Mi tutor esta loco, pero lo quiero

Capitulo 1: Nuestro mundo.

Sakura era la típica niña promedio, buenas notas en general, una vida organizada, un bonito hogar, un novio algo envidiable… su vida en general estaba bien, estaba bien omitiendo matemáticas, claro esta.
A cuatro meses de terminar los estudios su promedio no era el mejor en esta asignatura, tenía que levantarlo si no quería ir a presentar remédiales, que además tenía también un alto porcentaje de perderlos. No valía esfuerzos que ella hiciera, no valía trasnocho, las matemáticas simplemente no se le daban, la familia Kinomoto no era la familia mas adinerada, ellos vivían bien, con comodidades, pero eso no significaba que Sakura pudiera entrar a una universidad privada.
Fujitaka Kinomoto era un buen sujeto, después de la muerte de la madre de Sakura hace dos años, él se había encargado de cuidar de ella y su hermano Touya.
Touya siete años mayor que Sakura, ella con dieciocho años, era el típico hermano mayor, molestándola,
saboteándola, jugándole bromas, en fin.
Sakura se percató de la hora y se dio cuenta que ya iba tarde a la preparatoria, estaba cursando el ultimo año de esta y eso la llenaba de felicidad, por fin, años de estudio, años de madrugar, años de entera vergüenza por las dos o tres veces que llegaba tarde al salón por semana… ahí era donde todo comenzaba a dar sus frutos.
Ella notó donde se encontraba, ya estaba frente a la preparatoria y su novio Ronald la esperaba como era
costumbre.
Ronald era un buen chico, aparentemente, se preocupaba por Sakura, la apoyaba y hacía cuatro meses que habían comenzado a salir juntos, aunque al hermano de Sakura la idea lo sacara de casillas, al final Touya terminó aceptando por que el tal Ronald era hermanastro de Tomoyo, la mejor amiga de Sakura, a pesar que Ronald no viviera con Tomoyo y su madre, él prefería vivir en un apartamento en el centro de Tomoeda.
Tomoyo, la chica linda, lista y con una amplia fortuna, su madre era dueña de una gran cadena de hoteles bien conocidos por toda la ciudad, ella era novio de Eriol. Un chico que estaba en la universidad.
—Hola Ronald —saludó Sakura a su novio con un simple e insípido beso en la mejilla.
No es que Sakura no lo quisiera, ni mucho menos, el asunto radicaba en su timidez y que además no le gustaba dar demasiados espectáculos en público, otro motivo era que su novio era perseguido por un gran número de chicas.
Tengo suerte, se dijo un día Sakura, la verdad se consideraba afortunada, su novio parecía comprender ese punto… aunque lo que sino comprendía su novio era que ni siquiera estando solos ella se mostraba muy cariñosa.
—Hola Sakura… ¿otra vez un simple beso? —Sakura no paso por alto las palabras de Ronald y agachó la cabeza, no le gustaba las pataletas que tantas veces le hacía su novio por su forma de saludar.
Para Ronald Sakura solo estaba haciendo de esa relación, una relación de buenos amigos con unos cuantos minibesos una vez a la semana y esto lo llenaba de una cólera sumamente grande.
—Sabes que no me gusta dar demostraciones en publico —dijo Sakura jugando con sus dedos.
—Lo sé —respondió fríamente Ronald —pero es que contigo Sakura no es ni en público, ni sin público, me preguntó cuanto empezaras a convertirte en la novia que espero.
Sakura se sintió triste, ganas no la faltaban, pero es que no era tan simple como este chico quería ver las cosas, su miedo a hacer mal las cosas la llevaba a hacerlas peor.
—Bueno este… —ella se sentía torpe, comprendía perfectamente el punto de Ronald.

—¿Sabes que en tres días cumplimos cuatro meses de estar saliendo juntos? —ella no entendía el porque de esa pregunta, jamás se le había olvidado eso, siempre tenía un regalo para él, es mas lo compraba o lo hacía con días de anticipación —Te espero en mi apartamento, tengo algo preparado.
—¿Qué es? —preguntó curiosa.
—Si te lo digo ahora no sería una sorpresa —ante las palabras de su novio Sakura se dio cuenta que tenía razón, igualmente su novio no le iba a contar nada —sé que te gustara —Sakura asintió sonriente y comenzaron a caminar para ir dentro de la preparatoria.
Tanto como Sakura y Ronald estaban cursando el ultimo año de preparatoria, pero ellos tenían clase en salones diferentes, el tiempo que pasaban en la preparatoria no era demasiado.
Caminaron por un rato por los pasillos, un corto rato, hablando de tonterías y rápidamente se percataron que
estaban frente al salón de Sakura, era el mismo ritual todas las mañanas, sin importar que Sakura llegara tarde, su novio la esperaba en la puerta y la llevaba al salón, para luego despedirse con el mismo e insípido beso de la mañana.
—Nos vemos por la tarde —dijo Ronald —o tal vez mañana, el hecho es en que te espero en tres días en mi
apartamento —Sakura asintió y este emprendió su camino a su salón.
Sakura no pudo reír ante lo ansioso que se veía su novio, estaba más que de costumbre.
Los últimos tres meses solo siempre había ido a cenar o a ver una película a cine, seguramente esta vez su novio le estaría preparando una cena o algo parecido, pero ahora que Sakura pensaba, en el tiempo que llevaban de novios ella jamás había ido a la casa de Ronald, sabía donde era, pero no entró nunca.
Un escalofrió le recorrió el cuerpo, seguido a ello entró al salón de clases.

Sakura estaba nerviosa, pensar en la estadía sola con su novio la desbocaba, se sentía asustada, fuera como fuera, estarían solos y si, ella no tenía que entregársele a él en ese instante, pero tenía que comportarse como una novia y estaba segura que Ronald le pediría eso: besos, caricias…
No es solo mi imaginación, pensó la chica mientras llegaba a su asiento y se sentaba para perderse en su mundo.
No paso mucho tiempo antes de que llegara su mejor amiga Tomoyo, si, Tomoyo era su solución, seguramente ella conocía los planes de su hermanastro, pero luego se los tendría que preguntar, pues antes de siquiera articular palabra, la maestra de su clase horror, entraba al salón, a Sakura le convenía empezar a poner atención, no pensar en su querido novio.
Las clases comenzaron a fluir, rápidamente y como era costumbre por mas esfuerzos que pusiera Sakura se había perdido ya en sus pensamientos, la maestra no pasó desapercibida a la chica Sakura y sorprendiéndola le pidió que fuera al tablero, Sakura se estremeció de horror.
Estar de pie en frente de una pizarra con un montón de números difíciles de descifrar y con la mirada de sus
compañeros… estaba perdida, lo sabía y la maestra no demoró en corroborárselo.
—¿Así pretende pasar mi clase señorita Kinomoto? —obviamente no, pensó Sakura, pero era algo inevitable, tratar de mezclar a Sakura con las matemáticas era como mezclar agua con aceite.
—Yo lo siento —se disculpó apenada Sakura, aunque era costumbre que la maestra la pasara a ella, Sakura era la que mas oportunidades le daba para ser molestada y la maestra no perdía estas.
—Yo no —contestó la maestra con un tonó tan frío y autoritario que Sakura no dudaba en salir corriendo por la puerta del salón —tiene cero.
Sakura volvió a su asiento mientras suspiraba.
Uno mas para la cuenta… así era casi seguro que los exámenes remédiales estaban a la vuelta de la esquina,
Sakura no entendía y la maestra se esmeraba por hacérselo saber, realmente llegaba a ser una chica desafortunada en muchas ocasiones.
Bueno ya estaba hecho, la profesora le había puesto su cero a Sakura, así que según ella después de eso ya no la volverían a pasar al tablero, motivo por el cual se permitió perderse en sus pensamientos una vez más.




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