—Creo que eso no es asunto de nadie.
—Eso es verdad —dijo ella.
Era tan neutral. Esa voz era demasiado neutral como para tratarse de un humano, siquiera de un Aberrante. Parecía un robot, carecía de sentimientos.
—Si quieres puedes mirarme —sentenció la mujer de cabellos negros—, no te convertiré en piedra, te lo aseguro.
Shaper giró su cabeza lentamente y logró verla, aunque el perfil notaba su rostro blanco como la nieve y unos ojos muertos, no, no era su rostro. Era una máscara. Una máscara blanca cubría completamente su rostro y lo único que quedaba a la vista eran sus ojos color verde esmeralda, incluso sus labios estaban siendo resguardados por su antifaz.
— ¿Por qué tanto anonimato?
La mujer la vio de reojo.
—Mi nombre es Deanna —respondió y sus pupilas se centraron en la pista de baile—, ¿Cuál es el tuyo?
—Creo que con mi rostro ya es suficiente presentación —murmuró Shaper y se cruzó de brazos viendo como una de las personas se subía a la tarima y colocaba el micrófono.
—La verdad es que sí, Shaper —Shaper giró para verla con asombro—, tengo ojos en todos lados. Apareces en las noticias y eres una de las niñas más ricas del mundo. Eres huérfana y tu amiga y tú se las arreglaron para salir de esa pocilga ¿Necesito decir algo más?
Por más que lo intentara, Shaper no lograba conseguir algún atisbo de emoción en su voz, hablaba seguido y sin fracturar su voz, sin contar con que era lo suficientemente femenina.
— ¿Por qué me llamaste?
—Porque te conozco —dijo ella y un camarero se acercó a su mesa, tomó la copa y dejó otra llena en su lugar. Se marchó sin decir nada y Deanna tomó otro sorbo. La bebida era rosada y un pequeño paraguas bailaba en el borde—, conozco esa mirada y pareces tener hambre de algo.
—Creía que me conocías como para saber qué es lo que necesito.
—No lo sé, todos aparentan querer algo y tenerlo todo, pero en realidad nadie tiene nada o lo tienen, pero no lo que desean. Tú tienes esa mirada.
— ¿Cuál?
—Lo quieres todo, pero al tenerlo quieres más. Solo que hay un problema —Deanna cambió el soporte de las piernas—, que hay alguien que te lo impide.
—Me sorprende el hecho de que no hayas dicho «algo».
—Puedo ayudarte con eso —respondió Deanna.
— ¿Cómo?
—Existe algo, un monstruo atrapado en una de las instalaciones más seguras del mundo y que coincidencia que el lugar esté en esta ciudad.
— ¿Un… monstruo?
Shaper vio a Deanna, no mostraba ningún atisbo de miedo o preocupación, estaba hablando en serio.
—El gobierno lo encontró y lo colocó en una jaula, sabían de su potencial y lo difícil que era domarlo así que lo mantienen bajo nuestros pies.
—Espera —la detuvo Shaper—, dijiste gobierno, es decir que lo tiene el ConAbe.
—Exacto. Sabes que una de sus extensiones está en el centro de la ciudad y solo por una razón. Porque todo lo que está bajo las alcantarillas, el metro y todo eso está el ConAbe. Es la única criatura capaz de detener a tu amigo el velocista. He escuchado que hasta le están poniendo un nombre de lo más ridículo.
—Vale, vale —asintió Shaper y vio como una mujer elegante de vestido rojo y negro hacía aparición en la tarima, tomó el micrófono con ambas manos y comenzó a cantar—, suponiendo que sé como entrar, cosa que es mentira…
—Tienes una amiga que se teletransporta a todos lados, cuando lo desee. Creo que podrás con ello fácilmente.
—Vale, lo pillo, me conoces tan bien como la palma de mi mano. Pero esta información no viene gratis y lo sé porque conozco a todas las criaturas que son casi como tú.
—Lo que yo quiero es lo mismo que tú quieres, Shaper. Acabar con los que me hicieron mal. Y si acabar con ellos es destruir este pueblucho creo que estaremos a mano. Tienes suficiente dinero como para crear un imperio y suficientes bolas como para hacerlo realidad, solo falta el empujón que te estoy dando.
—Un empujón que no sé si fiarme.
—Eso ya es asunto tuyo. Solo espero haber encontrado en ti lo que buscaba.
— ¿Qué cosa?
—Bolas. Coraje.
Shaper asintió.
Ambas chicas seguían viendo a la multitud. Algunos bailando y otros escuchando con atención a la chica sentada en sus asientos. Inclusive los camareros tenían el mismo aspecto que los bartenders. Realmente nadie sabía quién era el dueño o si alguno de ellos lo era, pero joder que lucraba con un lugar a la deriva y que incluye tanto a los Aberrantes como a los humanos.
Shaper sin decir más nada se levantó de la silla y se dirigió escaleras arriba sin mirar atrás, sin embargo, podía sentir la mirada de la mujer a sus espaldas.
Todo este asunto la hizo estremecer.
El cielo comenzaba a oscurecer. Se encaminaba nuevamente a ConAbe, ya comenzaba el turno nocturno y sabía que el miembro de oficina estaba marchándose. Caminaba por las calles de Horifell cabizbajo. Seguía pensando en Lissa donde podría encontrarse. Constantemente leía las noticias con la esperanza de leer que hombres murieron por causas desconocidas. Conocía la causa desconocida.
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Editado: 19.11.2024