3 Meses después.
Lucian McCann.
El agua caía a gotas sobre mi cuerpo, el frío comenzaba a emanar en el momento en que salía de la piscina temperada mi entrenador me felicitaba una vez más, gustoso de mantener bien mis tiempos de natación.
Habían pasado ya 3 meses desde el accidente de Mara y aún seguía conectada a el respirador artificial, inconsciente totalmente dormida, como en el cuento de Disney, ella una bella durmiente, mi bella durmiente. Su ausencia se sentía y la culpa a veces llegaba a mi mente.
Si tan solo la no hubiese llamado ese día.
Si tan solo la hubiese ido a recoger
Ella estaría aquí conmigo… pero no lo está.
Daniel, Ashton y Evan estaba intentando animarme, pero perder el amor de tu vida de esa forma era algo que en 3 meses no se superaba, intentaba seguir mi vida, intentaba seguir siendo la persona que era antes, pero la vida después de ella no era la misma, jamás sería la misma.
Sumido en mis propios pensamientos, salgo de la práctica para poder irme directo a casa, era viernes y las prácticas eran lo último que hacía durante el día cuando estábamos en Verano, luego de lo de Mara, había tomado la decisión de irme a un intercambio de verano a Amsterdam y los resultados de admisión estarían hoy.
Me parecía algo coherente, a mis padres también, para ellos la idea de irme unos 2 meses lejos de todo lo que había pasado me iba ayudar a sanar lo que necesitaba, yo no lo veía de esa forma, pero ellos sí y total, era intentar, nada pasaba con intentar, eso era lo que siempre me decía Mara.
Paso directo, mis padres siguen diciendo que soy una persona distante desde lo que pasó, pero necesito distancia, la única persona con la que realmente logro empatizar en este momento es con Sol, en el momento en que llego a mi cuarto enciendo la computadora y leo el único correo que tengo, el del programa de verano.
En la pantalla de mi macbook solo brilla las grandes palabras.
Has sido aceptado.
Una sonrisa se coloca en mi rostro, pero no entiendo por qué, siento emoción, pero debería de estarlo, sería mi primera vez en aquel país, conociera nuevas personas y ayudaría a mi carrera como nadador profesional, era un nuevo comienzo, comienzo del que estaba muy emocionado.
Mi madre está recostada contra mi puerta y ve mi sonrisa, creo que ella lo sabe, definitivamente los sabe.
─ ¿Aceptado? ─ Me pregunta.
Le dedico una sonrisa de oreja a oreja mientras muevo mi cabeza asintiendo ella viene hacía mi y me envuelve en esos brazos dándome un abrazo completamente lleno de amor que tanto necesito, sus ojos brillan con ese brillo que se que es de puro orgullo ya que lo he visto varias veces cuando gano competencias.
─ Iré a preparar tu cena favorita.
Me dice y sale de la habitación, vuelvo a ver las letras que se ven en la pantalla y sigo sin poder creérmelo que fui aceptado en ese programa de natación, lo primero que decido hacer es llamar a mis amigos con los cuales hablo y les cuento la noticia, emocionados, felices por mí y es que, desde que paso el accidente de Mara, no volvía a sentir de aquella forma.
Sigo hablando cuando mi madre vuelve a mí, ser el hijo único siempre ha sido algo que nunca me ha gustado, aunque la atención sea solo para mí, igualmente la presión lo es.
Esa necesidad de ser ese hijo perfecto siempre ha estado en mí, tal vez por eso acepte el programa realmente, porque no quiero decepcionarlos, porque lo necesito, porque necesito salir de ese hoyo depresivo en el que me he sentido los últimos 3 meses.
La cena está lista y mi madre me avisa que Sol estará con nosotros, desde que sucedió el accidente ambos nos hemos apoyado muchísimo entre nosotros, la cena transcurre con conversaciones normales, pero algo no está normal, un mensaje de un número desconocido llega a mi celular…
Desconocido:
¿Quieres saber la verdad?