Mientras avanzaban por los pasillos en dirección a las mazmorras, donde la temida clase de matemáticas les esperaba, Servant vio la ocasión propicia para conocer un poco más a su amiga.
"Emi," comenzó con un tono amigable, "¿tienes hermanos?" La pregunta flotó en el aire, llevando consigo el deseo genuino de entender mejor la vida de su compañera.
A medida que se acercaban a las escaleras, Emily reflexionó por un instante antes de responder, permitiendo que la conversación fluyera con naturalidad en medio de la luz matutina que iluminaba el pasillo.
"Y, ¿qué clases disfrutas más?" agregó Servant, buscando descubrir los gustos y pasiones de su amiga mientras sus pasos los acercaban al aula de matemáticas.
"Oh, tienes muchas preguntas," Emily respondió con entusiasmo, el brillo en sus ojos revelando su complacencia ante la curiosidad de Servant. "¡Me encanta!".
Mientras avanzaban por las escaleras, la joven compartió un poco más de su mundo. "Tengo tres hermanitos pequeños. ¿Y tú, tienes hermanos?" Emily había acogido la pregunta de su amigo con un genuino interés, dejando que su amistad se nutriera con cada revelación compartida en aquel camino hacia la clase.
El joven dejó escapar una risa suave, descubriendo que Emily se mostraba cada vez más cómoda compartiendo fragmentos de su vida personal. La dicha se reflejaba en su mirada, como si encontrara un regalo inesperado en la apertura de su amiga.
"Yo, por otro lado, carezco de hermanos", confesó con una sonrisa sincera. Sin embargo, la mención de los tres hermanos de Emily agudizó su curiosidad.
"¿Cómo se llaman?" inquirió con genuino interés, mientras un atisbo de intriga iluminaba sus ojos. "Y, ¿qué edades tienen?"
Emily compartió con entusiasmo los nombres y edades de sus hermanos, dejando que sus palabras fueran como pinceladas que pintaban un retrato de su vida familiar.
"Ohh, Argos, Erick y Martin son mis hermanos", reveló con cariño, acompañando la información con las edades respectivas: "9, 6 y 3 años."
Servant, con una sonrisa, respondió a la descripción de Emily con un toque de ternura. "Parece que todos tienen edades diferentes. Deben ser adorables."
Mientras se reía suavemente, su mente divagaba por caminos curiosos, preguntándose si alguna vez su amiga había deseado tener un hermano propio. La idea de Emily siendo una hermana mayor cariñosa parecía un pensamiento atractivo, pero ¿habría sido algo que alguna vez se le había ocurrido? "¿Se parecen a ti en algún aspecto? ¿O son completamente diferentes?" preguntó con interés, deseando entender mejor a la familia de Emily y cómo se entrelazaban sus vidas.
Servant lanzó una mirada fugaz a su amiga, notando su belleza natural, y se preguntó si los demás miembros de su familia compartían esa cualidad.
"Ohh, mis hermanos hacen muchas travesuras, de hecho," confió Emily, dejando entrever una sonrisa mientras recordaba las travesuras de sus hermanitos. "Pero mi hermanito pequeño es muy tranquilo y disfruta cuando le cuento historias. Siempre se ríe, jaja."
Sus palabras transmitían el bullicio y la energía que infundían sus hermanos en la vida familiar, mientras revelaban el vínculo especial que compartía con su hermanito menor. La risa en su voz era como una melodía alegre que se deslizaba por el aire, llenando el espacio con la calidez de la complicidad fraternal.
"Eres realmente hábil con los niños pequeños," comentó Servant, observando a Emily con una mezcla de admiración y curiosidad. Sus palabras resaltaban la paciencia y el afecto que la joven brindaba a sus hermanitos.
Servant contempló a Emily por un momento, preguntándose si su ternura y paciencia con los niños siempre habían sido características de su personalidad. "¿Disfrutas de su compañía en casa?" inquirió, deseando conocer más sobre su amiga, pero consciente de que la vida familiar podía ser un tema delicado. No quería tocar ninguna herida no cicatrizada ni causarle dolor. En lugar de eso, buscaba comprender mejor a Emily, profundizar en su amistad, y aprender más sobre los aspectos que hacían de ella la persona que era.
"Mi familia es un poco peculiar," comenzó Emily, su voz cargada de sentimiento. "Mis padres trabajan todo el día y a menudo no están en casa." La joven compartió un trocito de su vida con su amigo, dejando que él se adentrara en su mundo.
Pero entonces, con un brillo de amor en los ojos, continuó: "A pesar de sus travesuras, mis hermanitos me hacen sentir como si estuviera en un nido." La comparación de su familia con un nido era un reflejo de la calidez y el vínculo especial que compartía con sus hermanos, a pesar de las circunstancias. Sus palabras eran como un cuadro pintado con amor y cariño, transmitiendo el amor que sentía por su familia y la comodidad que encontraba en su compañía.
Servant, conmovido por la forma en que Emily había compartido su vida familiar, hizo una promesa en silencio. Juró que nunca permitiría que esa joven estuviera sola de nuevo, que sería su apoyo constante en cada paso del camino.
Le parecía evidente que Emily necesitaba a alguien en quien apoyarse, alguien que estuviera a su lado en todo momento.
"¿Alguna vez tienes que cuidar de ellos?" preguntó, sin poder evitar la pregunta, al notar cómo el rostro de Emily se iluminaba al mencionar a sus hermanos. Sus palabras eran una manifestación de su curiosidad y su deseo de entender mejor a su amiga. Estaba claro que Emily los amaba profundamente, y Servant quería aprender más sobre esa parte especial de su vida.
"Oh, a veces... aunque en realidad, mis padres no deberían cargar tanto de responsabilidades en mí, después de todo, todavía soy solo una niña," Emily reflexionó con tristeza, su mirada descendiendo hacia el suelo. Los suspiros de Emily eran un reflejo de la pesada carga que sus padres habían depositado en sus jóvenes hombros, una responsabilidad que superaba con creces su tierna edad de 13 años.