Twyla lo vio a los ojos de nuevo, ese azul celeste que había desconocido había estado con Alan por tanto tiempo que no se había percatado del azul tan intenso que resplandecía, por un momento ella se sintió pequeña. Su belleza abarcaba toda la habitación, sin contar con que su altura la hacía sentir más diminuta. Twyla tragó saliva y rodeó a su amigo para dirigirse a la nevera.
¿Por qué le picaba la garganta?
Tomó la botella de refresco y la colocó encima de la isla, se dirigió a otro de los gabinetes blancos y extrajo dos vasos de cristal.
—El jefe preguntó por ti —dijo Twyla mientras servía las bebidas.
— ¿Qué dijo? —Alan se acercó a la mesa en la que ella se encontraba. Apoyó ambas manos encima de la cerámica.
—Yo fui quien le dijo que estabas mal, que necesitabas un tiempo libre porque estabas enfermo.
— ¿Y te creyó? —preguntó Alan enarcando una ceja.
—Sí, ¿Por qué no iba a hacerlo? —Twyla guardó el envase de refresco dentro de la nevera y le entregó uno de los vasos a su amigo.
—Porque él tiene una leve sospecha de que soy un Aberrante.
— ¿Ah, sí? —Twyla tomó un trago sin apartar la mirada de los ojos de Alan.
—Sí —Alan se encogió de hombros—, ¿Como culpar? Soy hermoso.
Twyla se rió entre dientes y ambos se acercaron al sofá. Mientras ella buscaba una película, Alan observaba el apartamento con más detalle.
Sin embargo, Twyla observaba el control perdido en su asimismo. Estaba todo mal, encontró todo tan extraño, una sensación tan incómoda, como si la persona que estuviera a su lado fuera un desconocido, fingiendo ser su amigo. Odiaba ese sentimiento. Tenía que drenarlo, debía de eliminarlo y evitar que sus incógnitas rodearan su cabeza hasta quién sabe cuándo.
— ¿Cómo te fuiste tan rápido? —preguntó Twyla y Alan observó a su amiga.
—Pues, el velocista me llevó, como le dicen ahora «Andron».
— ¿Lo viste? —preguntó Twyla esta vez lo vio a los ojos—, ¿Cómo era?
—No lo vi bien, era como una ráfaga de una imagen, era difícil de ver.
— ¿Al menos viste su cabello? ¿Su vestimenta?
— ¿Es esta una interrogación?
—Nadie puede sobrevivir a tal velocidad y de haberte llevado tan rápido debiste haber sentido mareos, falta de aire, era como estar en un avión con las ventanas abiertas, es peligroso. Él jamás haría algo así.
Alan tragó saliva. Se sentía amenazado.
— me sentí mal, pero ya estábamos en el hospital, así que me hicieron sentir mejor.
— ¿Él solamente te llevó a una sala de habitaciones donde había un doctor nada más?
—Twyla, relájate, llegué a casa con bien —Alan tomó a Twyla de los brazos. No sabía quién estaba más nervioso entre los dos—. Andron me llevó a la sala de urgencias, me sentó y llegaron dos médicos, me revisaron y me dieron vitaminas, un suero y me dieron comida de más, tampoco había comido bien estos días y por eso mi terrible malestar. Tomé el bus y fui a casa, cuando me di cuenta de la hora decidí vestirme y venir a nuestra cita. Es todo lo que necesitas saber. No sé qué más contarte, estaba al borde del desmayo, así que no logré interrogar a Andron.
Twyla mantuvo su mirada dura. Estaba renuente a pensar que todo estaba bien, no podía hacerlo tan sencillo y menos teniendo a un detective como tío. Él le había enseñado a dudar de las personas, a no creer ni en su propia sombra. Odiaba ese sentimiento, pero aun así, eso la protege de muchas heridas.
—De acuerdo —finalizó Twyla—, te creo, aunque lo siento si te hice sentir incómodo.
Twyla volvió a su trozo de pizza.
—Tranquila, de igual forma me siento más incómodo contigo usando pijamas.
—Rayos…
Antes de que Twyla se levantara de nuevo, Alan tomó su mano y la estrechó con fuerza.
—Lo digo en serio, estás bellísima.
Cooper fue el primero en poner un pie en el suelo, él soltó sus manos al saber que estaba a salvo en la tierra. El poder volar no se comparaba al usar las cuerdas dinámicas para poder escalar edificios o ir de un edificio a otro. Sentir el viento en su rostro era un constante combustible de adrenalina. Sentir que el mundo estaba bajo sus pies era reconfortante y como no había nada que lo detuviera. No había semáforos, peatones, autos estúpidos, solo el viento y la fría brisa rozando su cuerpo.
Cooper les había mencionado a las chicas dejarlos en el muelle, ya que había un yate donde podían reunir fuerzas y alimentarse. Los tres aterrizaron en el muelle como habían prometido y Shixed junto con Phemphit estaban pasmadas al distinguir el enorme yate blanco de 3 niveles.
—¿Esto es tuyo? —preguntó Shixed mientras Cooper abría las puertas del camarote.
—Es prestado —Cooper abrió la puerta y las invitó a pasar.
Cooper salió del yate para poder desanudar el barco del amarradero. Tomó las cuerdas de gran tamaño y las colocó dentro del yate. Se adentró al recinto.
Observó como Phemphit y Shixed no quitaban el ojo del barco con admiración, podía deducir que era la primera vez que pisaban un barco tan extravagante. Cooper prendió las luces y los ojos de ambas se iluminaron con la misma intensidad al ver la cocina, como unos asientos blancos habitaban en la parte delantera y exterior del barco rodeando un pequeño jacuzzi.
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Editado: 19.11.2024