Vislumbré a la joven, que llevaba una semana desaparecida, tras unos matorrales.
Como parte del equipo de búsqueda, sentí la emoción martillear en el pecho. La llamé, y ella se echó a correr. Fui en pos de su estela, mientras le gritaba que se detuviera, que era un amigo.
En ningún momento se volvió ni se detuvo, y la persecución se prolongó horas. Fue al llegar al borde de un acantilado que comprendí porqué parecía flotar y las ramas no se enganchaban a sus ropas: allá abajo, su cuerpo estampado contra las rocas del fondo, llevaba siete días esperando ser hallado.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023