CAPÍTULO 5: Pruebas Inéditas.
La tristeza y el dolor seguían presentes en cada rincón del colegio mientras intentábamos comprender la trágica pérdida de Samuel. El impacto de su partida resonaba en nuestros corazones, y la necesidad de hacer justicia se volvió una prioridad.
Con las pruebas en el celular que Samuel me había entregado, sabía que tenía en mis manos la clave para exponer la verdad y asegurarme de que se hiciera justicia. Decidida a llevar este caso ante las autoridades, me puse en contacto con la policía y les proporcioné todas las pruebas que había encontrado.
Las investigaciones se intensificaron y se formó un equipo especializado para abordar el caso de Samuel. Me reuní con los investigadores y les compartí todo lo que sabía, desde las palabras de Samuel hasta las grabaciones en el teléfono. Su mirada de determinación me aseguró que harían todo lo posible para resolver este caso y llevar a los responsables ante la justicia.
Durante las semanas que siguieron, me mantuve en contacto con la policía y colaboré estrechamente con ellos. El proceso fue agotador emocionalmente, pero sabía que era necesario para obtener justicia en nombre de Samuel. Al mismo tiempo, el colegio implementó medidas adicionales de seguridad y bienestar para garantizar la protección de todos los estudiantes.
La noticia del caso de Samuel se difundió rápidamente, generando un gran revuelo en la comunidad. Muchas personas se unieron en solidaridad, expresando su indignación y apoyo a nuestra lucha por la justicia. Se organizaron manifestaciones y se crearon grupos de apoyo para las víctimas de abuso infantil.
En medio de todo esto, encontré consuelo y fortaleza en mis colegas y en la comunidad. Nos apoyamos mutuamente, compartiendo nuestras experiencias y ayudándonos a sanar. Juntos, nos convertimos en una fuerza unida, decidida a combatir el abuso y proteger a los más vulnerables.