Lo recuerdo y pienso en muchas cosas a la vez, que tal vez él no era mi chico ideal o el hombre soñado para mí, pero tenía algo que me atraía. No era ni guapo, ni alto pero su sonrisa era encantadora y me cautivó desde la primera vez que lo vi.
Las mujeres complicamos todo, creemos que tenemos la razón, que los hombres deben entender el mensaje subliminal que mandamos pero la única verdad es que hombres y mujeres no hablamos el mismo idioma en el amor, y que las indirectas valen madre muchas veces, porque ellos nunca las van a entender.
Cuando lo conocí me pareció serio, pero sonrió y fue todo, me dio la mano y me sonroje cuando me dio un beso tímido en la mejilla. No estaba lista para nada mas, pero después de días no podía sacarlo de mi cabeza. No era mi tipo pero estaba en mi mente y me costaría mucho sacarlo. Era algo obvio: me gustaba y mucho.
Después de un tiempo, surgió una relación indefinida que se acercaba mucho a una “amistad”. Él era muy lindo, se “preocupaba” por mí, estaba al pendiente de mí y era caballeroso, lo que toda mujer desea hasta cierto punto. Y me sentía muy atraída y halagada por él, sin embargo por mucho que me gustara, y que yo le gustara, no hablábamos del tema, nos mandábamos textos a diario desde temprano hasta que cada uno se retiraba a descansar, nos decíamos cosas bonitas y hasta cursis, cualquiera que leyera esos mensajes pensaría que éramos pareja, pero nunca lo fuimos, ni cerca estuvimos de serlo. Nunca se me declaró como tal, o dijo directamente que yo le gustaba. Lo pienso tanto y me siento fatal pensando que él pensaba que yo lo iba a rechazar, si supiera que me moría por el y su encantadora personalidad. Como la formalización y el noviazgo nunca comenzó me decepcioné de mi misma, pensando que algo muy malo tenía y por ello él no quería nada conmigo, me deprimí y como por arte de magia el desapareció de mi vida, no mas mensajes lindos, no mas salidas ni mas sonrisas.
Paso casi un año para que volviera a saber noticia alguna de él, me sorprendió saber que no había cambiado nada entre él y yo, el rápidamente recupero mi interés porque mis sentimientos nada habían cambiado.
Tal vez no me daba cuenta, no era amor, era la comodidad de halago y la atracción. Si algo no me perdono fueron las consecuencias de esa lamentable atracción, no me perdono el haber besado a una persona menos intelectual (o con tan poco intelecto) que yo, y es que al recapitular, no compartíamos ningún gusto o afición, éramos tan extraños el uno al otro.
Y nos dimos cuenta cuando al besarnos, tampoco fuimos compatibles, ese tan anhelado beso no fue mas que un choque de dos seres que sabían perfectamente nunca estarían juntos. Bote la idea de la relación perfecta y quedo en eso, un beso que ni siquiera puedo recordar como algo bonito.
Cuando lo comparo a algo, digo que fue un huracán en mi vida, llego de pronto, no lo esperaba de regreso, la desordeno y se fue…
Después de todo, nos dimos cuenta que nada teníamos para enseñar al otro, que no había futuro juntos. Cada uno tomo un camino diferente y no volvimos a hablar del tema ni de cualquier otro.