Microrrelatos

La dama cuervo

Cuentan los rumores que, durante el siglo XI, en aquella época fantasiosa de reyes y reinas, dragones y escuderos, duendes, hadas y demás criaturas mágicas; existía una bella criatura. Se dice que esta gozaba de grandes atributos físicos, una inteligencia sorprendente y un carisma exótico; para aquella época en dónde las mujeres no tenían nada de participación y reconocimiento, en dónde los derechos básicos de la actualidad no existían y en dónde solo se llegaba al mundo a servir al hombre, estaba aquella figura que resulta ser tan difícil de mencionar. 

No hay registro alguno de su existencia, todo está basado en leyendas y mitos populares que arrasaron por todo el mundo, perturbado a la gente de esa época y maravillando a las personas de esta; en aquel entonces, al no tener la más mínima pisca de tecnología moderna, más allá de inventos clásicos como la rueda, carruajes y armaduras, todo estaba basado en las creencias que se transmitían de generación en generación. La iglesia tenía gran impacto y era una devota participe de la política, padres y sacerdotes segados por sus tradiciones, ignoraban una realidad tan obvia como si no existiera. La humanidad ha estado condenado perpetuamente a vivir en una profunda ignorancia que la ha llevado a desconocer su realidad y en el caso de este mundo, la ha llevado a ser maldita. 

Una de las leyendas más famosas, musa de películas y series es la llamada “La Dama cuervo”, cuenta que un año cualquiera, al morir el sol y con la escalofriante sonrisa de la luna, cuando en las calles no había más que oscuridad y en dónde solo se veía la tenue luz del fuego de las casas iluminadas por las antorchas, en medio de un sepulcral silencio, se escuchó el agudo llanto de un bebé. Este fue oído por todo el reino, la población entera se erizó ante tal sonido tan anormal, algunos decían que se trataba de una ninfa del bosque, pero más adelante surgió un rumor mucho más poderoso. Ante la mirada de las estrellas había nacido una horrenda bruja. 

No estaba asegurado, la iglesia esclava del pavor de la gente, tuvo que tomar medidas drásticas. Es así que, con una sola decisión, se avecinó la tragedia, pues esta entidad, al no saber que más hacer, mandó, con el apoyo del rey, a los caballeros a asesinar cruelmente a cada bebé recién nacido. Este hecho marcó profundamente al pueblo a tal punto de decidir ir en contra del mandato, Miles murieron, hombres, mujeres, niños y ancianos, y, aquellos sobrevivientes, fueron obligados a someterse ante el rey. 

Más adelante, unos años en el futuro, aquel conflicto había sido dejado de lado, todos ignoraban la matanza para no llamar la atención de los gobernantes, nadie hablaba del tema, simplemente no había pasado y eso era lo que a ella le daba risa. Se reía profundamente de que la gente cediera tan fácilmente, abandonando sus sentimientos por asegurar su bienestar. O al menos así lo veía ella, cuando eso pasó era apenas una bebecita, su madre tuvo que huir del pueblo para poder protegerla, le había contado que en aquel día, aún con los dolores del reciente parto, tuvo que agarrar sus pocas pertenencias y migrar hacia el bosque, en dónde su familia tenía una casita abandonada vuelta ruinas por las llamas que la habían consumido. 

Su niñez se basó en la vida silvestre y en la soledad absoluta, su madre salía diariamente y volvía tarde en la noche, parecía no temer a la espesura y oscuridad del bosque, cosa que a ella en aquel entonces le aterraba, ¿Qué se podía esperar de una niña cuya soledad era su única amiga?, Lo único que vivió fueron experiencias con su madre antes de la muerte de esta que la obligó a abandonar su estilo de vida y, después de tantos años, regresar a la ciudad, eso, sin olvidar lo que su progenitora le había dicho en caso de su deceso. 

Ese día estaban ellas lavando los platos, fue así que su madre abordó el tema de forma abrupta rompiendo el cómodo silencio en el que estaban – “¿No te gustaría conocer la ciudad” – le había preguntado, ella no supo que responder, pero en realidad ese era su más grande deseo, por lo que Respondió con sinceridad – “Sí” -.

Su madre solo la miró un rato en silencio mientras terminaba de fregar unos últimos platos, - “Nunca debes revelar tu edad” – La manera en que las palabras salieron de su boca fue tan pesada que sentía que si desobedecía esa orden podría acabar con su vida. Ella solo asintió y pidió permiso antes de subir a su cuarto. 

Aún en la actualidad recuerda perfectamente aquél momento de su vida, fue como en aquellos libros que había leído en dónde tenía escrito sobre aquellas tribus que plasmaban mensajes en su piel, así fue como lo sintió, como palabras plasmadas en su alma. No sabía el por qué de ese sentimiento, pero luego todo se aclaró al saber de la historia del pueblo, conoció sus costumbres y más aún, su sistema de gobierno en dónde las personas no tenían nada de participación ciudadana, cómo era lo normal, quizás en el futuro cambiara, pero estaba segura de que no sería así. El hombre está hecho de avaricia, arrogancia, envidia y otros sentimientos que corrompían su alma. Ella no era diferente, estaba jodida hasta la médula, y lo estaba aún más al tener que mentir sobre su propia existencia para poder vivir, aunque, ¿Realmente servía de algo?, Aunque parezca lo contrario si lo hacía, primero, por qué no quería morir de la manera en la que lo habían hecho aquellas personas que levantaron sus voces, y, aún más allá, por aquél personaje que estaba yendo hacia ella mientras le regalaba la sonrisa más hermosa del mundo. Él era la razón de su vivir. 

Lo había conocido hacía algunos años, fue la primera persona que conoció y la única que le ayudó, le dio un lugar en su casa y, no muy adelante, un lugar en su vida. No fue consiente de en que momento florecieron esos sentimientos, solo se alegraba de no ser la única con ellos, su amor era correspondido, algo que nunca pensó sentir, por el mero hecho de ser desconocido para ella, estaba sucediendo, se llamaba amor, así se lo dijo él, que era un sentimiento que unía a las personas hasta la muerte o incluso más allá de esta. Cuando el le relató todo lo que conocía sobre el tema, a su mente llegaron los recuerdos de todos aquellos libros que había leído cuando en su vida no había nada más que hojas de papel amarillas y el inconfundible olor de las páginas viejas. 



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En el texto hay: fantasia, hetero y homo, relatos corto

Editado: 06.07.2022

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