Selene
- Vamos Selene, corre o te atrapare –río como podría reír una niña en la edad de su inocencia. Olía a madera y a pasto fresco recién cortado, tan verde se encontraba, un sol sustancial alumbraba en la copa de un árbol como si se fuera posado encima a propósito. El cielo despejado claro y tan azul se divierte por mis corridas.
Me deslizo para reposar en un tronco, un pequeño viento roza para alborotar mi cabello junto a un agradable olor que corre divagando por los aires con la flor de un diente de león abrazar mi vestido.
Rio y vuelvo a correr alejándome, pisando fuerte en cada pasto, la casa blanca se presenta ante mis ojos, un lago con un pequeño puente alzarse rasposo de madera mojada a lo lejos. La puerta se encuentra abierta cuando me dirijo hacia esa dirección, pero algo casi no me permite el ingreso.
- Ajá, te atrapé – me toma por los brazos y me carga. Otra vos se escucha a lo lejos, riendo suave por mis manías. Los brazos que me sujetaban eran fuerte, una camisa de un azul intenso y el rostro borroso de mi padre se desintegra.
El sonido de mi móvil empieza a sonar, trayéndome de nuevo al presente, con cierto dolor rebusco entre las sábanas para poder encontrarlo.
Ni siquiera puedo entender como llegué de nuevo a la habitación del hotel, solo recuerdo que el dolor de la jaqueca se intensifico con más afiance que Priscila tuvo la osadía de buscarme un taxi, con eso podía entender el porqué del demonio cuando me pidió regresar en auto y no caminando, porque no más al entrar a la habitación me desmayé sobre la cama sin cuenta alguna.
No sabía cómo tomar las cosas, o sobre lo que me dijo, pues estaba teniendo un sueño, pero ese sueño no era de Alexia, era mío, de mi vida, de mi niñez. El demonio debió haber hecho algo muy grande porque ahora quedé con más incógnitas que de costumbres.
El móvil vuelve a sonar y me doy cuenta de lo que ocurre, así que al encontrarlo descuelgo sin ver la causa del remitente.
- ¿Diga?
- Lo hizo ¿no es así? – esa es la voz de Jodiel. Me pregunto cómo habrá hecho para conseguir mi número, pero aquello debía ser lo menos importante por todas las cosas que han estado pasando.
- Si – susurro – pero no me ayudó de mucho ¿sabes?
- Si lo hizo, el problema es que aún estas demasiado cerrada para entenderlo. En fin, comenta lo que indicó.
Sacudo la cabeza buscando tomar asiento cuando un leve mareo me ataca.
- Estuvo a punto de matarme – lo acuso.
- Pero no lo hizo y no lo haría, continua – suspiro mirando alrededor del lugar, detallo mis maletas instactas, mis zapatos sobre el suelo y mi desordenada vida allí en un hotel de segunda.
- Dijo – bato la cabeza – que realmente soy la reencarnación de esa mujer.
Se crea un silencio que indica el choque de la realidad... soy alguien, soy algo que vivió más que dolor, más que sufrimiento. Soy alguien que perdió y temía que esta otra oportunidad se convirtiera peor que las anteriores.
- ¿Ahora qué piensa hacer? ¿buscarlo? - comenta Jodiel de repente.
- Dijo que no podía hacerlo, que tenía que dejar el ciclo seguir… Además, mencionó algo de que fui obligada a reencarnar, algo por el estilo. Luego, que debo viajar a Rumania y salir lo antes posible de Polonia.
- ¿Eso fue todo? – me toco la cabeza.
- Ahhh y de no confiar en nadie.
- Sutil… espera ¿Dijo que viajaras a Rumania?
- Algo así y de inmediato. Pero mi tía no viene hasta unos días, no puedo irme ya.
- No lo harás – me coloco de pies para servirme un vaso de agua – debes quedarte en Polonia hasta que ella vaya por tí.
- O pienso que es mejor regresar a casa – le comento ya nada contenta con lo susodicho.
- Recuerda que no puedes – bufo.
- ¿Por qué debo quedarme en Polonia? Y después en Rumania - además, tampoco comprendo porque discuto dichos asuntos con este hombre, se supone odiaba y desconfiaba de sus actos.
- Fue una decisión que tomaron tus padres y tú.
- Pues mira como tomo esa decisión - cuelgo más frustrada de lo normal.
Me toco la cabeza, siento que mi cerebro va a explotar. Desde que ese demonio me tocó no puedo soportar el dolor.
El móvil vuelve a sonar y tengo que tomarlo o de lo contrario mi niñeria no irá a ningún buen lugar. Aparte, necesito buscar la manera de que mi tía se adelante a mi búsqueda. Estar más tiempo aquí, va a crearme incógnitas que me reventaran el cerebro.
-Seras una adulta responsable o una mocosa malcriada ¿Dime? -ruedo los ojos.
-Tengo un dolor de cabeza que va a matarme ¿Qué tanto puede mi tía protegerme? Cuando mucho esa mujer apenas y puede abrir una lata de refresco. Tiene cincuenta años, por los cielos.
Lo escucho soltar un suspiro.
-Dime - insisto - a menos que mi tía sea una heroína.
-Amelie tiene un hermano de sangre que fue convertido por ella hace tiempo después de que fuera adoptada y convertida.
Me quedo helada de repente. Bastan unos minutos que parecen considerables antes de que estable en risas por lo que ha dicho.
- ¡Claro! – ironizo – el rey también era su hermano. Hasta yo soy su hermana.
Lo escucho bufar detrás de la línea.
- Cuando eran humanos fueron criados juntos antes de que fueran secuestrados y esclavizados – me detengo con mis burlas -. Él conoce a Amelie más que a nadie en este mundo y por nada del mundo te haría daño.
Me coloco de pies de inmediato, eso no es posible. Amelie jamás me dijo algo así, según sus palabras, tuvo un hermano llamado Christian. Ambos fueron criados por el mismo hombre antes de que su otro hermano Caelian la matara por su absurda tiranía.
Ella... Ella.
- ¿Amelie tuvo un hermano de sangre unida real? – y de solo pensar eso, mis dudas de querer ir hacía allí y conocerlo se afianza aún más.
- Sí, es peligroso a la vez, pero él te resguardara de por vida en la seguridad del hogar de tu tía. No se llevaban muy bien al comienzo si me atrevo admitir, siempre peleaban, pero se amaban, y estuvo dispuesto a revelarse contra el rey al descubrir su muerte.