Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 33 - Para siempre

Los días pasaban y yo cada vez estaba más confusa con lo referente a Marco. ¿Por qué? Simplemente cada día hace que me enamore más y más de él, pero aún no puedo confiar en él, no después de lo que pasó.

 

Salgo de la puerta en dirección al colegio para llevar a Natt y como todos los días al salir de la puerta me encuentro con una carta. Sé perfectamente de quien son, desde aquel día he recibido todos los días una. Pero no solo cartas, sino que de vez en cuando me encuentro con algún pequeño detalle por su parte. Y es que en realidad me conoce muy bien. Sabe que los grandes regalos y los caros no van conmigo. Sabe perfectamente que los pequeños detalles, los que nacen de él, son los que más valoro.

 

Guardo la carta bajo la atenta mirada de Natt, quien sonríe como una tonta, para leerla cuando este sola en casa.

 

Al volver del colegio, me encierro en mi habitación mientras Natt mira los dibujos en la televisión. Saco la carta, miro su exterior y sin pensarlo más, la abro.

 

 

Hola amor,

 

Te escribo en esta carta como cada día, todo lo que quiero decirte con el fin único de que me creas cuando te digo que te echo de menos. Quiero decirte tantas cosas… que no puedo hacerlo frente a frente porque me enredo en tu mirada, me distraigo con tus labios y me envuelvo en tu sonrisa. Y entonces se me olvida decírtelo, porque cada momento que paso a tu lado, es el mejor de cada día.

 

Pero quiero hacerlo porque debes saberlo, debes de tenerlo siempre presente. Debes saber que era tan feliz contigo… porque me hacías reír, porque me hacías temblar, porque me hacías soñar. Y desde que no estoy contigo mi vida se ha vuelto gris. Era tan feliz contigo porque cada día notaba tu respeto, tu aceptación a mis manías y a mis pasiones, porque nunca intentaste cambiarme.

 

Era tan feliz contigo, porque a tu lado me sentía, por fin, que formaba parte del mundo, y ahora que no estoy contigo me siento perdido. Por tu forma de minimizar los problemas, por la complicidad que habíamos creado y que yo me encargué de destruir y por ello me arrepiento todos y cada uno de los días. Porque contigo había empezado a cobrar sentido él “para siempre” y quiero seguir a tu lado para que mi vida siga teniendo sentido. Porque con un simple abrazo tuyo yo ya soy feliz.

 

Y sabes que no soy el mejor expresando mis sentimientos, soy un desastre, así que voy a intentar decírtelo de la única forma que sé, y si hace falta lo haré todos los días. Sin licencias poéticas, sin metáforas y sin versos con rima, así, cruda y brutalmente, te quiero. Y así es como tengo que decírtelo. Eres la mujer de mi vida. Y podría escribirlo en mayúsculas porque tengo la certeza de que es así.

 

Por tu manera de colorear mi vida, por la energía que me das, por las risas compartidas y por los secretos desvelados, por todo eso eres especial, especial para mí. Y por todo eso y por más te admiro, porque eres grande y generosa y porque a pesar de los obstáculos que la vida te ha puesto en tu camino, tú, María, me has enseñado a amar. No es sólo mi amor, también te adoro.

 

Soy el hombre más afortunado por decir que estoy enamorada, hasta las trancas, de la mujer más maravillosa del planeta, de la mujer  que me ha robado el corazón.

 

Por y para siempre amor.

 

Te quiero, Marco.

 

 

Unas lágrimas surcan mi cara después de leer sus palabras. Siempre, con cada una de sus cartas, me hace llorar. Me siento como en una montaña rusa de emociones, una que nunca se para y que siempre tiene mi corazón acelerado, cómo cada vez que le veo.

 

 

Esa misma tarde los chicos habían organizado una cena en casa de Isco y habían insistido en que fuéramos las dos. La verdad es que el pequeño Isco y Natt habían congeniado muy bien y se divertían mucho juntos.

 

Al llegar y dejar los abrigos en la entrada Natt fue corriendo en busca de Isco y yo pase al salón donde ya estaban todos.

 

      -       Siempre la última no sé como lo haces – se queja mi primo Dani.

     -       Si tuvieras a Natt y vivieras en la otra punta entonces hablaríamos – le contesto mientras le saco la lengua y él se ríe.

 

Saludo a todos con dos besos y un abrazo, se han convertido en mi nueva familia, en mi familia de Madrid. Y llego el turno de Marco. Me miraba serio, expectante, como siempre que me ve. Esperando una reacción por mí parte.

 

Me acerco a él dispuesta a darle dos besos, como persona educada, ya que un abrazo aún no estoy lista. Antes de llegar, saca la mano que tiene tras la espalda y me tiende una rosa roja. Mi cara se vuelve roja de la vergüenza, una sonrisa aparece y mi corazón se estruja un poquito más.




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