablemente. Elane mira a su alrededor en busca de ayuda.
—Ya se ha dado cuenta de que la perseguía, es inteligente, me gusta —piensa Devon en su interior.
Elane saluda con su mano a una mujer morena y bajita. Ella se acerca a Elane y a Devon.
—¿Qué pasa? —pregunta cuando ve la mueca en la cara de Elane.
—Me he caído, es mejor que entremos, tengo hambre, ¿has cocinado algo? —Elane se fue inmediatamente con su amiga. Devon pudo ver un destello de miedo en su rostro.
—¡Maldita sea! —Devon está muy irritado, es la primera vez que su objetivo haya podido escaparse. Apretó el puño y golpeó a la pared. Él está muy enojado en este momento.
Cuando Devon se giró, pisó algo accidentalmente. Se agachó y recogió el objeto. Con una sonrisa de victoria, cogió el bolso que llevaba Elane.
—No puedes huir de mí, pequeña —una sonrisa maliciosa aparece en la cara de Devon. Ahora más que nunca, desea torturarla y matarla.