Capítulo VI

Capítulo VI:

Donde es hora de enfrentar las sombras:

-Entonces- repitió Lucas, tratando de asimilar el discurso de media hora de Daniela- Nicolas y sus hermanos son cazadores de vampiros—

-Exacto, al igual que a su padre- interrumpió la rubia-. Lo interesante es que en un principio pareciera que es un negocio familiar, algo que han hecho por incontables generaciones, pero...

-Después resulta que todo comenzó con el padre.-adivinó, completando su pausa dramática. La sonrisa de Daniela le dio a entender que había tenido razón- Y Rosa, ella es la villana de la historia. La que mata a Guillaume y a Claire, y convierte a Nicolas y a Tristan en vampiros.

-No a Tristan. Bruno lo salvó convirtiéndolo en vampiro, luego de que Stefan intentara asesinarlo por órdenes de Rosa.

-Claro, eso definitivamente es un punto a su favor- dijo, en obvio sarcasmo.

-Irónicamente, es también gracias a ella que Sara y Nicolas se conocen. Rosa lo hace ver como si estuviera bajo el control de todo, como si todo hubiera ocurrido de acuerdo a sus planes, pero...

-Está Seth. Quien convirtió en vampiros a las gemelas.

-Sí. No aparece directamente, apartando las dos veces que diferentes vampiros lo ven fugazmente, y no se explica si es del todo un vampiro o... Alguna otra cosa, pero ÉL es quien controla todo, no Rosa.

-No aquí también- Lucas, acostumbrado ya a que llegaran sin hacer ruido, no se sorprendió en absoluto de verlos en el marco de la puerta.

Daniela, por el contrario, parecía al borde de un ataque.

-¡S...! ¡S-S-Son...! -tartamudeó, atragantándose con las palabras.

-Daniela, sé que está de más, pero ellos son Nicolas y Sara, unos amigos- los miró ahora a ellos-. Ella es Daniela Ollivieri.

Rezó porque entendieran lo que implicaba, por no tener que decir la frase completa, porque recordaran los nombres de sus amigos...

Por suerte, era así. La comprensión se asomó en el rostro de los dos. Nicolas asintió con la cabeza, y Sara sonrió a la rubia, que aun la miraba como si fuera la cosa más fascinante del mundo.

-¡No puedo creer que estén aquí! Hace unos minutos estaban en la tele.

-Fue hace como media hora, Dannie- contradijo Lucas- y el hospital no está tan lejos de la librería.

La muchacha lo ignoró.

-¡Son exactamente cómo los imaginé!

-Espero que eso sea un cumplido- comentó Nicolas, sonriendo a medias.

-¡Hasta tiene acento francés!

-Los vas a asustar...

-¡Tonterías! Los vampiros no se asustan- protestó.

Lucas se removió, incómodo, Nicolas parpadeó, confundido, y Sara rió.

-Tiene razón- miró a su alrededor, sus ojos deteniéndose en la bolsa de gomitas vacía sobre la mesa- Imagino que tienes hambre, Daniela. ¿Me acompañas a buscar algo de comer abajo?

Daniela pareció confundida al principio, pero captó la indirecta momentos después, asintiendo con la cabeza y poniéndose en pie. Miró a Lucas un momento, vacilante, pero el muchacho asintió, sonriendo, y le indicó con la cabeza que se marchara.

-Volveremos en un momento –dijo Sara con tranquilidad, y antes de salir, cuando Daniela ya no podía verla, miró a Nicolas, transmitiéndole algún mensaje con la mirada al que él asintió. Fugazmente, le pasó por la cabeza la idea de que pudieran tener conversaciones sin necesidad de hablar en voz alta.

Pero eso era una locura.

...

-¿No sabe lo que pasó?- preguntó Nicolas, una vez se hubieron marchado. Al igual que la otra vez, optó por permanecer en uno de los extremos de la estrecha habitación.

-Sí, pero finge no saberlo- respondió Lucas- Tengo que hablar con ella, pero llevo todo el día posponiéndolo.

-No es un tema fácil de traer a colación- concedió el vampiro, que tenía más experiencia en esa situación de la que admitiría.

-Sí, pero si no lo hago será peor.

También tenía experiencia con eso.

-Los adora- comentó Lucas-. A sus personajes, al menos.

Nicolas rió con ironía.

-Lo noté.

-Espero que no les incomode...