Alex
1:53pm.
Actualmente
Estaba en la sala de ensayo, sentado en la batería con los chicos para cuando llegaron Jules e Ethan. Saludaron a los miembros de su banda y luego se congelaron al verme.
—Oh, mierda, no —gimió Juls—. ¿Cuándo?
Reí. Había regresado. No a mi favor. Estaba tan bien instalado en Alabama. Tan jodidamente bien que me llevé un gran chasco cuando regresé a L.A. Habían pasado dos años desde que había salido de la industria musical. Dejé atrás todo. Coches, lujos, alfombras rojas. Todo. Y era malditamente refrescante. Lo necesitaba, maldita sea.
Pero volví. Volví por papá. Porque me necesitaba. Por muy jodido que suene, lo hacía. Max había puesto una denuncia porque yo había desaparecido, rompiendo mi contrato con su disquera, pero no me importaba... Aunque el hecho de que a mí no me hubiese importado no significaba que a mi papá tampoco le importase.
Él no me llamó, claro está. Ni siquiera me había informado acerca de la denuncia. Alec lo hizo. Mi hermanito menor estaba tan preocupado por papá que me llamó casi que llorando. Papá no sabía qué hacer con la denuncia de Max. Le quitarían millones y todo era por mi culpa. Lógicamente no podía llevar eso en mi conciencia. Mi papá no sacrificaría nada por mí. No se lo permitiría. No de nuevo, joder.
—Hace dos semanas. Solucionaba cosas con tu jefe —contesté, jugando con las baquetas—. También los extrañaba.
—Extrañabas mi culo, Morgan —replicó Ethan, burlón—. Has venido a joder, como siempre, pero es un gusto verte de vuelta.
—Ahora que estás aquí va ser imposible conseguir chicas —objetó Ashton sentado en el suelo, jugando con sus baquetas.
Rodé los ojos.
—No, eso no —salió Austin—. Lo que será imposible es quitarse a Danielle de encima.
De reojo miré a Ethan. Parecía que no le estuviese afectando eso, pero lo conocía. Era, además de otro hermano para mí, mi mejor amigo. Un mejor amigo que aún estaba enamorado de la perra de mi ex.
—Austin... —empezó Jules.
—Es la pura verdad, amigo. Esa chica es un chicle cuando de Alex se trata —siguió hablando concentrado en su bajo, pasando por desapercibidas las señas de Noah para que se callara.
—¿Cómo está Alana? —Cambié de tema bruscamente.
Ethan me miró y sonrió.
—Pues la última vez que mencionamos tu nombre lo que salió de su boca fue ni me menciones a ese jodido cabrón hijo de puta, así que tú me dirás —caminó hacia el estuche de su guitarra eléctrica y la sacó.
Sonreí.
—Esa es Alana —dije.
Alana era mi ex. La única ex que había tenido cuerda y sin antecedentes psicóticos. Habíamos salido un par de veces antes de volvernos oficiales, pero no era lo mismo. No eran las mismas risas, los mismos chistes... Todo se sentía pesado, por lo cual rompimos unas semanas después de haber empezado a salir.
Fue por acuerdo mutuo, debo resaltar. Ella también se sintió obligada y pues, era mejor terminar. Luego de que terminamos, todo volvió a la normalidad y debo admitir que se había convertido en una amiga para mí. Una amiga que sacó instintos asesinos que no sabía que tenía cuando yo desaparecí de L.A sin decirle nada a nadie.
Varias veces trató de contactarme por medio de Trey. Lo único que Trey me decía acerca de sus mensajes era "ésta chica va a matarte cuando decidas aparecer de nuevo" y un "ésta chica va a volverme loca". Sí, era adorable.
—¿Se puede saber en dónde demonios estaban ustedes? —Cuestionó Noah, dejando caer su pajuela.
—Con Khalanie —respondió Jules, encogiéndose de hombros y caminando hacia el teclado.
¿Dijo Khalanie?
—A menos que hayan volado a Alabama, lo cual no creo, no explica como hubieron estado con ella —dije.
Jules empezó a hacer melodías extrañas en el teclado, pero me sonrió.
—Está en L.A, genio —respondió Ethan—. Y debe venir en menos de diez minutos.
Levanté una ceja con sorpresa y me incorporé del banquillo para observar a ambos hermanos con una mirada inquisidora.
—¿Qué hicieron ustedes dos? —Cuestioné, serio.
Khalanie, o Missy como yo ya llamaba, la hermana gemela de Alana, odiaba estar en Los Ángeles y odiaba aún más cualquier cosa que tuviese que ver con la música, por lo cual, que viniera al estudio significaba que Jules e Ethan cometieron algo grave. Khalanie era como su mamá a pesar de que era la menor de todos ellos.
—¿Qué te hace pensar eso? —Dudó Ethan.
—¿Cuántas veces al año, desde que murió Grace, escuchas a Khalanie decir que viene a Los Ángeles?
—Tres —respondió él sin dudarlo.
—¿Y cuantas veces la escuchas decir que viene al estudio?
Ethan comprendió.
—Tienes razón.
—Suelo tenerla —respondí.
—Eso no indica que hayan cometido un crimen federal —dijo Ashton, sin comprender.
—¿Cuántas veces has visto a Khalanie? —Le pregunté a él.
—Tres años seguidos, solo en navidades —contestó.
—¿Cuánto has compartido con ella? —Él asintió, dándome de nuevo la razón—. Con Khalanie, todo es grave —seguí.
—¿Y tú cómo es que sabes tanto de ella? —Inquirió Noah, sonriendo—. ¿Estás coladito por la gemela sexy, Alex?
Puse los ojos en blanco. No había visto a Khalanie en tres años desde que murió su mamá, pero ella para mí era como una hermana. Mis papás eran mejores amigos de sus papás. Incluso estuve ahí el día en que nació, por Dios Santo.
—La conozco de toda la vida, Noah.
—Y nunca se ha equivocado en saber quién es Alana y quién es Khalanie —agregó Ethan un tanto impresionado—. Incluso Jules o yo tenemos problemas para saber quién es quién.
Justo en ese momento una Alana, seguida de una Missy y otra chica la cual nunca había visto en mi vida, pasaron a la sala de ensayo.
Jesús.
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Editado: 20.01.2024