Mi segundo nombre es desastre.

Extra 10: Despedida de solteros.

Andie

 

—Entonces como haremos con las despedidas de soltero —le dice Sebastian a Henry y Tomas mientras nos encontramos cenando los 4 en mi departamento.

— ¿A qué te refieres? —pregunta Tomas confundido.

—A que si haremos dos fiestas diferentes para cada uno o haremos una conjunta —responde Sebastian—. Porque si mal no recuerdo ustedes tienen el mismo círculo de amigos y hacer dos fiestas el mismo día sería tonto.

—Estamos pensando en hacer una despedida conjunta —dice Henry mientras Tomas asiente.

—Perfecto —exclamo con felicidad pues ya que Sebastian y yo estamos encargados de las despedidas de soltero, será más fácil organizar una sola.

—Pero queremos que sea algo sencillo —dice Henry.

— ¿Entonces nada de strippers? —pregunto con curiosidad.

— ¡Andie! —exclaman Henry, Tomas y Sebastian al mismo tiempo.

— ¿Qué? —digo inocentemente—. Toda despedida de soltero que se respete tiene strippers.

—Bueno, la de nosotros no tendrá —dice Tomas mirándome un poco escandalizado.

— ¿Por qué no? —Pregunto mientras hago un puchero—. Es su última noche como solteros, se supone que debe ser épica.

— ¿Estas consciente que de que las despedidas son una semana antes de la boda? Por lo que técnicamente no es nuestra última noche de solteros —exclama Tomas—. Además no necesitamos strippers para que la fiesta sea épica.

—Claro amigo repítelo hasta que te lo creas —respondo jugando.

—Andie, recuerda que no es tu fiesta sino la de ellos —dice Sebastian con calma—. Así que ellos son los que deberían decidir qué es lo que quieren.

—Aburridos —exclamo alargando la o—. Entonces que sugieren ¿Ir al bar de Jim?

—Tampoco que sea tan simple —responden Henry y Tomas al unísono.

— ¿Entonces que quieren? —pregunto exasperada.

—Algo divertido —dice Tomas encogiéndose de hombros.

—Pero sin strippers o cualquier cosa loca que se te ocurra —añade Henry.

—Tranquilos —dice Sebastian sonriendo—. Me aseguraré de que tengan la mejor despedida de solteros del mundo.

—Perfecto —dice Tomas sonriendo.

*-*-*-*

Al final terminamos saliendo nosotros 8 —Henry, Tomas, Elías, Amy, Rissa, Richard, Sebastian y yo— al bar Liberty, ya que gracias a Rissa el dueño del local accedió a rentarnos uno de los reservados VIP para celebrar el fin de la soltería de dos de mis mejores amigos.

—Aún no puedo creer lo que hiciste —le reprocho a Sebastian mientras el conduce desde su departamento hacia el club.

—No te enojes cariño, sabes que te gustó que lo hiciera  —responde mientras sonríe.

—Créeme que no me gusto para nada cariño —espero que el sarcasmo en mi voz sea lo suficientemente evidente.

—Sé que te gustó así digas lo contrario.

Por si se están preguntando qué fue lo que me hizo Sebastian, con gusto les contaré: Como teníamos que ultimar unos detalles de la despedida de solteros, decidí arreglarme en el departamento de Sebastian así que mientras que yo me bañaba el terminaba de arreglar ciertas cosas que hacían falta. Una vez que salí del baño me vestí con una camisa mangas largas negra, una falda de paño gris y unos botines con tacón negros; mi cabello lo amarré en una coleta alta y pintando mis ojos con un estilo ahumado y mis labios con un labial nude, me senté en la sala a esperar a Sebastian.

Todo iba bien hasta que Sebastian salió del cuarto usando una camisa de seda gris, unos pantalones negros y unos zapatos negros. En otras circunstancias no me molestaría ir combinados, pero que escogiera precisamente esta noche para hacerlo es algo que me hizo molestar.

— ¿Podrías por favor explicarme por qué decidiste que deberíamos estar combinados? —pregunto intentando evocar una calma que no poseo.

—Pensé que sería tierno —responde encogiéndose de hombros—. Además es una sutil manera de decirles a todos los hombres del lugar que estás tomada.

— ¿Y eso funciona en ambos sentidos? Es decir, entonces todas las mujeres del lugar sabrán que estas tomado.

—Absolutamente —responde guiñándome el ojo.

—Te odio —exclamo sintiendo como mi enojo se desvanece.

—No lo haces, sé que me amas tanto como yo te amo.

—Es imposible mantenerme enojada contigo —digo mientras hago un puchero.

—Eso es porque soy fabuloso, tú eres fabulosa y somos fabulosos juntos.

—Eres un tonto —exclamo negando con la cabeza.

—Pero soy tu tonto.

No puedo evitar reírme causando que Sebastian me mire fingiendo estar herido para después reírse conmigo. Pasamos el resto del trayecto hacia el club cantando las canciones que suenan en la radio y una vez que finalmente llegamos a nuestro destino nos bajamos del auto y dándole nuestros nombres al portero entramos al club.




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