La mujer fregaba platos cuando vio los ojos, azules, mirarla desde el patio. Un plato escapó de sus manos por el sobresalto y se hizo añicos.
—¿Cariño? —preguntó.
Pero los ojos ya no estaban, habían desaparecido en un parpadeo.
—¿Mamá? —dijo la voz de un niño a sus espaldas.
La mujer se volvió y soltó un alarido. Su hijo avanzaba a tientas, dos agujeros negros en lugar de ojos, y lágrimas de sangre surcando sus mejillas.
—Mamá —repitió el niño—. Mis ojos. Alguien robó mis ojos.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023