Capítulo Nº 9.

Miré de reojo a Kendra, su vista estaba fija en el suelo y parecía realmente decaída. Antes de que me diera cuenta, se levantó con rapidez del banco que estaba alrededor de la mesa de la cafetería y corrió fuera de ésta. Busqué a Grace con la mirada, ella no parecía estar cerca.

corrí detrás de Kendra, quién entró con rapidez al baño, antes de meterse en uno de los cubículos, solté un suspiro.

— Kendra, ¿te encuentras bien? – pregunté, dando pequeños golpecitos en su puerta. Ella abrió lentamente la puerta, había dos grandes bolsas debajo de sus ojos, parecía estar mucho más cansada de lo usual.

— Creo que estoy embarazada.

Kendra se encontraba abrazando sus piernas en un rincón del baño de chicas, el cuál habíamos cerrado para que nadie entrara, puesto que mi mejor amiga me lo había pedido y accedí a regañadientes. en realidad ni siquiera sabía que era lo que había estado pensando durante todo el tiempo en el que estuvo con el profesor de matemáticas, sabía perfectamente que era algo que metería en problemas a ambos e igualmente continuó con el pequeño jugueteo.

Horas despues.

— ¿crees que ya estará? – me preguntó, levantándose del suelo y mirando de reojo el test de embarazo sobre el lavabo, el cuál acababa de hacerse.

— La caja decía diez minutos, supongo que sí. – mi mejor amiga se acercó lentamente, parecía estar dispuesta a hacerlo. Pero se rindió al último momento, solté un sonoro suspiro, tomando el pequeño objeto y mirando el resultado.

Positivo.

— Kendra, estás embarazada. – ni bien pronuncié aquellas simples palabras, los brazos de ella me rodearon con sus brazos y comenzó a llorar de manera desconsolada. Opté por esconder el test de embarazo dentro de su bolso, comenzando a acariciar su cabello.

Kendra se calmó unos segundos después y desbloqueé la puerta, en el momento en el que nadie estaba en los pasillos. Ella me agradeció y se despidió con un vaivén con su mano, el cuál le devolví. Comencé a caminar hacia la azotea, el único lugar en el que podía saltarme las clases en paz y hace mucho tiempo no visitaba. Para mi mala suerte, bueno, buena suerte. Dejémoslo en un intermedio. Para mi intermedia suerte, sentí cómo me tiraban del brazo y mi espalda chocaba contra la pared. No me sorprendió para nada el ver los poderosos, atrapantes y azulados ojos de Travis chocando con los míos, acompañado de su sonrisa juguetona.

— ¿Saltando las clases, preciosura Williams? Qué mal ejemplo para tu querida prima Lila. – rodé los ojos al notar lo que estaba diciendo, sintiendo cómo sus manos se colocaban en mi cintura y me pegaba a su cuerpo.

— ¿y tú? ¿no crees que mami y papi estarán decepcionados? – utilicé un tono aniñado y juguetón al igual que él, mientras formaba un puchero en mis labios y una expresión que pretendía ser burlona. Él rodó los ojos, bajando sus manos a mis muslos y alzándome, pegando mi espalda a la pared y presionando su cuerpo contra el mío, provocando que un jadeo escapara de mi garganta.

— Qué malos ejemplos somos. – sentí su caliente aliento rozar mi cuello, cosa que provocó un estremecimiento en todo mi cuerpo.

— Ajá. – antes de que pudiera notarlo, acababa de bajarme de sus brazos y el acorralado era él. Sonreí de manera coqueta, cosa que provocó que soltara un pequeño suspiro.

— Ni siquiera sé cómo lo haces. Eres tan rápida, cómo una pulga. – lo último lo dijo como ofensa. – y también por tu estatura, pero eso es otro tema, Destiny. – rodé los ojos con algo de molestia, antes de tirar de él hasta el salón vacío al que íbamos mis amigas y yo para escondernos de los profesores que monitoreaban los pasillos cuándo nos saltábamos las clases.

— Calla. – advertí, antes de que abriera la boca debido a lo que iba a hacer. Hice que se sentara en una de las mesas, antes de acomodarme sobre él, con mis piernas a los lados de sus muslos y sentándome en su regazo. No pareció demostrar molestia alguna, al contrario, colocó sus manos en mi cintura y me empujó hacia abajo, haciendo que me acomodara. Reí ante su atrevimiento, rodeando su cuello con mis brazos y comenzando a rozar nuestros labios. - ¿sabes que aquello en mi habitación no tuvo que haber sucedido, verdad? – pregunté, soltando una de mis manos para bajarla por su pecho, hasta su abdomen.

— ¿por qué no? Ambos lo queríamos. – susurró de vuelta, noté que su vista tambaleaba entre mis labios y mis ojos, cosa que me hizo sonreír de manera amplia, amaba tener ese tipo de efecto en Travis. La mayoría de las veces, cuándo me besaba con chicos, tenían su vista babosa presente en mis labios y no la apartaban ni un segundo. En cambio, Travis parecía estar teniendo una batalla mental entre que es lo que debería mirar, no se decidió por ninguna de las dos, continuó cambiando de sector durante un rato más.

— Pero no era parte de mi plan. – bufé frustrada, moviéndome con suavidad sobre su regazo y arrebatándole un pequeño gruñido, genial, había cumplido uno de mis objetivos.

— Pero no era parte de mi plan. – bufé frustrada, moviéndome con suavidad sobre su regazo y arrebatándole un pequeño gruñido, genial, había cumplido uno de mis objetivos.

— ¿Plan?

— Mi plan era provocarte hasta que no pudieras más y tú me besaras. Pero no pude resistirme. Te veías tan apetecible, Travis. – solté en tono seductor, mientras mis manos iban a su pecho y apretaban la tela de su camisa, noté que mordía su carnoso labio inferior. – igual que ahora.

Noté que sus manos dieron un apretón en mi cintura, cosa que provocó una gran sonrisa en mis labios, bajé mis labios por su cuello, dejando un pequeño beso allí, sintiendo cómo Travis me apegaba más a su cuerpo.

Subí mi mirada, observando detrás de él el reloj en la pared del salón, sonreí de manera amplia, antes de acercarme lentamente a sus labios, en el momento en que estos estaban por unirse, la campana del cambio de clases sonó, cosa que me hizo sonreír.

Travis rodó los ojos, gesto que me provocó unas pequeñas risitas, antes de levantarme de encima de él, apoyando mis pies en el suelo y comenzando a balancearme de adelante hacia atrás, de manera aniñada.