Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 45 - SORPRESAS 2

Cuando me giro para ir a buscar a mi hermano y a María me topo con mi mayor pesadilla. Mira que hay discotecas en Mallorca que tengo la mala suerte de que ella está también en la misma. Parece como si supiera en donde estoy en cada momento. Miriam se acerca a mí contoneando sus caderas en un intento de provocarme. Cuando llega a mí pasa una de sus manos por mi brazo para intentar seducirme cosa que no consigue.

 

         -       ¿Qué haces Miriam? – pregunto un poco borde ya cansado de encontrármela siempre.

            -       Hola, ¿qué tal? Yo bien ¿y tú? – me pregunta irónica – que menos que eso – me dice acercándose más a mí.

              -       ¿Qué quieres ahora? – pregunto mientras me cruzo de brazos.

              -       Quiero hablar, que volvamos – me dice acercándose más.

              -       ¿Otra vez con lo mismo? – pregunto exasperado y enfadado – Déjame en paz ya – le digo.

             -       Vamos a hablar a otro lado tranquilamente – me dice Miriam mientras me coge de la mano para llevarme para algún lado pero yo me aparto de ella.

 

Me resisto más de una vez, ya que ella no hace más que insistir. Miriam se acerca más a mí, pegándose y tocándome. Cuando de repente mi cara se pone pálida al ver a María hecha una furia delante de los dos.

 

             -       María, yo… - intento decir para hacerla ver que no ha pasado nada.

            -       ¿No nos presentas Marco? Que desconsiderado eres – dice Miriam regocijándose – Soy Miriam, su novia y ¿tú quién eres?

 

¿Cómo? ¿Qué? Esta está loca, ¿cómo que es mi novia? Flipa en colores la tía. Veo como María se queda estupefacta ante lo que ve y encima Miriam no hace más que sonreír, por lo que decidí que era el momento de intervenir.

 

           -       Miriam tú y yo no somos nada ya, olvidate – digo borde – María, yo…

           -       Ya lo sé Marco – me contesta – estabas con una amiga, no pasa nada – me contesta mientras María sonríe a Miriam - ¿Nos podemos ir ya? Estoy cansada del viaje.

           -       Claro – contesto mientras la agarro de la cintura – Adiós Miriam.

           -       Adiós, ha sido un placer conocerte – dice María en tono irónico.

 

Allí plantada como un pasmarote la dejamos. María sonríe y yo también. Me encanta mi chica, en todos los sentidos.

 

El camino a casa es silencioso, nadie habla de nada, todo se vuelve incómodo. Pobre Igor, no quisiera estar en su lugar. Y yo… yo lo único que hago es mirar a María suplicante ya que no quiero que se enfade conmigo y sé que lo está.

 

Al llegar a mi habitación y colocarnos el pijama nos metemos en la cama.

 

          -       María… - intento decir otra vez pero me corta.

          -       Si tu pregunta es si estoy enfadada, la respuesta es sí – me contesto y me desespero poco a poco.

          -       Por favor – digo mientras me acerco más a ella y rodeo su cintura con mis brazos.

          -       No estoy enfadada contigo – me dice mirándome a los ojos y suspiro de alivio.

          -       ¿Entonces? – pregunto confuso.

          -       Estoy enfadada, bueno cabreada con Miriam – contesta.

          -       ¿Por qué? – intento comprenderla, ya que ahora mismo ando un poco perdido.

         -       Porque siempre aparece en todos lados y no te deja en paz. Confío en ti Marco, pero no en ella – me dice mientras se acurruca más a mí.

        -       No te preocupes amor, pasa de ella – digo mientras le doy un beso en la nariz – Y ahora a dormir – digo cuando la veo bostezar – estás cansada. Dulces sueños amor.




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