Microcuentos de terror

36

La mujer suspira con pesadumbre. Otra vez la puerta permaneció cerrada. Nadie fue a verla tampoco ese día.

—¿Es que están todos muertos? ¡Nadie vino a verme!

—Alégrate por ello, abuela. Eso significa que viven. Recuerda que los que morimos fuimos nosotros.




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