Mi vocalista es un seductor demonio

Capítulo 5: Bienvenida.

Se encontraban en un bar restaurante de la localidad, con un buen ambiente, música y gente agradable, Diana había sugerido ir, tomar algunos tragos y celebrar la incorporación del nuevo integrante de la banda. Llevaban meses buscando un vocalista, y el chico era justo lo que necesitaban en ese momento crítico. 

— Por Keid, nuestro nuevo integrante— La chica alzó su vaso y los demás le imitaron.

— Gracias por aceptarme— El chico de cabellos negros sonrió.

— No tan rápido, novato, te dimos el sí, pero antes debes pasar por “El juramento”.

— ¿Juramento? — Keid ladeó la cabeza ¿Era alguna especie de contrato?

— Markus, no le asustes— Diana codeó a su hermano— Keid, solo debes decir que aceptas nuestras reglas y se quedará tranquilo.

— Claro ¿Cuáles son? — No iba a discutir. 

— Bien novato, escucha con atención— Markus comenzó serio— Primera regla, ensayamos todos los días a las 12:00 en punto, luego vamos por algo de comer a las 13:30 y volvemos a ensayar hasta las 16:00.

— Ok, no hay problema— El chico aceptó, no es como si tuviera algo que hacer en esos horarios de todos modos, ya había dejado sus asuntos en orden en Inférnum y su fiel mano derecha, se estaba encargando de coordinar los tratos demoníacos por él, un aumento de sueldo e incentivos habían sido suficientes para convencerlo.

— Segunda regla, ningún integrante llega ebrio, ni drogado a los ensayos.

— ¿Me ves cara de drogadicto o borracho? — El demonio bromeó.

— Más vale prevenir. Si aceptas quedarte es un compromiso al cien por ciento con nosotros.

— Claro, entiendo.

— Necesito algo más que un solo “entiendo” de tu parte. La banda es como una familia, por lo tanto, todos nos cuidamos mutuamente, y debe existir una confianza básica para ello.

— Ya deja de agobiarlo tanto, Markus, y vamos por algo de comer, muero de hambre— Diana le salvó de aquel regaño.

— Está bien, pero no he terminado contigo.

— Claro, luego seguimos— El chico le guiñó un ojo, para luego ver a los dos hermanos ir en busca de un mesero— El chico lindo es rudo— Le comentó a Dante apenas lo perdió de vista— Me gusta— Sonrió.

— Ni se te ocurra— Este le prohibió de inmediato— Nada de líos amorosos en la banda, no ahora que estamos por despegar.

— Que hipócrita, a ti te gusta su hermana.

— Es… diferente— Dante aclaró nervioso al verse atrapado. 

— A todo esto, creí que tú eras el líder de la banda— Murmuró el demonio, después de todo era él quien había pedido el deseo— Pero es el grandote quien da todas las órdenes aquí.

— Yo la funde, pero Markus es el líder responsable que nos mantiene en el camino. Sin él esto no hubiera funcionado desde un principio.

— Eso o el trato que hiciste conmigo.

— Tu trato es bueno, pero no pedí talento— Dante fue sincero. 

— Touché. Pero eso lo hace aún más interesante…

— Keid no… — El pelirrojo se sentía como un hermano mayor que debía cuidar a un hermano pequeño hiperactivo— Si vamos a llevar una convivencia pacífica, por favor no. Ya eres parte de la banda ¿Es lo que querías no?

— Pues al parecer no lo es todo.

El demonio rio entre dientes, molestar un poco a Dante se había hecho cada vez más divertido, aunque mentiría si decía que no estaba interesado en el chico de cabellos castaños. Tenía algo, que aún no podía definir bien, pero que le daba curiosidad. Tal vez era solo un capricho que pronto se le pasaría, pero antes debía conocerlo mejor. 

Bebió de su cerveza mientras observaba como los hermanos volvían a la mesa para seguir su conversación y esperar la comida.

El resto de la noche escuchó anécdotas que habían protagonizado sus compañeros de banda en la secundaria, al parecer se conocían hace mucho tiempo y se llevaban bastante bien.

— Entonces, Markus enredó parte de su pantalón en las púas de la valla, estuvimos al menos unos cinco minutos tratando de sacarlo, mientras aguantábamos las risas o nos descubrirían los guardias— Dante contaba alegre una anécdota de cuando habían tratado de colarse a un concierto en su adolescencia, tras no haber alcanzado una entrada.

— Al final tuvimos que tirarlo con fuerza, y el pantalón se rompió, tuve que prestarle uno de mis suéteres para cubrir la parte de atrás— Diana rio.

— Oh, el suéter rosa, me acuerdo— El pelirrojo rio también— Te veías bien con él, Markus— Se burló.

Keid terminó de unirse a las carcajadas al imaginarse la situación.

— ¿Ya acabaron? Y tú, novato, no te rías tanto, hemos compartido anécdotas contigo, pero no has dicho palabra alguna de ti— Le acusó.

— Primero, mi nombre no es novato, es Keid, segundo ¿Qué quieren saber? — El demonio preguntó calmado, era buen mentiroso, podría inventarse una vida sin problemas.

— Cuéntanos sobre ti ¿Qué te gusta? ¿De dónde eres? ¿Por qué querías ser nuestro vocalista? ¿Siempre soñaste con dedicarte a la música? — Diana fue la primera en interrogar— Perdona si hago muchas preguntas, soy algo curiosa— Agregó apenada al darse cuenta de la cantidad.

Keid sonrió.

— No soy un chico de ciudad como habrán podido notar, soy del lado sur, fue criado en el campo, en un pueblito pequeño. Me gustan muchas cosas, pero la música sin duda es mi pasatiempo favorito, siempre quise dedicarme a ella, por lo que participaba en pequeños concursos siempre que tenía la posibilidad. Decidí probar suerte en la ciudad y me enteré de que mi adorable primo residía aquí y tenía una banda que buscaba un vocalista. Todo fue una coincidencia maravillosa y estoy agradecido de haber entrado— Relató.

— ¿Cómo no ibas a quedar? Tu voz es hermosa— La chica le elogió— Debiste ganar muchos concursos.

— Varios y gracias— Keid sonrió suave.

— Dante jamás te menciono— Markus entonces cambio un poco el tema— ¿Seguros de que son primos?

El pelirrojo iba a contestar, pero Keid se le adelantó.




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