—Buenos días chicos —exclamo cuando Sebastian, Henry y Tomas entran en la cocina.
—Buenos días Andie —dicen Henry y Tomas mientras se sientan en la isla de la cocina.
—Buenos días cariño —dice Sebastian para luego darme un beso.
Cuando salimos de la convención de libros el sábado en la noche, Sebastian y Tomas decidieron quedarse con nosotros y hoy lunes por la mañana aún siguen aquí.
— ¿Que planes interesantes tienes para hoy? —me pregunta Sebastian mientras toma un sorbo de su café.
—Tengo que hablar con Grecia pues el libro que estaba escribiendo finalmente está terminado —respondo mientras coloco el pan tostado frente a los chicos.
—Genial ¿cuándo me dejarás leerlo? —pregunta mientras hace un puchero.
—Luego de que se lo muestre a Karah —respondo mientras me sirvo una tostada.
—Mientras le muestras el libro deberías aprovechar y decirle que estamos juntos —dice Sebastian—, no me gusta que me mire con rabia cada vez que me ve cerca de ti.
— ¡¿Karah no sabe que están juntos?! —pregunta Henry impresionado.
—No, no sé cómo han pasado dos semanas y aun así ella no lo sabe, no es como si fuéramos discretos al respecto —dice Sebastian—. David lo supo incluso antes de que nos hiciéramos novios.
—Está bien Sebastian, le diré hoy cuando le muestre el libro —digo calmándolo.
Terminamos de comer para luego arreglar la cocina e irnos a la editorial. Sebastian y yo nos vamos en el auto de Sebastian y mientras el conduce yo me dedico a hablar y hablar sobre lo genial que es mi libro. Sebastian estaciona su auto y luego de bajarnos comenzamos a caminar hacia el edificio donde ambos trabajamos.
Saludamos a Vicente para luego entrar en el ascensor y dirigirnos al último piso para la reunión de editores. Saludamos a todos y nos sentamos en la mesa de conferencias a hablar con los demás mientras esperamos que Grecia llegue.
Una vez que esta llega, comienza a hablar de cómo nos fue en la convención de libros y luego de felicitarnos a Sebastian y a mí, habla sobre lo que tenemos que hacer en la semana y nos da una charla emocional —Grecia ama dar charlas—. Una vez que termina la reunión me despido de Sebastian y me dirijo a la oficina de Grecia para hablar con ella.
—Hola Andie ¿Cómo estás? —pregunta Grecia sonriendo.
—Hola Grecia, yo estoy bien ¿cómo estás tú? —cuestiono cortésmente.
—Bastante bien, dime ¿qué te trae a mi reino? —dice bromeando mientras se sienta tras su escritorio.
—Vine aquí para decirte que ya termine mi libro —sonrío emocionada—, te lo enviaré mañana luego de que Karah lo lea.
—Perfecto, lo estaré esperando —dice para luego fijar su vista en la computadora.
Me despido de ella para luego salir de su oficina y tomar el ascensor hasta mi piso. Una vez que salgo del ascensor camino dando saltitos hacia mi oficina y cuando veo que Karah está sentada en su escritorio sonrío.
—Buenos días Karah, podrías por favor venir conmigo a mi oficina —digo emocionada.
Abro la puerta de mi oficina y una vez que me siento tras mi escritorio me dedico a observar a Karah que me está mirando como si me hubiese vuelto loca.
— ¿Por qué estás tan feliz? —pregunta con curiosidad.
—Te tengo dos buenas noticias —respondo feliz—. La primera es que ya termine mi libro.
— ¡¿En serio!? —exclama realmente emocionada—. ¿Vas a dejarme leerlo?
—Sí pero tienes que hacerlo rápido pues tengo que mandárselo a Grecia —respondo seriamente.
—No te preocupes, lo terminaré hoy mismo —dice con una sonrisa—. ¿Cuál es la otra buena noticia?
—Tengo novio —digo sonrojándome.
— ¿Damon y tu están saliendo? —pregunta feliz.
— ¿Damon y yo? No, para nada —digo negando con la cabeza—. Estoy saliendo con Sebastian.
— ¿Sebastian Ferrer? —Pregunta confundida a lo que yo asiento—. Pero si tú lo odias.
—No lo odio —digo rápidamente.
—Lo llamabas rubio nefasto y engreído —dice Karah mirándome seriamente.
—Bueno, descubrí que no es nefasto y engreído, porque rubio claramente si es —digo encogiéndome de hombros.
— ¿Hace cuánto salen? —pregunta con sospecha.
—Hace dos semanas —digo sonriendo con culpabilidad.
— ¡Dos semanas! —Exclama incrédula—. Y ahora es que me lo dices.
—Pensé que lo sabías, todos lo saben pues en realidad no estamos ocultándolo —digo excusándome.
—Como sea, de hecho el que salgas con Sebastian es algo bueno —dice de pronto mientras sonríe—. Así puedes decirle a tu novio que hable con David para que me invite a salir.
— ¿Qué pasó con eso de que ibas a esperar dos semanas y si no te decía nada tu ibas a invitarlo a salir? —pregunto con curiosidad.
—Pues me dio miedo hacerlo —responde tristemente—. ¿Y si me rechaza?