Capítulo 17. Historia de Unix y mi naturaleza mágica

Jasper

Ya han pasado cuatro meses desde que estuvimos en roma y de que pasamos el susto con la "pócima" que según Angus nos habíamos tomado, realmente pasamos un susto estúpido pues cuando Rosy llego espantada se dio cuenta que si era un trago y no la pócima que Angus creía, pero a parte de ese pequeño susto todo lo demás transcurrió de forma normal.

Al día siguiente completamos el itinerario de la escuela y Arístides por fin pudo visitar el vaticano, al otro día nos despedimos en el aeropuerto, aunque los chicos se mudaron una semana después a Londres para que estuviéramos juntos. Actualmente Philiph y Arístides viven muy cerca de mi casa, pasamos unas buenas navidades y recibimos los 6 juntos el año nuevo. Ya estábamos casi en finales en el instituto, Arístides y Philiph están asistiendo al mismo colegio que todos nosotros, se les hizo muy fácil ponerse al corriente con las clases, resultaron ser muy talentosos y se acoplaron muy bien a los chicos del instituto, según Roberto es su naturaleza angelical que los hace irresistibles.

Cuando volvimos de Roma comenzamos un entrenamiento más exhaustivo para terminar de prepararnos antes de entrar a la Academia Mágica Unix, me sentía más que listo, pero los guardianes insistían que termináramos la escuela humana y luego concertaríamos los últimos preparativos para mudarnos a Adernon, nuestra tierra. 

Estaba en la azotea del instituto, es el mejor lugar que tengo para alejarme un poco y pensar, pues  a pesar de todo tengo una mezcla de emociones por esta situación, es una gran aventura pero a su vez es un recordatorio constante de que tendré que dejar todo lo que conozco, a mi mejor amigo y a mi familia, aún estaba analizando cómo les diría que tengo que irme, sin saber si el decirles que visitaría sería una promesa vacía, nadie me había comentado si el irse era permanente o no, aunque después de todos los seres mágicos que he visto en este mundo imagino que debe existir una puerta entre reinos.

—¿En qué piensas?— preguntó Philiph apareciendo detrás de mí, tenía esa facultad de encontrarnos a todos y más aún cuando sentía que nuestras emociones estaban turbadas. 

Le sonreí —En nada importante realmente, solo en lo que nos depara el futuro—

Se sentó a mi lado —Según Roberto nos gustara mucho Adernon y la Academia, espero que sea así no soy muy bueno adaptándome a nuevos lugares—

—Te entiendo bien amigo mío, pero te adaptaste muy bien a este nuevo país y a un nuevo instituto—

—Realmente sí, pero más porque los tengo a ustedes—

—También nos tendrás en Adernon, juntos podemos superar cualquier cosa— me sonrió y le devolví la sonrisa.

—Vamos, tenemos entrenamiento en unos minutos— se puso de pie 

—Estas lecciones me están dejando exhausto— dije con un bufido.

—Sabes que son necesarias, además nuestras mentes se están sincronizando con los múltiples recuerdos que hemos adquirido en cada vida con el pasar de los siglos— Asentí, tomé su mano y nos teletransporte. 

Llegamos a un prado apartado, ya todos estaban esperándonos, Angus conversaba con Rosy de forma enérgica y con una sonrisa, Angélica y Antonio discutían de forma amistosa con Roberto, mientras los chicos se reían de alguno de los chistes malos de Yojan. 

—Hasta que aparecen—

—Estábamos en la azotea de la escuela, estaba algo perdido en mis pensamientos— le dije a Yojan con una sonrisa y frotándome la parte de atrás de la cabeza.

—Sé lo que se siente bro, pero todo estará bien o al menos eso espero— todos asentimos. 

—Acérquense todos por favor— llamo el hechicero con voz potente —Como todos saben, una vez que terminen la escuela nos encargaremos de los preparativos de su viaje, hoy quiero hablarles un poco más de la Academia Unix, tomare esta sesión de hoy para esto, porque con el pasar de los días me he dado cuenta que algunos de ustedes últimamente están un poco despistados y han descuidado un poco sus clases en el instituto— baje la cabeza porque me sentía identificado con ese comentario, sentí una mano en el hombro y al levantar la cabeza me encontré con los ojos rojos de Antonio. 

—Nunca bajes la cabeza Jasper, no te avergüences de temerle a lo desconocido porque sentirse con demasiada confianza provoca que las personas cometan actos estúpidos y pongan en riesgo su vida y la de sus compañeros, eres el líder de la legión, tu temor es bien fundado, porque no temes solo por ti, también piensas lo que tus amigos puedan estar sintiendo en todo este trayecto y absorbes sus propias preocupaciones sobre lo que el futuro les depara, tienes un alma bondadosa y todos confiamos ciegamente en ti para guiarnos a esa guerra que se avecina— sonrió y me doy cuenta que todos me miran con la misma confianza que Antonio, mis ojos se humedecieron un poco y asentí. 

—No los defraudare— dije con seguridad

—Eso lo tenemos seguro— afirma Angus sonriendo con orgullo.

Angus. 

Estoy orgulloso de todo lo que estos chicos han logrado, Jasper ha demostrado que es un líder nato, que se preocupa por los demás, que no le importa tener una pelea para defender a los suyos, pero no tiene la lucha como primera opción para resolver un problema entre iguales, se preocupa por escuchar a todos, sin dejar que esto coarte su forma de pensar, llegara muy lejos y eso lo tengo muy seguro. 

Luego de las palabras de Antonio y que todos se relajaran un poco, llego el tiempo de comenzar con el tema del día. 

—La academia Unix— todos voltearon a verme —Fue fundada en el siglo I, luego de la expulsión de la raza no mágica de las tierras de Adernon y antes de la primera gran guerra mágica, esta se creó con el fin de acoger a todos los jóvenes de todas las razas  para enseñarles a manejar sus poderes de la mejor forma, fue fundada por Benedictus Starfire, el padre de Eliaster Starfire el primer jefe de la legión, su co-fundador fue Atetum Tantes, padre de Amunckra Tantes, el hechicero que se convertiría en el segundo al mando en la legión, ambos hombres eran hechiceros extraordinarios, justos y amorosos, eran amados por todos, por eso la idea de la escuela fue bien acogida por todos los miembros del consejo—