Microcuentos de terror

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Me cogieron con las manos en la masa, como se suele decir.

Cuando la policía apareció, yo apuñalaba por enésima vez al que hasta ese día había sido mi mejor amigo. Al apartarme, aquel era un amasijo de carne y sangre.

Sé que la gente pedirá la pena máxima, pero lo que aún no saben es que él me confesó su secreto: Él era el pedófilo que había estado violando niñas en el vecindario.




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