Mi Última Voluntad Antes de Decir a Dios

Capítulo 2

        Ya después de la escuela, llegue a mí casa, no me sorprendió que no esté nadie, ya que siempre pasaba lo mismo, entonces decidí acostarme a dormir aunque siempre es un error, ya que por mis sueños o pesadillas el ser superior se comunica conmigo.

-¡Hola Lukitas!- me dijo saltando -¿Cómo estuvo tu día escolar?

- Y estuvo lleno de flores y mariposas- dije en tono sarcástico

-Chistoso, sabes que no me gusta tu sarcasmo- exclamó ofendido

-Y no te gusta solo porque no lo entendés -

-Ya, pero en serio ¿cómo estuvo tu día?-

-Y como siempre, lleno de muertos y muertos para variar- dije mientras fruncí el ceño - Ya, me canso de esto, ¿para que mierda me llamas?-

-¿Qué a caso no te gusta verme?- pregunto con un tono melancólico

-En verdad, no, no me gusta verte desde hace 5 años-

-Bueno- dijo agarrándose la cabeza -te traje a acá, porque como tu trato ya va a terminar, quería saber que ibas a hacer después y eso-

-Pues, primero dormir y después anda saber el diablo- dije con tono chistoso, pero me di cuenta que a él no le gustó mucho mí chiste

-Primero así no es el dicho, segundo no lo menciones y tercero ¿por qué solo dormir?-

-Porque no duermo desde hace 5 años, así que nosé vos fíjate- 

-Es que no fue mí culpa- comento. Y antes que yo conteste me interrumpió -Acordate quien cometió pecado y tiene que saldar deuda¿mmm?-

-Ya se, ¿pero no solo fue por eso o si?- pregunté 

-No, no es solo eso- en ese momento su vos cambio a estar preocupado- Hoy mientras te observaba, vi que conociste a alguien nuevo-

-¿Qué? ¿la charlatana de hoy?- pregunté confundido ya que jamás el esto preocupado por quién está a mí alrededor - tranquilo ella no va a hacer nada importante...-

      Me corta antes de hablar y me muestra un papel, el papel decía que ella es hermana de un pecador.

-Si lose, lo vi hoy- contesté al toque- pero no pienso ayudarlo-

-Ya se que no lo vas a ayudar, por tu estúpida regla, pero a lo que me refiero es que no la trates mal, ella es mí preferida y un ángel, no la lastimes con tu frialdad- me contestó 

- Bueno, igual no es estúpida mí regla. Los que se suicidan es más difícil, aparte ya sabes porque no me meto con ellos-

-Si, losé, por lo de tu deuda. Pero bueno te tengo que comentar algo más - dijo un poco más animado.

-¿Qué?- tenía tantas ganas de saber, aunque fuera mentira.

-¿Y si te hago un trato como hice con Anís?- dijo alegre el dios.

- Para, ¿cómo "Anubis"?- contesté sobre exaltado

- Eh, si- me contestó con sorpresa por mí reacción

-¡No!-grite con furia.

-¿Por qué?-

-Sabes porque, porque pase 5 años de mí vida con esto y ahora que veo que puedo tener un final a esto se te ocurre ofrecerme un puesto cómo "Anubis", cómo un guardián de la necrópolis. No gracias- dije disgustado.

-Bueno, bueno, no te enojes; solo te lo ofrezco porque sos bueno en esto y bueno si no querés no te obligaré, pero quiero que sepas que esta oferta sigue en pie hasta que vos quieras- contesto al toque de mí disgustó.

-Me importa poco, ¿me devuelves a mí cuerpo?-

-Bueno, te devuelvo pero te hago a cordar de nuevo no la lastimes- me dijo serio

-Si ya se- contesté agobiado de la situación.

     Y así, cómo aparecí en un abrí y cerrar de ojos, me desperté en mí cama. Vi a mí alrededor y no había nadie todavía, muestras estaba tirado en mí cama pensé << será que si soy bueno en esto, pero no voy a dejar que eso me gané, yo saldré de esto y pagaré mí deuda, además....>> pronto mís pensamientos fueron interrumpidos por la voz de mi madre preguntando si ya estaba ahí y que tenía que bajar pronto.

       Ya abajo me di cuenta que la charlata estaban en mí casa, y tan pronto cuando ella me vio, se sorprendió, que hizo una mueca gigante. Aunque yo no me fijé en ella en la escuela, ahora veía que era rubia y ojos grises, media enana y media desastrosa, pero elegante a la vez; pero mí mirada ya pronto se desvío al querer que otro detallé que tenía por el fantasma que colgaba atrás de ella; era un fantasma azul con una soga en el cuello, pero que solo absorbía la energía de ella, cómo si ella fuera culpable de lo que pasó.

     Pero ahora eso no era un problema, sino que el mayor problema era que ella me miraba sería y enojada, cómo si fuera que le hice algo, pero como me importaba poco no le di importancia y seguí bajando las escaleras para saludar a su familia y ver qué tan larga iba a hacer esta noche.




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