Toda historia comienza con un inicio que conlleva inseguridades, miedos e incertidumbres. Nada de lo que conocemos va a ser permanente por más que nos empeñemos en que así sea porque pensamos que nuestras vidas están ya en el infierno y no hay nada que eso pueda cambiar. Pero la historia continua, tú sigues andando, sigues buscando la ruta adecuada, la solución a todos tus problemas, quieres encontrar algo que te haga querer seguir luchando, seguir aferrándote a las líneas que escribimos, porque eso solo quiere decir que seguimos avanzamos, que no somos un punto y final, sino un punto y aparte que sigue caminando, que sigue su propia historia, que sigue escribiendo su propia historia. Cuanto más caminas por ese túnel más cosas encuentras, más adversidades tienes que superar pero a su vez te sientes más tú. En toda historia, hay personas de tu vida que siguen permaneciendo en ese camino, otras en cambio desaparecen para no volver jamás, algunas de ellas son despedidas dolorosas, pero en cambio otras consiguen cerrar heridas que nos han hecho daño. Pero lo bueno de todo… lo bueno son aquellas personas que llegan a tu vida para permanecer en ella, personas que llegan y cambian completamente tu vida llenándola de todas aquellas cosas que pensaste que jamás volverías a tener. Después sigues andando por ese camino, por ese túnel y es entonces cuando ves al final del túnel una luz. Esa que pensaste que jamás volverías a ver, está ahí ante ti y lo único que quieres hacer es correr hasta ella, pero para llegar necesitas ayuda, necesitas a esas personas que harán que tu camino valga la pena, que tu camino es lo mejor que te puede pasar y harán de tu viaje algo maravilloso, hasta que al final consigues eso que siempre querías, llegar a esa luz. Y el final de la historia… Ese final que nunca pensamos que iba a llegar pero que al final está ahí, esperándonos, esperando a que obtengamos el final que nos merecemos, que consigamos todo aquello que nos propongamos, pero sobre todo, que encontremos la felicidad que ansiamos. Esa felicidad proporcionada por esas personas que hacen de tu vida algo maravilloso, una vida que merece la pena vivir, que merece la pena compartir con ellos, que merece la pena descubrir el amor, amar y ser amado de igual manera. Un final que cada uno puede sentirlo de una manera, todos los finales son diferentes para cada uno pero para nosotros no. Hemos superado mucho durante toda esta historia, la historia de nuestra vida, pero ahora puedo decir que estoy en el punto exacto de mi historia en el que debo estar, en el que quiero estar, porque no puedo sentirme más feliz por ello, más completa. Gracias por escucharme, gracias por leer mi historia que también es la vuestra, gracias por embarcaros conmigo en ese avión rumbo a Madrid, rumbo a una nueva vida, porque aunque no lo sepáis, yo estaba segura de que me acompañaríais y algún día, llamadme adivina si queréis, iba a estar aquí contándoos mi historia, nuestra historia, la historia de nuestra vida. Todos conocemos de donde somos pero nunca a donde vamos y lo mejor de todo es embarcarse en ese camino, en esas líneas de papel que completan la historia y descubrir lo que nos depara. Así que ya conocéis mi historia, nuestra historia. Una historia llena de miedos, tristezas, dolor, sufrimiento, alegrías, diversión y mucho, mucho amor. Porque cuando amas de verdad, haces cualquier cosa por conservar ese sentimiento. Por muchos golpes que nos de la vida, recordar lo más importante es amar. No lo olvidéis.
Miro a mis primos, a Marco Jr, a Noah y a Mía. Fruto del amor de mi tía y de mi tío. Son el resultado de esta historia, la luz al final de ese camino, de ese túnel.
- ¿Ya está? – pregunta Noah, esa niña cada vez se parece más a mi tía, con 10 años ya es idéntica a ella.
- Sí ya está – respondo mientras Mia se acerca a mí para abrazarme.
- ¿Y cómo acaba la historia? – me pregunta Marco Jr que con doce años es cual gota a su padre, otro amante del fútbol.
- Ya lo averiguaremos, aún queda mucho por vivir – les respondo.
La puerta de casa se abre y aparecen María y Marco por ella, al vernos a todos sentados en el sofá se extrañaron.
- ¿Qué hacéis todos aquí? – nos pregunta Marco para después sentarse en un sillón.
- Natt nos contaba nuestra historia – dice Mia – vuestra historia – sigue diciendo.
- Así que les has contado cómo nos conocimos, como pasó todo – me dice mi tía María.
- Sí – les contesto – vuestra historia de amor – confieso – creo que era hora de que la conocieran – termino por decir mientras María me abraza.