Mil Estrellas Por Ti

Capitulo 7

Irme del departamento debería ser una de las cosas, en la que debería estar pensado, pero no podía dejar de darle vueltas, sobre el asunto de Carla.

Ella que me ha visto sufrir, me ha consolado, me ha visto en mis momentos más felices y de desespero, me quiere traicionar, o tal vez, lo haya hecho y yo ni cuenta me ha dado.

No quiero seguir pensando en esto, pero no puedo seguir evitándolo, me invadieron recuerdos, como cuando hablaba de forma acaramelada del padre de Stefano, o de tantas veces que decía que Stefano, era su cariñito, de ella y nadie más, me parecían cosas insignificantes, a las cuales no debería prestarle atención, pero ahora, ahora era muy distinto.

Y me encontraba en punto, con dos caminos: hacer como si nada hubiese pasado, hacer borrón y cuenta nueva, o enfrentarla, y así destapar su verdadero yo, porque de algo sí estamos seguros, es que ella no es quien realmente dice ser, me siento agobiada, preocupada, y desorientada, yo nunca he sido una persona con muchos amigos, y pensar en socializar, me automáticamente flojera, por lo que Carla era la única persona cercana a mí, pero por lo visto, eso sentía que cambiar, eso y muchas otras cosas, ahora tenía que estar alerta, no decir cosas que pudiesen ser usadas en contra, tenía que andar con pies de plomo cuando estuviese cerca de ella, y el simple hecho de pensarlo, me daba nauseas, y unas terribles ganas de llorar, y eso que nunca lloraba.

He perdido a mi amiga, no me quiero llenar de esperanzas huecas, pero ¿mi propia mejor amiga?, ¿mi mejor amiga, traicionándome de forma descarada frente a mí?, no podía olvidarlo, no tan fácil como hubiese querido.

Eran las 4 de la tarde, y no quería ni salir a la cocina, para buscar que comer, aunque me estuviese muriendo de hambre, estaba pendiente del sonido de la puerta de Carla, para saber sí saldría del departamento, pero hasta hora nada, esto me hace recordarme a una película “viviendo con el enemigo”, o ¿era durmiendo con el enemigo?, ni idea, pero la cosa era que tenía al enemigo justamente en mis narices, y tenía que encontrar la forma de sacarlo, o en su defecto, evitarlo, hasta saber qué hacer.

Me decante por salir, pero mi cabeza me advirtió: Seguro que cuando estés en la cocina, saldrá, así de mierda es el destino.

Pero, ¿tendrá razón?, ¿el destino estará en mi contra?, negué con mi cabeza lentamente, ¿qué peor que saber que tu mejor amiga te ha engañado por tanto años, y que, además; te quiere quitar tu partido a amigo/novio?, no creo que nada más pudiese pasarme.

Salí arriesgándome a todo y por todo, y fui hasta la cocina, me estaba preparando un sándwich lo más rápido posible, hasta que oí la puerta del frente abrirse, y a parecer Carla.

Me cago en toda…

—Holaaaaaaaa —gritó de forma alegre— salí mientras dormía, sé que ayer no pudiste dormir bien, así que decidí no levantarte.

¿Entro a mi habitación?, ¿Por qué me sonaba a qué me estaba vigilando?, ¿o era la paranoia hablando por mí?, la desconfianza estaba estrellándose contra todo por lo visto.

—Sí, me encontraba muy cansada, gracias por no despertarme —dije mientras terminaba de hacer mi sándwich, para irme, irme lo más rápido, no tenía ganas de ir a mi departamento hoy, por lo que esperaría mañana, en la mañana a irme.

Mientras estaba caminando hacía mi cuarto, Carla me detuvo diciendo:

—¿Estás enojada conmigo?, no fue mi intención que te sintieras incomoda.

Más que enojada, estoy dolida, traicionera, tenía ganas de gritarle, pero me serene bastante para decirle:

—No, Carla, tu eres mi mejor amiga, sé que nunca harías nada para lastimarme —estoy segura que venderías mi alma al diablo, con tal de que no saliera con Stefano, pensé.

—Uff, me siento más tranquila, pensé que estabas enojada— dijo mientras se arrojaba al sofá —¿oye, no te molestaría que venga mi novio?

Casi me atraganto con mi sándwich, ¿novio?, dijo ¿novio?

—¿Ya tienes novio nuevo? — exclamé un poco estupefacta.

—No —y suspiró— Adrián, me perdono, él y yo lo queremos intentar de nuevo.

Me cago en la...

—¿Y te perdono? — pregunté con la boca abierta, hasta donde los hombres no perdonan ninguna infidelidad, y más Adrián que se desvivía por mi amiga, le pego muy, pero muy fuerte, tanto así que vino arrogarme que hablará con Carla para que vuelva con él, y cuando él me dijo eso pensé: ninguna mujer vale la pena, ni Carla, aunque fuese mi amiga.

Volviendo al presente, después de mis cavilaciones:

—Yo lo amo —mentirosa grité en fuero interior— y sé que hice mal, al engañarlo con su mejor amigo.

¿Con su mejor amigo?, ¡Ay, por Dios!, que alguien me agarré, Carla nunca me contó quién era el chico con él que lo engaño, pero nunca pensé que fuese su mejor amigo, Steve.

Me le quedé mirando sin parpadear.

—Lo sé, lo sé —y levanto sus manos, en señal de defensa— pero no volverá a pasar, te lo juro.

—Al que se lo tienes que jurar a Adrián, no a mí— murmuré enojada.

—Anastasia, lo lamento —agregó, después de escuchar mi tono— yo…



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En el texto hay: romance risa amistad amor

Editado: 23.12.2023

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