El reloj no deja de moverse, el constante tick tack la volvía loca. Sentía temor cada vez que pasaba una hora, el tener que salir al exterior la ponía ansiosa. Con solo pensarlo temblaba. El maestro frente a ella no paraba de hablar, mientras el tiempo de la clase ya se había pasado hace treinta minutos. Pero al maestro parecía no importarle. Comenzó a sentir el pecho caliente cuando dieron las 10 PM, su cuerpo se tensó cuando el maestro dejó de hablar y dio por terminada la clase. Era hora de salir.
Al salir no le importó lo fría de la ciudad, ni que se fuese a cansar al caminar. Más bien tenía miedo de caminar sola por la noche. Y ella tenía la mala suerte de no tratar con sus compañeros de clase. No sabía en quien confiar. Ella intentaba caminar por los lugares más iluminados, pero había un tramo pequeño hacia su casa que estaba completamente oscuro y ella tembló del miedo.
Siguió avanzando, abrazándose a si misma, protegiéndose de nadie en absoluto. Y en el eco del silencio, escuchó unos pasos detrás de ella y lloró. Por qué su sueño era caminar sin miedo por las calles, pero ese sueño jamás se cumplió.
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Editado: 19.02.2019