Mientras intentaban no hacer sonido alguno, para evitar ser detectados, el grupo estaba totalmente expectante. Ante la menor señal de alerta, se lanzarían al ataque o correrían directo hacia la Gran Biblioteca. Este no era su negocio y no creían que debieran involucrarse en asuntos ajenos.
Pero Káel no estaba tan seguro de esto. Él conocía bien a estos dos y aunque podrían hacer algunas cosas turbias a veces, jamás serían tan valientes como para atreverse a robar algo en una facción importante.
Además, sin importar como lograron llegar hasta aquí, era claro que habían producido alguna clase de milagro y que ahora se habían convertido en aprendices.
Káel sabía que Lennox y Nicov no tenían demasiado talento mágico y era probable que les tomara un par de años llegar hasta este pabellón. Pero apenas había pasado un poco más de 6 meses desde la última vez que los vio, al abandonar el pabellón de novicios, y estos dos se las arreglaron para llegar hasta aquí de alguna forma. Sin duda esto fue toda una sorpresa para él.
Lentamente, e intentando no llamar la atención, Káel asomó su cabeza, para intentar entender mejor la situación.
Dos bolas de grasa enormes se mostraron ante él.
“…” Káel se quedó atónito. La imagen de estos dos que tenía en su cabeza no coincidía con lo que veían sus ojos ahora.
« ¿Cuánto han comido estos bastardos desde la última vez que los vi? ¡Deben pesar el triple que hace medio año atrás! » Káel se quedó estupefacto, viendo a estos dos gordos que antes eran un palo. De hecho, llamarles gordos era un poco escaso, la palabra correcta sería globos. Dos enormes y perfectamente redondeados globos.
« ¿Acaso abandonaron la magia para dedicarse al sumo profesional o qué demonios sucedió aquí? »
Mientras todavía estaba aturdido por el nuevo físico de estos dos, Káel notó que el arquero del grupo enemigo, quien parecía ser el líder de entre los cinco perseguidores, apuntaba con su arco directo hacia la rodilla de Lennox. Estaba listo para disparar en cualquier momento y lesionarlo gravemente.
Él sabía qué si quería ayudarles, debía hacerlo ahora. Ya que cargar con un lisiado luego sería mucho más problemático para él.
Káel observó el prendedor que portaban el grupo de perseguidores y apretó sus dientes con fuerza ¿Podría ser peor la situación?
« ¡Hijos de la Noche! Una de las facciones más grandes y también la misma a la cual pertenece Sheila… ¿Por qué estos dos idiotas debían ofender a esta poderosa facción entre tantas qué hay? » el cerebro de Káel daba vueltas, mientras se preguntaba si debía actuar o no.
Esta no era una elección sencilla para él. Si tenía éxito y lograba salvar a estos dos, se haría de un poderoso enemigo que podría costarle la vida en un futuro. Pero esto era solo si tenía éxito, en caso contrario, posiblemente moriría en unos pocos minutos desde ahora debido al contrataque enemigo.
Por otro lado, él dudaba sobre los beneficios que tendría al salvar a estos dos. Incluso si se unían a su facción como agradecimiento ¿Qué podrían aportarle a su equipo estos dos gordos? Ya eran bastante mediocres cuando tenían un físico normal, pero ahora…
El bosque era un lugar peligroso, donde tener pies ligeros y ser discreto era un elemento básico para la supervivencia. Pero estas dos esferas eran exactamente lo contrario a esto.
« Estos dos posiblemente no puedan correr demasiado con esos enormes físicos… ¿Qué utilidad pueden tener en un lugar como este? » pensó Káel, mientras recordaba cuantas veces había muerto en el pasado por intentar jugar a ser un maldito héroe. Él se juró que en esta vida no haría cosas que no le dieran algún beneficio tangible y real. Y definitivamente, si ponía todo en una balanza, no había forma de que ayudar a estos dos sujetos fuera lo más conveniente para él ahora.
Pero mientras su racional cerebro todavía debatía sobre qué hacer a continuación…
“Venenum asperget eo” (Salpicadura de Veneno)
Káel había estado tan concentrado en los gordos y el enemigo, que no notó que un poderoso conjuro estaba siendo preparado a su lado.
Kendra deslizó velozmente su mano derecha sobre la izquierda, produciendo un sonido similar a un aplauso cortado, y un líquido oscuro y viscoso salió despedido desde la punta de sus dedos; directo hacia el arquero.
~ ¡splish! ~
Este líquido pegajoso, y de color oscuro, tomó por sorpresa al arquero e impactó contra sus brazos y su cuerpo.
Káel quedó aturdido. Él no notó cuando Kendra se asomó y tampoco cuando empezó a conjurar locamente este ataque. La situación lo tomó desprevenido.
El joven arquero chilló de dolor mientras veía como su propia piel era corroída por el ácido de Kendra.
El resto de su grupo lucían horrorizados en el lugar, preguntándose de donde había salido está loca jovencita que los atacó sin siquiera mediar palabras.
“¡Hijos de la Noche! ¡Los mataré a todos! ¡Hahaha!” Kendra estaba totalmente desquiciada ahora, su cara lucía como la de una persona que había perdido la razón y no dudó en disparar otro chorro venenoso de inmediato.
~ ¡splish! ~
El segundo disparo venenoso rozó el brazo de uno de los otros cuatro compañeros del arquero.
Kendra había apuntado a su pecho, pero el joven en cuestión tuvo rápidos reflejos y logró torcer su cuerpo a tiempo para intentar esquivar.
Aun así, había sido tocado apenas por este ataque asesino en su brazo y su túnica comenzó a derretirse a una velocidad visible y exagerada.
« ¡Maldición! No sabía que Kendra estaba tan desequilibrada mentalmente después de permanecer tanto tiempo encerrada dentro de la base. Supongo que algo habrá estallado en su cabeza al ver a las personas que más odia en esta vida… » analizó Káel, que ahora se había quedado sin opciones, debían pelear contra los Hijos de la Noche.
Editado: 11.05.2020