Mí inicio

Noviembre 6, recuerdo bien esa fecha ya que ese día sentí la desesperación más intensa que he llegado a recistir, acababa de graduarme del bachillerato y tenía grandes espectativas de la vida, como lo era conseguir un bien trabajo, ganar mucho dinero y convertirme en alguien muy exitosa, pero por el momento solo quería empezar a trabajar en lo que fuera y ganar mí pronto dinero (como toda chica de 18 años) Me gradué en  enseñanza para niños de mediana edad ( aunque no me agraden tanto los niños) no podía dar clases ya que no tenía licencia aún y tenía que pasar por la universidad para que me la autorizarán, la universidad estaba en la ciudad y yo vivía en pueblo así que era opción era casi nula para mi por lo que ese día salí de mí casa con la determinación de encontrar un trabajo, después de dar muchas vueltas y preguntar casi en todos lados. Me dieron la oportunidad de trabajar en una cafetería que estaba a solo unos pasos del parque del pueblo, tenía un estilo retro y las paredes estaban pintadas de verde con café, las mesas eran de madera y los banquillos eran pequeños y cuadrados, las mesas tenían unas servilletas de papel con el logo del café y un centro de mesa con forma de flores secas, me encantaba el lugar.

Al día siguiente empezaba desde muy temprano a trabajar y quiero aclarar que nunca se me dio el hacer café de ningún tipo tampoco postres y mucho menos las famosas crepas, entonces ese día más que todo era de aprendizaje, tenía que aprender a hacer todos esos postres y la verdad es que me parecía algo tedioso! pero alguien me estaba enseñando; casualmente había un muchacho llamado Gabriel que  fue el que me enseñó a hacer todo tipo de café y pasteles aunque me costaba aprender porque no era algo que me llamara la atención pero apesar de eso logré aprender en cuestión de unas 2 semanas y él se portó muy bien conmigo ( creo que le gustaba). Pasarón los días y ya empezaba a tener práctica en el arte de hacer café estilo barista, sabía los horarios de más clientes y cuáles eran los clientes frecuentes, sabía que pedirían o si pedían la leche descremada, ya sabía la rutina y como tratar a la clientela ( me gane el afecto de muchos) así transcurrieron 2 meses de aprendizaje y mala paga.

-Un día más de enero! Dije en mí mente sacando las llaves para abrir la cafetería, entre y me cambié, me puse mí gabacha como lo hacía diariamente y empecé a prepar la máquina de café , cuando de repente me di cuenta que entró el primer cliente y se   sentó en la mesa #4 junto a la ventana que tenía vista hacia el parque, no quise llegar de golpe a pedir la orden entonces espere unos segundos para salir a tomar su orden cuando iba pasando por el Intel de la puerta lo vi  de espaldas y me pareció un joven muy interesante y atractivo llevaba una camisa blanca formal con las mangas largas y el botón abrochado sus zapatos de charol negros y bien lustrados su pantalón negro bien planchado sin ninguna arruga y por supuesto no tenía que faltar sus ligas después de la ignosis que me causó verlo me acerqué hasta él con mi libreta en mano y una pluma y sin abrir los ojos le pregunté -Buenos días que va a querer? cuando ya estaba frente a él abrí mis ojos y vi los suyos;  eran avellanados tenían un fuerte color verde y un café dorado tan penetrantes  que al instante sentí que entré a su alma y él en la mía, fue algo tan fugaz y repentino que toda la piel se me erizó y él me dijo         -sólo voy a querer un café gracias. Entonces se cortó la conexión que sentimos por un segundo. Lleve su café hasta la mesa, me temblaban las manos. Me gustaba tanto y  era mi primera vez viéndolo y yo pensaba en cómo sería nuestra boda,  toda una niña pensando en amores que al parecer serían imposibles porque me sentía inferior a él. parecía tener  20 años tenía ojos avellanados y su piel blanca tenía algunas pecas con los labios carnudos y su cabello castaño y algo rizado era alto con la espalda muy ancha.

Yo no había tenido novio antes así que obviamente estaba nerviosa y no me atreví a cruzar más palabras sino para atender y cobrar.