Microcuentos de terror

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Estaba haciendo limpieza en mi cuarto cuando debajo de la cama vi algo que me aterró: se trataba de un niño. Lo tomé de una pierna y lo saqué a la luz: ¡Era el hijo del vecino!

Llevándolo conmigo corrí como alma que lleva el diablo. Al final, pude respirar con alivio. De las siete jaulas, la suya era la única abierta. Todos los demás continuaban en su sitio.




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