12 de setiembre 2018
Mia:
Ya falta cuatro días para mi cumpleaños, odio pensar que tengo que sonreír de una manera falsa, tratando de no desconcertar a los invitados con mi frialdad, estoy segura que vendrán muchos porque mi tia tiene varios amigos y amigas. Lo malo es que no estará mi tía para celebrarlo conmigo, le he tomado una pizca de cariño desde que vivo con ella hasta hoy.
- ¡Mía!- me llama la señora madre de Ayrton.
- Ahora voy- contesto malhumorada.
- ¡rápido!- me grita.
Me muevo lo más veloz posible. Bajo las escaleras, tratando de llegar pronto, en ese momento me tropiezo con el extremo de la escalera.
- ah- grité.
Cerré mis ojos, para evitar ver mi caída. Esperando el dolor de chocar contra el piso, siento unas manos que me sujetan de la cintura. Abrí los ojos inmediatamente, al hacer eso, vi a un chico muy atractivo. Su piel tostada, el cabello desordenado, daba a entender rebeldía, era de color castaño, de forma ondulada, se veía como las olas de mar. Una nariz recta y labios delgados.
-¿quien eres tú?- le pregunto.
- Ah, claro- dijo, ayudándome a pararme y quedando uno al frente de otro, con poca distancia, que me hace sentir nerviosa.- Soy el primo de Ayrton, me llamo Benjamín. Un gusto conocerte.
- igualmente- le digo.
La madre de Ayrton aparece de la nada.
- que bueno que ya se conocieron- dice con una sonrisa que no lo comprendo del todo.
- disculpe, señora, quería preguntarle si había matriculado a Ayrton a mi escuela.- pregunto con interés.
- si, ya lo hice y por favor llámame Doris- hace un pare tratando de formular bien las palabras-¿por qué te interesa que el entre a tu escuela?
- lo preguntaba porque había comentado a la directora de que un familiar quería matricularse en el colegio y como ya era un poco más de mitad de año era un poco imposible, pero supongo que la convenció.- le digo un poco confundida. La directora no es fácil de convencer, es raro que justo Doris pudo convencerla a menos que tenga experiencia en esto. Son muchas posibilidades que no se si son verdaderas o falsas.
- bien- dice cortante.
Se retira de la sala en dirección de su cuarto. Me pregunto donde estará Ayrton, que no lo veo, tal vez sigue durmiendo.
- Mía,¿ cuántos años tienes?¿que te gusta?¿ cuál es tu pasatiempo?¿que tipos de chico te gusta?- lo dice todo de largo, en tanto que al acabar su voz sonaba agitada.
- son muchas preguntas, pero lo responderé, a cambio de que tu también me contestes las preguntas que yo te hago- le digo alzando una ceja.
- bien, antes de iniciar el interrogatorio vamos a sentarnos - me dice señalando con los ojos el sofá.- no creo que quieras estar parada todo el santo tiempo de nuestra mutua interrogación.
Nos sentamos en el sofá, como hay varios sofás de una persona, lo movemos hasta que quedé frente a frente.
- responderé, primera pregunta, tengo 14 años- dije alzando un dedo e hice lo mismo con las siguientes preguntas- segunda pregunta, me gusta el helado, tercera pregunta, leer y escuchar música, cuarta y última, no lo tengo en específico, porque no espero que el amor venga, supongo que vendrá cuando le de la reverenda gana, como siempre lo hace con todas las personas.- término de responder sus preguntas- ahora yo, ¿que significa el amor, para ti?¿cuantos años tienes?¿que haces aquí?¿que te gusta?
-primero, nada, segundo, 14 años, tercero, hablando contigo- lo último lo dice marcando una sonrisa en su rostro- cuarto, me gusta nadar.
Terminado el interrogatorio, nos miramos fijamente, al parecer estamos jugando el juego de las miradas. Pasan varios segundos, hasta que un toc toc se escucha de la puerta. Los dos volteamos al mismo tiempo, no se porque él emana un aura tranquilizante, permitiéndome confiar en él.
- abro yo - dice al instante.
Se dirige a la puerta, la abre y deja ver a una hermosa niña de aproximadamente 10 años. Se aproxima a abrazarlo, él con sus brazos la rodeado, pareciera que no se hubieran visto por largos años. Benjamín abre más la puerta, puedo ver que hay una mujer y su esposo atrás de la niña. Entran a la casa, dándose cuenta de mi presencia.
-hola, querida- me dice la señora acercándose y plantando un beso en mi mejilla.- ¿dónde esta tu madre?
Me quedo paralizada ante esa palabra, «madre» se repite una y otra vez en mi mente.
- oh disculpa, me equivoqué, hablaba sobre tu tía- me dice.
Al mirar a Benjamín, veo su cara confundido. Vuelvo a poner atención a la señora, esperando mi respuesta.
- no se preocupe, señora- alzo mi mano, moviéndola de derecha a izquierda, en forma de negación-ahora no se encuentra mi tía, no se cuando vuelva, se ha ido a trabajar a otro país.- le digo acordándome de lo sucedido en el último día que la vi.
- bien, es que ella me prometió alojo en su casa, soy su amiga- me dice.
Me quedo dubitativa por lo que dijo. Se que mi casa es grande, de lo más fantástico, pues mis padres tienen una empresa que la heredé yo y ellos prácticamente eran ricos, pero al morir me lo pasaron todo y como no puedo hacerme cargo, porque aún soy una adolescente, además de ser menor, un familiar lo administra, para él es muy conveniente, digo él porque es un hombre, conocido también como mi tío, el dinero se reparte en mitad para él y mitad para, eso mantiene esta casa, pero como no le va bien en la empresa, recibo muy poco dinero, por supuesto que mi tía haría lo que sea para mantener la casa, pero nunca pensé que de esta forma, trayendo a varias personas, para que se alojen aquí, ya parece un hotel. Me molesta que haya demasiada gente a mi alrededor, lo odio.