Mil Estrellas Por Ti

Capítulo 18

Lo único que me importaba en estos momentos éramos él y yo.

Obviamente nos fuimos pintando de colores de allí, gracias a dios que nadie nos vio. Quería saber que había pasado, cómo Stefano había logrado escapar, pero no quería ser imbécil por preguntarle algo así, justamente cuando acababa de escapar, se veía un poco afectado y muy serio, lo que era una actitud muy poco vista en él, pero de igual forma me tenía preocupada.

Habíamos ido a su apartamento, el cuál era un palacio comparado con mi casa, sentía que todas esas pequeñas bombas estaban explotando, y haciendo salir verdades a luz. Estaba seguro que Stefano no me había dicho nada, no por la conmoción ni por el estrés del secuestro, sino que me estaba ocultando algo. Lo

había visto en sus ojos, en ojos que me hipnotizaban siempre que había hecho algo no le había gustado hacer, pero que era necesario. Quería hablar, quería exigirle respuestas, pero sabía que está no era la manera, y sobretodo necesitaba

tranquilizarme, me encontraba nerviosa por el descubrimiento y por el secuestró, pensé que perdería a Stefano, y tenerlo aquí conmigo era lo mejor que me podía pasar en la vida. Stefano fue a bañarse para serenarse, pero el semblante de preocupación permanecía. En eso mi teléfono suena, y veo que es mi dichosa madre, bufó, no quiero hablar con ella, pero tenía intriga de porque me llama, ¿acaso se había acordado que tenía una hija? 

—¿Aló? —respondí seca

—Hija, ¿Cómo estás? Hace tiempo que no me llamas, ni que se nada de ti.

—¿Enserio? ¿Haremos esto otra vez? Esmeralda dime lo que me tengas que decir, sé que no solo llamaste para saber cómo me encuentro

—De tal madre tal hija, ¿no? —suspiro—me atrapaste, tengo algo que contarte de tu noviecito ese

—Se llama Stefano, y ¿Cómo es que sabes de él? ¿acaso me estás espiando? 

No puede evitar asomarme a la ventana, por lo visto, ya no podía confiar en nadie, a excepción de Stefano

—Hija, el punto es que me he enterado que su madre “la psicótica”, la había retenido a la fuerza en su casa

—Ajá —dije sin saber que pensar

—La zorra de Carla, se casará con Stefano. La madre de esa perra me llamo, para

echarme en cara su tan anhelada victoria

—¿Qué? —mi madre siempre era tan directa, pero esto era demasiado.

 —¿Acaso te estás burlando de mí? ¿Acaso quieres...

—Hija, ¿te he mentido alguna vez? 

Nunca me ha mentido.

Trague grueso, no puede ser, ¿Stefano y Carla? ¿Eso era lo que no podía contarme? 

—Yo...

—Ven a casa hija, hablemos, tu padre no está Lo único que quería era llorar 

—Mamá —dije con lágrimas en los ojos.

A pesar de todo y la distancia, mi madre no fue tan mierda conmigo, solo que a veces se comportaba con mi padre: de forma controladora, y yo solo quería hacer mi vida a parte, aprender mis errores y conocer al mundo tal y como es.

—Está bien, madre iré para allá —todo esto lo dije entrecortadamente, pero era mi

madre y ella entendería lo que quería decir.

¿Debería dejarle una nota a Stefano? ¿Pero qué le diría? ¿Gracias por romper mi

corazón? Sabía que tenía que hablar con Stefano esto, pero sabía que, si habla con él, sería peor, iba a salir mi fiera interior, y prefería irme. Estaba llegando la puerta, hasta que su voz me llegó

—Anastasia, ¿A dónde vas? 

Abrí la puerta y me fui, estaba llorando como una magdalena Iría donde mi madre y todo estará bien, aunque sé que no es así.

No estoy lista para afrontar si lo que dice mi madre es verdad, y no sé si eso me hace débil, baje las escaleras rápidamente mientras oía pasos detrás de mí, de un momento a otro, me encontraba frente a Stefano. Estaba con el torso desnudo y una toalla amarrada a la cadera, no puede evitar carraspear

—¿A dónde vas? —dijo mientras me coloca sus dos manos en mi cara, y por ende, coloque mis manos en sus brazos, y que decir muy musculosos.

Anastasia, concéntrate.

—Hablemos.

 —Stefano, yo...

No escuché una réplica más, sino el contacto de sus labios en los míos, amarré sus brazos a su cuello, y no puede evitar gemir, este beso está llevando las cosas a otro nivel, y no me sorprendió entender que quería estar con Stefano, hacer el amor con él. Nos estamos moviendo, me percate cuando Stefano dejo mis labios y me besaba las mejillas, el cuello, me encontraba a horcajadas de él y no me molestaba.

Tenía que arreglar las cosas con él, antes de hacer esto, pero necesitaba sentirlo cerca de mí, pare sus besos y nos miramos las caras, el deseo estaba latente en sus ojos, había mucha pasión, anhelo y cariño. 

—Si quieres parar dímelo, y lo haré. 

Estaba jadeando como loco, mire sus labios y sus ojos, y lo bese, no importaba nada más que nosotros, sabía que necesitábamos resolver las cosas, pero el deseo y la pasión nos dominaban. Y solo podía pensar que este día sería el más maravilloso de mi vida.

 

 



#15162 en Novela romántica
#9102 en Otros
#2779 en Relatos cortos

En el texto hay: romance risa amistad amor

Editado: 23.12.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.