Pasé los últimos días de mi vida organizando mis cosas dentro de cajas, grandes, pequeñas y medianas.
Quien diría que las mudanzas podían ser tan malditamente agotadoras.
Me encantaría haber guardado algo de dinero para poder pedirle a alguien que haga el trabajo pesado por mí. Pero supongo que a partir de ahora y debido a mis terribles habilidades para poder encargarme de mi dinero , me encontraba sin un centavo , yendo a vivir a la casa de una completa desconocida con quien solo tenía contacto a través de Instagram y debía dejar mi lugar favorito.
Afortunadamente era fan de los nuevos comienzos y este se veía más que prometedor.
Sabía que no podía confiarme, tendría que salir a la calle a buscar un nuevo trabajo para poder alquilar un departamento cuando esto termine, pero por el momento disfrutaría hasta el último segundo de esto.
En el noticiero las noticias por otra parte no se veían tan alentadoras. Un nuevo virus se había desatado en el mundo, había comenzado en China y se había instalado de a poco en todas partes."Coronavirus" le llamaban .
El nombre me daba risa , ya que a lo único que me recordaba era a la cerveza. Pero sabía que debía tomarme las cosas con seriedad es por eso que escuché lo que los periodistas decían,con mucha atención.
Ellos decían que la gente era obligada a obligada a estar en casa.Yo no sabría como actuar en una situación asi. Era una persona que estaba acostumbrada a salir, amaba salir a pasear y estar con mis amigos y mi familia.
No sabía como tomaría la idea de pasar semanas encerrada en una casa yo sola. No era un estilo de vida diseñado para mí.
El taxi pasó a buscarme a las 6 de la tarde. Mi nuevo hogar estara a tan solo 30 minutos de mi antiguo piso.
Mientras llegaba a mi destino en la radio dieron una noticia que sembró nubes negras sobre mí , no solo metafóricamente sino que literalmente.
Es como si todo se hubiese puesto de acuerdo para que las cosas se tornaran negras.
El gobierno había decretado una cuarentena obligatoria en todo Estados Unidos, lo que significaba que tendríamos que quedarnos encerrados aquí por lo menos por las próximas 10 semanas , para evtar contagiarnos.
Mi corazón se rompió al escuchar eso, no sabía que es lo que haría ahora.
Pero agradecía haber encontrado un lugar donde vivir porque de otra forma ahora estaría totalmente a la deriva.
Y eso es algo que no podría manejar.Mis emociones y mi salud mental sucumbiría si eso pasaba.
Y no me podía permitir volver a aquel oscuro lugar en el que alguna vez estuve. Me había jurado que no pasaría por eso de nuevo.
El taxista me dejó enfrente del gran portón verde con mis maletas a un lado y un gran signo de pregunta sobre mi cabeza.
No sabía como era posible que alguien que se dedicara a la gastronomía hubiese sido capaz de montar un imperio asi de grande, no solo con su cadena de restaurantes , sino con este hermoso lugar en el que vivía.
Era una réplica exacta de aquella casa de muñecas que siempre quise para mis Barbies. Pero que nunca pude tener, por lo menos no cuando quise. Recuerdo el berrinche que hice cuando mis padres me contaron que no podían comprarla , pero que en su lugar me podían dar un skate.
Skate que quedó guardado bajo mi cama durante años. Hasta que se lo regalé a uno de mis novios.
Sin embargo , el berrinche más grande fue cuando mis padres me dijeron que podían regalarmela.
Un poco tarde. En que cabeza cabe que querría una casa de muñecas cuando cumplí 18 años?
Para que la usaría de todas formas?Sería la burla de todos mis amigos.
Ahora la vida me había dado una nueva oportunidad y me dejaba vivir en una casa de Barbies a escala real.
Tomé el llavero que estaba escondido en una de las macetas y apreté el pequeño botón que me abriría la puerta a mi nueva vida.
La ansiedad y la emoción corrían por mis venas.Ya quería comenzar a vivir aquí.
Mis ojos se abrieron como platos cuando la armadura verde que cubría el lugar del exterior se corrió por completo. Esto era más de lo que esperaba. Una piscina fue lo primero que me recibió.
Podría pasar aquí varias horas haciendo lo que más me gustaba. Tomar sol y nadar un poco. Eso estaba segura que me ayudaría a pasar el tiempo.
Seguí caminando por el gran jardín hasta llegar a la puerta principal que era custodiada por dos estatuas.
-Buen día-saludé como si estas me pudieran responder.
Coloqué la llave en la cerradura, y un simple click , fue el que me dió acceso a este palacio.
El hall era el triple de grande que mi sala de estar. Una gran araña de cristal colgaba del techo y en las paredes estaban colgados los artículos que mencionaban los logros de mi amgas Keisy. La gran cocinera.
Mientras decidía que habitación sería en la que dormiría , un ruido en la planta alta fue lo que llamó mi atención.
En un principio pensé que se trataba de algún gato o un perro que ella se había olvidado de mencionar que tenía. Lo cual sería malo ya que no era una persona que se declarara amante de los animales.
Pero a medida que pasaban los minutos, esos ruidos que en un principio se escuchaban como leves pisadas, se fueron haciendo más pesados . Definitivamente lo que sea que estaba allá arriba era cualquier cosa menos un animal.
Tome uno de los jarrones que estaba en la mesita del recibidor y quité las flores que estaban ahí por un momento. No creo que les pasara nada si las sacaba de su lugar . Primero estaba mi seguridad y luego ellas.
-Hola-dije temerosa.
Nada,silencio.
Los pasos se siguieron acercando hacia mi y una puerta se cerró.
Podía sentir que mi corazón se aceleraba cada vez más a medida que el intruso se acercaba a mí.
Keisy no me dijo que había un psicopata en su casa. Tal vez se había colado aquí luego de que ella se fue.