Mil Estrellas Por Ti

Stefano

—Amigo, debes solucionar ese problema, ya —dijo mi mejor amigo Rick, mientras tomaba una cerveza.

Carla me había estado molestando, por no decir, acosando para que accediera hablar con ella, pero yo no quería nada con ella, realmente nunca quise nada con ella, suspiré, ¿cómo pude joder mi vida al supuestamente embarazar a una mujer sin escrúpulos, y que además no sentía nada por mí, ni yo por ella?

Desde que ví a Anastasia, no pude dejar de mirarla, recuerdo el momento exacto en que sentí ese flechazo, que entendí, como amor a primera vista.

Ella se veía tan hermosa con cabello con bucles, su traje de empresaria seria, y con es boca tan bella, y esa cara…esa cara estaba tallada por los mismísimos ángeles.

Hace dos años exactos, ella se habia introducido en mi corazón y no había podido sacarla de mí, entonces, la pregunta del millón ¿Cómo es que termine acostándome con Carla?

Por Imbécil, quería llamar su atención, pero ella no se percataba de mí, le habla a Carla para que me la presentará, pero ella me decía, que tenía novia, y que era un mal partido para mí, porque tenía amantes.

No debí creerle, nunca debí creerle, ¡Dios!, fui tan estúpido desde el principio.

—Tierra, llamando a Stefano, tierra llamando a Stefano.

Me aclaré la garganta: —Sí, si ¿qué me decías?

—Que tienes que hablar con Carla, has postergado mucho este momento.

—Lo sé, lo sé.

—No, sí lo supieses, no estuvieras en esté aprieto, y hasta podrías haber presentado a Anastasia con tú próxima esposa.

—Cállate.

—No, no me callo. Para ser rico, eres muy imbécil —me dijo, mientras terminaba su cerveza —te ayudaré aquietarte ese estorbo con cara de demonio.

De pronto, mi teléfono estaba sonando, no tenía ni mirar la pantalla para saber quién estaba llamándome «Carla».

Deslice el pulgar, y acepte la llamada:

—Hola, bombón, te llamó para saber si quieres…—antes de que siguiera hablando con esa voz chillona que tanto detesto, le dije:

—No me vuelvas a llamar, no quiero saber de ti, ¿acaso no entiendes?, Amo a Anastasia, quiero que sea mi novia, y futura madre de mis hijos —murmuré en un sonido bastante bajo para que los del bar no oyeran esta conversación, pero lo suficientemente amenazante para que me entendiera.

—Pero, amorcito —Dios, me quite el teléfono de la oreja, para cortar la llamada, y bloquear su número.

Había cambiado de número a lo largo de estos dos años, como 10 veces, y la loca siempre conseguía una forma de contactarme.

—Deberíamos ir a la policía a denunciarla por acoso —dijo Rick.

Recogí mis cosas, saqué un billete para pagar la cuenta, y me levanté para irme.

—¿A dónde vas? —dijo mi amigo apurándose para colocarse su cazadora negra.

—A la policía, necesito cerrar este capítulo de mi historia, ¡ya! —exclamé.

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Gracias a Dios, que había guardado todos los mensajes, audios y videos que me había enviado Carla a lo largo de los años, amenazándome, para que nunca la dejará.

—Con estas pruebas es suficiente, levantaremos el acta ahora mismo —me dijo le policía.

—¿Cuándo estará lista? —pregunté.

—En unos momentos, por favor espere un momento.

—Gracias —dije mientras me dirigía a las sillas para poder sentarme.

—Uf, que bueno que te animaste a hacer algo —dijo Rick, mientras se sentaba a mi lado.

—Sí, era algo que tenía que hacer.

—¿Sabes lo que he estado pensando? —dijo Rick mientras estaba con su télefono.

—¿Qué? —respondí de inmendiato. ¿Por qué me sonaba que me dería su sabiduría?

—Qué tienes que hablar con Anastasia, y advertirle de la loca, que tiene por a mí amiga —y antes de que dijera algo, añadió: —y contarle sobre tu historia con Carla.

Ese terrible pasado que he querido olvidar, antes de viajar por el mundo y convertirme en fotógrafo, estuve con Carla, solo fue una vez, pero lo suficiente como para supuestamente embarazada, ella decía que era mío, pero sé que no era así, lo sentía muy dentro de mí, que ese hijo era de su amigo con derechos, Steve.

—Está molesta conmigo, porque la deje plantada —dije con poco ánimo.

—Amigo, arréglalo —dijo Rick, mientras me daba una palmada en el hombro.

—¿Sabes, qué mi mamá…?  —comienzo diciendo, pero sin terminar de terminarlo, ya que, él me interrumpe diciendo:

—Hermano, ya tienes 25 años, ¿cuándo tomarás las riendas de tu vida?, siempre haces lo que tú mama quieres —hace una pausa —pero, ahora que lo pienso, cuando viajaste durante estos dos años, no te importo su opinión, ¿por qué ahora sí? —se me quedo mirando, esperando una respuesta —¡respóndeme! —exclamó

Y dije, lo que sentía:

—Le tengo miedo. No era lo misma cuando planifique mi viaje, ella aceptó que fuera y que me quedará el tiempo necesario, para cuando volviera mi padre me enseñará todo sobre la compañía, para reemplazarlo —murmuro agobiando, ¡Wao!, necesito ponerme mis pantalones y sacar a mi mamá, de mi vida.



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En el texto hay: romance risa amistad amor

Editado: 23.12.2023

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