La luz de la habitación hace que me duela mucho más la cabeza, intento poner mi mano derecha en mi frente pero no puedo, con esfuerzo abro los ojos y veo que estoy esposada a la cama, sacudo mi mano sabiendo que eso no va servir, mis muñecas están vendadas, intento sentarme pero todo da vueltas, si boca está seca y ante de que pueda quejarme en voz alta, alguien habla.
—Deja de moverte — la voz de un hombre se hace presente intento enfocar la vista pero es como si mis ojos quisieran cerrarse de nuevo.
Hago un esfuerzo sobe humano para mantenerme despierta, después de alguno minutos, por fin puedo ver su rostro con un poco de claridad, alto, algo pálido, cabello un poco largo, el hombre esta recostado a un lado de la ventana de la habitación que al parecer es de un hospital.
Las imágenes de un hombre muerto, yo siendo torturada rodeada de sangre, el aire comienza a faltar me, lágrimas aparecen, mi corazón late tan deprisa, intento respirar pero no puedo.
—Tranquila — el hombre sujeta mis hombros — tienes un ataque de pánico, relájate, concéntrate en mi voz.
Pero es como si todo volviera a suceder, no puedo evitar temblar como una gelatina, el ardor de mis brazos, sentir como la sangre moja mi ropa, la risa de esos hombres a ver mi sufrimiento.
—Sabrina, trata de respirar — muevo mi cabeza de un lado a otro — nada te pasara, yo no te hare daño — escuchar eso último es como si fuera lo que necesitaba oír — controla tu respiración.
Poco a poco, me siento más tranquila, mi respiración vuelve a ser normal, hasta que me siento tranquila dentro de lo que cabe.
—¿Quién eres tú? — Es lo primero que pregunto cuando me tranquilizo.
—Soy, Avan Vólkov — digo serio y al mismo tiempo que enderezo mi espalda y la observo con los brazos cruzados — y tú eres mi testigo.
—Yo no puedo dar mi declaración porque simplemente no sé quién era el sujeto muerto en esa habitación, desconozco a los sujetos que me estaban lastimando en mi casa — soy seria y firme en mis palabras, muevo su cabeza levemente, asintiendo, mete su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y saca un papel, camina hacia a mí y me lo enseña.
—¿Conoces a los hombres que aparecen en esta fotografía? — En la foto aparecen el hombre de la habitación, los hombres que me torturaron y un hombre al que recuerdo haber visto una vez en el hotel, ese hombre con solo verlo un minuto me provoco un miedo horrible.
—El — señalo a un hombre alto, cabello oscuro y con una cicatriz en la ceja derecha — es el sujeto que asesinaron ene le hotel, ellos — señalo a los hombres que me persiguieron en el hotel — son los que me mandaron al hospital — cierro los ojos y recuerdo el día que tomaron esa foto.
Flashback
—Tráenos un whisky en las rocas — me exigió el cliente, alto, robusto, con su cabello negro largo y atado en una cola de caballo, solo pude asentir con la cabeza y volví a la cocina pues me habían asignado para que yo los atendiera.
Las mano me temblaban horriblemente cuando servía los tragos que me habían pedido, antes de que yo abriera la puerta de la sala donde estaban reunidos esos hombres, estúpidamente me quede en silencio para escuchar lo que decían.
—No hace falta decirte lo que pasara si esto no sale bien — sin duda esa es la voz de aquel hombre mandón — te mueres y tu familia te vera en el infierno.
—El presidente ruso tiene hasta esta noche para dejar de respirar — hablo el que se hospeda en la habitación 410.
Fin del Flashback
—No sé cómo hayas conseguido esa foto, pero sin duda el de la 410 ocupo el lugar del presidente de este país — es lo único que digo.
—Andryusha Petrov — señala al hombre de la cicatriz en la ceja — es el jefe de una de las mafias más poderosas de Rusia, quiere asesinar al presidente para que el siguiente en ocupar no haga nada en contra del narcotráfico que el maneja aquí y tú ahora estas en la mira, pues si declaras en una corte lo que me acabas de decir ira preso por todos los delito que ha cometido.