Mi segundo nombre es desastre.

Capítulo 12: Cita.

El almuerzo con Damon estuvo increíblemente bien, hablamos fácilmente de todo un poco sin quedarnos en silencios incómodos y descubrí que tenemos varias cosas en común. Luego de almorzar me dejo de vuelta a la editorial y prácticamente flote hasta mi oficina, al entrar en ella me encontré a Sebastian casi en la misma posición en la que estaba cuando me fui así que sentándome tras mi escritorio pregunto:

— ¿No fuiste a almorzar?

—Tenía bastante trabajo así que no —me responde levantando la mirada de la computadora—. David me trajo un sándwich.

—Está bien —digo mientras reviso mi correo electrónico antes de enfrascarme en el trabajo.

Una vez más Sebastian y yo comenzamos a trabajar en un silencio bastante cómodo solo siendo roto por preguntas ocasionales. Estoy sorprendida de que Karah aún no haya venido a interrogarme sobre cómo me fue con Damon, pero luego de ver en mi reloj que ya van a ser las 3 de la tarde, sé que Karah no tardará en venir con mi café y un montón de preguntas.

Y no me equivoco pues cuando son exactamente las 3 en punto Karah entra en mi oficina con una taza de café en la mano y una expresión de emoción en todo el rostro.

—Aquí está tu café de las 3, ahora dime como te fue con Damon —dice entregándome mi preciada taza de café, y es que si no me tomo una taza de café en la tarde me da tanto sueño que me vuelvo algo inútil.

—Gracias —digo tomando un sorbo del dulce néctar de los dioses—. Fue bastante bien, fuimos a comer a un restaurante de comida china muy bueno y hablamos de muchas cosas, tenemos mucho en común y es una gran persona.

— ¿Lo verás de nuevo? —pregunta sonriendo.

—Creo que sí, quiere que salgamos a cenar pero está de guardia casi toda la semana así que dijo que me llamaría en el transcurso de la semana —respondo algo cabizbaja.

—Asegúrate que cuando salgan de nuevo use su uniforme —dice pícaramente—, no pudimos verlo en uniforme el día que lo conocimos y apuesto a que se ve súper sexy en él.

—No le diré que use su uniforme en una cita —digo ruborizada.

— ¿Por qué no? tienes que presumir —responde Karah moviendo las cejas graciosamente.

—No lo haré.

—Como sea, me iré a trabajar —dice mientras sale de la oficina.

— ¿Sales con un médico? —pregunta Sebastian sobresaltándome.

— ¡Sebastian! —Exclamo sorprendida—, me olvides que estabas aquí.

—Eso lo note —dice riendo—. Entonces… ¿Cuándo conociste a tu médico?

—Lo conocí el sábado en la noche y no es médico, es bombero.

— ¿Y te gusta? —pregunta fingiendo desinterés.

—Bastante, en un buen sujeto y tenemos mucho en común.

—Qué bueno —dice para luego volver a fijar la vista en la computadora.

El resto de la tarde lo pasamos en completo silencio cuando ya es hora de irse Sebastian murmura una escueta despedida antes de irse. Luego de unos minutos decido irme también y cerrando mi oficina salgo del edificio rumbo a mi casa.

Cuando finalmente abro la puerta del departamento me encuentro tan cansada que agradezco no ser la que prepara la cena hoy así que prácticamente arrastrándome a mi cuarto me pongo una pijama antes de tirarme a la cama a esperar a que Henry me llame para cenar.

—Andie ¿Estás aquí? —pregunta Henry luego de aproximadamente una hora—, si es así la cena ya está lista.

Me levanto con pesar y me dirijo a la cocina encontrando a Henry en una de las sillas de la isla sosteniendo un sándwich.

— ¿Cómo te fue hoy? —pregunto tomando mi sándwich y dándole un mordisco.

—Bastante bien ¿A ti como te fue? Sé que debió ser un día inusual pues cuando estábamos por iniciar las clases Sebastian llamó a Tomas para quejarse de ti.

—Pues fue… interesante —respondo pensativamente antes de comenzar a contarle todo lo que paso hoy—, realmente espero que lo del pescado junto con la charla que nos dio Grecia sea suficiente para disuadirlo de seguir molestándome.

—Eso espero —añade Henry.

Terminamos de comer mientras hablamos de cualquier cosa y luego de lavar los platos sucios, nos despedimos mientras caminamos a nuestros cuartos para irnos a dormir.

 

*-*-*-*

 

Los días pasaron casi como un borrón, Damon y yo estuvimos hablando mucho intentando planear la cena y cuando descubrió que el jueves estaba lo suficientemente libre como para llevarme a cenar decidimos fijar la salida para ese día.

Así que cuando llego el jueves me desperté tan emocionada que decidí hacer galletas de chispas de chocolate, pero al ver que había hecho muchas decidí tomar un envase de plástico para llevarlo al trabajo, por lo que comencé a llenarlo rápidamente con galletas antes de que Henry entrara en la cocina y me descubriera.

Gracias a mis habilidades ninjas no fui descubierta y cuando Henry finalmente entro en la cocina yo estaba sentada tranquilamente comiendo un muffin de arándanos mientras revisaba mi teléfono y el envase de las galletas se encontraba escondido en mi cuarto. Desayunamos los muffins y las galletas en silencio y una vez que la cocina estuvo limpia me fui a arreglar para otro día más de trabajo.




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